/ martes 11 de febrero de 2020

Abatir al demonio

Es evidente que existe un esfuerzo global, que incluye a las autoridades mexicanas, por minimizar la detección de casos de neumonía atípica en Whuan, provincia china de Hubei, que desencadenó en la presencia de un nuevo coronavirus, el cual ha sido denominado transitoriamente como “2019-nCoV”.

Las razones son comprensibles: se trata de no generar una alarma generalizada. De ahí los comunicados de la Organización Mundial de la Salud en los que exhorta a mantener la calma y se reclama solidaridad, porque además de las implicaciones en el área de salud, la pandemia ha provocado también xenofobia y cierre comercial de fronteras.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha llamado también a evitar toda estigmatización en torno a la epidemia y tener una perspectiva que tenga en cuenta los derechos humanos.

Según las autoridades sanitarias chinas, el nuevo coronavirus, que apareció en diciembre pasado, ya ha infectado a más de 40 mil personas y matado a poco más de 900 pacientes, la gran mayoría en la China continental.

La epidemia continúa propagándose en el mundo, con más de 320 casos de contaminación confirmados en una treintena de países, lo que obliga ciertamente a una extraordinaria cooperación y solidaridad internacional.

El virus ya ha provocado estragos a la economía de China, y por lo pronto, muchos países endurecen las medidas contra las personas procedentes de ese país y aconsejan no visitarlo, por lo que la mayoría de las aerolíneas internacionales han dejado de volar.

Ante los riesgos que podrían generarse, el Gran Premio de China de la Fórmula 1 y todos los eventos deportivos en general fueron suspendidos. La carrera estaba programada para disputarse el próximo 19 de abril. Un día antes, el presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos Tokio 2020, que deberán iniciar en julio próximo, mostró su intranquilidad y confió que las infecciones acaben lo antes posible.

El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus tiene una visión menos optimista. Si bien dice que hay señales de que la epidemia se está estabilizando, advierte que puede haber más casos en el extranjero de personas que nunca han viajado a China. “Es posible que solo estemos viendo la punta del iceberg", dijo este fin de semana.

Pero además, acepta que “el mundo enfrenta una escasez crónica de equipos de protección personal”, como máscaras, guantes, respiradores y batas para combatir el contagio de coronavirus, además que estimó que mundialmente se necesitan 675 millones de dólares durante los próximos tres meses para invertir en tareas de prevención

En Londres, el gobierno británico calificó este lunes el nuevo coronavirus de "amenaza grave e inminente para la salud pública", y anunció medidas para proteger a la población, en tanto que la Unión Europea anunció una reunión de los ministros de Salud, con la presencia de un representante de la OMS, para tomar las medidas pertinentes.

La pregunta obligada: ¿Y en México…?

Sería iluso pensar que el virus no nos invadirá algún día. El investigador de la UNAM Samuel Ponce de León, quien coordina el Programa Universitario de Investigación en Salud, asume que en cuestión de semanas la infección va a llegar a México. Exactamente cuándo no sabemos, pero pronto vamos a tener la transmisión aquí”, ha dicho.

Lo cierto es que el actual parecería el peor momento para una invasión de este virus tan letal. Es bien sabida la crisis actual del sistema de salud por el severo desabasto de medicamentos e insumos básicos y, por si fuera poco, en plena alerta mundial, se anuncia un fuerte recorte presupuestal a la Dirección General de Epidemiología, dependiente de la Secretaría de Salud federal, instancia encargada, precisamente, de la vigilancia y aplicación de medidas preventivas frente a brotes infecciosos.

En todo este contexto, el Presidente chino Xi Jinping declaró que “la epidemia del coronavirus es un demonio y no podemos permitir que se esconda…tenemos confianza que con el gran apoyo de la comunidad internacional, China ganará esta batalla con la epidemia”.

Eso es lo que esperamos todos, especialmente en nuestro país.

Es evidente que existe un esfuerzo global, que incluye a las autoridades mexicanas, por minimizar la detección de casos de neumonía atípica en Whuan, provincia china de Hubei, que desencadenó en la presencia de un nuevo coronavirus, el cual ha sido denominado transitoriamente como “2019-nCoV”.

Las razones son comprensibles: se trata de no generar una alarma generalizada. De ahí los comunicados de la Organización Mundial de la Salud en los que exhorta a mantener la calma y se reclama solidaridad, porque además de las implicaciones en el área de salud, la pandemia ha provocado también xenofobia y cierre comercial de fronteras.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha llamado también a evitar toda estigmatización en torno a la epidemia y tener una perspectiva que tenga en cuenta los derechos humanos.

Según las autoridades sanitarias chinas, el nuevo coronavirus, que apareció en diciembre pasado, ya ha infectado a más de 40 mil personas y matado a poco más de 900 pacientes, la gran mayoría en la China continental.

La epidemia continúa propagándose en el mundo, con más de 320 casos de contaminación confirmados en una treintena de países, lo que obliga ciertamente a una extraordinaria cooperación y solidaridad internacional.

El virus ya ha provocado estragos a la economía de China, y por lo pronto, muchos países endurecen las medidas contra las personas procedentes de ese país y aconsejan no visitarlo, por lo que la mayoría de las aerolíneas internacionales han dejado de volar.

Ante los riesgos que podrían generarse, el Gran Premio de China de la Fórmula 1 y todos los eventos deportivos en general fueron suspendidos. La carrera estaba programada para disputarse el próximo 19 de abril. Un día antes, el presidente del comité organizador de los Juegos Olímpicos Tokio 2020, que deberán iniciar en julio próximo, mostró su intranquilidad y confió que las infecciones acaben lo antes posible.

El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus tiene una visión menos optimista. Si bien dice que hay señales de que la epidemia se está estabilizando, advierte que puede haber más casos en el extranjero de personas que nunca han viajado a China. “Es posible que solo estemos viendo la punta del iceberg", dijo este fin de semana.

Pero además, acepta que “el mundo enfrenta una escasez crónica de equipos de protección personal”, como máscaras, guantes, respiradores y batas para combatir el contagio de coronavirus, además que estimó que mundialmente se necesitan 675 millones de dólares durante los próximos tres meses para invertir en tareas de prevención

En Londres, el gobierno británico calificó este lunes el nuevo coronavirus de "amenaza grave e inminente para la salud pública", y anunció medidas para proteger a la población, en tanto que la Unión Europea anunció una reunión de los ministros de Salud, con la presencia de un representante de la OMS, para tomar las medidas pertinentes.

La pregunta obligada: ¿Y en México…?

Sería iluso pensar que el virus no nos invadirá algún día. El investigador de la UNAM Samuel Ponce de León, quien coordina el Programa Universitario de Investigación en Salud, asume que en cuestión de semanas la infección va a llegar a México. Exactamente cuándo no sabemos, pero pronto vamos a tener la transmisión aquí”, ha dicho.

Lo cierto es que el actual parecería el peor momento para una invasión de este virus tan letal. Es bien sabida la crisis actual del sistema de salud por el severo desabasto de medicamentos e insumos básicos y, por si fuera poco, en plena alerta mundial, se anuncia un fuerte recorte presupuestal a la Dirección General de Epidemiología, dependiente de la Secretaría de Salud federal, instancia encargada, precisamente, de la vigilancia y aplicación de medidas preventivas frente a brotes infecciosos.

En todo este contexto, el Presidente chino Xi Jinping declaró que “la epidemia del coronavirus es un demonio y no podemos permitir que se esconda…tenemos confianza que con el gran apoyo de la comunidad internacional, China ganará esta batalla con la epidemia”.

Eso es lo que esperamos todos, especialmente en nuestro país.