Un grupo de especialistas detectó por segunda ocasión un rayo cósmico que está formado por partículas subatómicas procedentes del espacio exterior, que tiene energía elevada debido a su gran velocidad. Se indicó que esto se convierte en la segunda partícula de mayor potencia registrada en la Tierra.
El nombre que le pusieron fue el de Amaterasu, esto en honor a la diosa del sol en la mitología japonesa. Por el momento los expertos continúan realizando distintas investigaciones para tener más datos, pues uno de los aspectos que más ha llamado su atención es que no han podido descubrir su origen.
La inexistencia de este dato captó la atención de los científicos que participaron en este proyecto, principalmente por las propiedades que caracterizan a estos cuerpos. A través de un estudio publicado recientemente se mencionó que seguirán con las averiguaciones para tener un panorama completo.
Lo que se sabe de este rayo cósmico
El Amaterasu transportaba más de 240 exaelectrones voltios de energía. Por ahora se desconoce su origen, pero todo podría apuntar hacia un vacío en la estructura a gran escala del universo, un sitio en el que residen muy pocas galaxias.
Esto fue señalado en la investigación que se publicó en la revista especializada Science.org. John Matthews, especialista de la Universidad de Utah, señaló que estaba sorprendido por la falta de una fuente identificable para estas partículas, esto se debe a que su alta energía las hace inmunes a los campos magnéticos.
Esto en comparación al rayo cósmico que fue encontrado en el año 1991, al que los expertos decidieron nombrar como ‘Oh-My-God’, el cual cargaba con 320 exaelectrones, así fue como lo señaló Matthews de la Universidad de Utah.
“Pero en el caso de la partícula Oh-Dios mío y esta nueva partícula, se rastrea su trayectoria hasta su fuente y no hay nada con suficiente energía para haberla producido. Ese es el misterio de esto: ¿qué diablos está pasando?”, sostuvo.
¿Cómo lo encontraron?
En el análisis se detalló que para su localización usaron el Telescopio Array, que estaba equipado con detectores. Este instrumento se colocó dentro del desierto de Utah, al interior de Estados Unidos.
Luego de un tiempo, específicamente el 27 de mayo de 2021, el aparato captó una señal. Tras recibir estos datos los investigadores realizaron una serie de cálculos y verificaciones, de este modo se concluyó que se había identificado una partícula en la escala de energía de la partícula ‘Oh-My-God’.
Al principio se pensó que era una equivocación, pues Toshihiro Fujii, líder de la investigación de la Universidad Metropolitana de Osaka, en Japón, creyó había un error en las lecturas, hasta que luego de hacer los estudios correspondientes descubrió que no.
“En el futuro, nos comprometemos a seguir operando el experimento Telescope Array, mientras nos embarcamos, a través de nuestro actual experimento mejorado con sensibilidades cuádruples, apodado TAx4, y de observatorios de próxima generación, en una investigación más detallada de la fuente de esta partícula extremadamente energética”, concluyó Fujii.