Que en el Congreso del Estado hayan dado paso a la solicitud del diputado panista Oswaldo Jiménez que pidió iniciar el proceso de revocación de la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, no significa que la petición vaya a progresar y quienes pensaron que sí o que serviría para darle un escalofrío a la alcaldesa, pues se equivocaron.
Al revivir tal andanada también comenzaron las especulaciones. En los imaginarios colectivos de algunos grillos, ya vaticinaron la separación del cargo de Rivera Vivanco y sostienen que pronto pasará a la guillotina; sin embargo esas ocurrencias están muy lejanas pese a los desatinos de la actual administración municipal capitalina.
Quienes festinaron el avance de la solicitud de revocación de mandato de la alcaldesa, primero deberían saber que el pleno del Poder Legislativo le dio luz verde porque sencillamente por ley, una iniciativa de cualquier diputado y cualquier tema, no puede ser detenida y debe progresar por los cauces indicados; no hacerlo sería violatorio a la norma. Al seguir su paso natural la petición del panista, esta llegará a comisiones y lo más seguro es que hasta ahí topará para luego pasar a la congeladora legislativa.
Así que aquellas y aquellos que ya preparaban el mole para celebrar una supuesta destitución, lo más seguro es que quedarán con las ganas y se les va acedar la moliza. La presidenta continuará en su cargo, pero eso sí; deberá ser más aguda, más eficaz y más eficiente porque si sus secretarios no funcionan en 2 meses, pues lo despide y listo; la bronca será para ella ya que es quien recibirá los reclamos y rechiflas del respetable.
Alcaldes morenistas
¿piedras en el zapato?
Hablando de alcaldes, de agudeza, eficacia y eficiencia; pues justamente los presidentes municipales emanados de Morena, particularmente aquellos de la zona metropolitana a quienes se le ha achacado los malos números del pasado de 2 junio, deberían concentrarse en esos conceptos porque a partir de ahora tienen dos opciones: trabajar al 200% para ser punta de lanza o convertirse en piedra en el zapato de su partido y hasta del próximo gobierno estatal.
El gobernador electo Luis Miguel Barbosa se reunió con 34 de los 48 ediles considerados progresistas y en el acercamiento les garantizó que gestionará recursos necesarios para que puedan cumplir con sus promesas ante los ciudadanos, ah pero eso sí, les pidió impulsar gobiernos con identidad y apegados a los principios y valores de Morena. Así de sencillo.
Las cuentas que van a entregar los ediles morenistas a su jefe político que será el próximo gobernador no son las mejores y la percepción ciudadana es el mejor indicador de ello. Seguramente los alcaldes ya tienen carpetas y presentaciones para justificar su labor de los primeros 10 meses de su gestión, sin embargo al final el resultado es el mismo: les hace falta más punch, más trabajo y mejores resultados.
En sus argumentos saldrá a relucir que les ha faltado el apoyo estatal, seguro dirán que al gobierno federal le ha costado trabajo la organización y habrá otros pretextos. El gobernador electo en su oportunidad seguramente les ayudará, les apoyará, pero sin duda valorará más a quien sí muestre un cambio, un esfuerzo, un compromiso mayor porque solo así habrá más razones para seguirles apoyando, de lo contrario solo sería una piedra a cuestas para nueva gestión estatal.
En suma los morenistas y sobre todo aquellos que creen tener futuro político al terminar sus encargos como presidentes municipales es tiempo de que se bajen de su nube y consideren que es momento de aplicarse o simplemente habrán tenido su debut y despedida.
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