/ lunes 29 de noviembre de 2021

Bitácora | Mal y de malas en Coparmex

Lo que pudo ser el principio de la sanación de la ríspida correlación entre el Gobierno de Puebla y la Coparmex, simplemente se desaprovechó y todo terminó un entripado que a nadie ayuda. La ceremonia de toma de protesta del nuevo presidente del gremio patronal, Rubén Furlong Martínez, solo sirvió para acentuar diferencias ideológicas y reabrir las heridas que existen entre el gobierno poblano y los hombres de negocios.

Mal momento y mal lugar escogieron algunos de los agremiados de Coparmex para hacer reclamos al gobernador Miguel Barbosa, quien a su estilo áspero y determinante, no se quedó de brazos cruzados y de inmediato respondió a los gritones, que en medio de la multitud, intentaron guardar su anonimato. Al final tales conductas mandaron mal mensaje al respetable.

El detonante del vergonzoso acto fue el caso de la UDLAP. Este particular y sus diversas lecturas ha sido tema en el debate público con enfoques distintos y respetables, pero pese a las diferencias por el tema, la ceremonia no era el momento, ni tampoco el lugar para debatirlo.

Los empresarios bulliciosos olvidaron la etiqueta y bajaron el nivel del evento. Si bien ya se había logrado mucho con el hecho que el mandatario poblano depusiera sus diferencias con el gremio luego de las notables tensiones con el presidente saliente Fernando Treviño; la llegada de un nuevo dirigente era el momento ideal para recomponer las cosas, pero por la metida de pata de unos, todo salió al revés.

Imagínese que usted hace una fiesta y en lugar de tratar a sus acompañantes e invitados con todas las atenciones y respeto, hace todo lo contrario: los maltrata, los ofende y hasta los corre. Bueno pues eso no lo hace ni el más bruto de los groseros, pero aquí mire lo qué pasó y la respuesta que encontraron del titular del Poder Ejecutivo solo fue una simple y llana reacción natural.

El anfitrión que seguramente sabía de la relevancia de la asistencia del mandatario y de la oportunidad que ello representaba, seguramente estaba contento después de ver la asistencia de Miguel Barbosa. Todo iba bien, Rubén Furlong ya había manifestado su interés y disposición del trabajo en equipo con el gobierno. Tal conducta había desprendido los aplausos de los asistentes, pero en unos cuantos minutos después todo se vino abajo.

Hoy el flamante presidente Coparmex seguramente está arrepentido de haber invitado a los gritones, y lo más seguro es que tenga una pena ajena con la que tendrá que cargar un buen rato, sin embargo ya tendrá que echar mano de su habilidad y diplomacia para retomar el camino de la reconciliación.

Tras los penosos hechos, al día siguiente el gobernador Miguel Barbosa actuó a la altura y abrió la puerta al diálogo. Más allá de reclamar o responder a la agresión desde la comodidad y la amplia cobertura mediática de sus conferencias matutinas, la postura del mandatario fue darle vuelta a la página y mostrarse como un gobernante abierto, tolerante y maduro.

Por el bien de ambos actores, pero sobre todo de la sociedad poblana, es necesario que los dos trabajen juntos con diálogo y con armonía, pues cada uno es elemental en el funcionamiento social y ambos son dependientes uno del otro, les guste o no.


Comentarios, opiniones, críticas y todo lo demás lo recibo en ferabrajan@gmail.com y en Twitter @ferabrajan1 Facebook: Noticias con Fer Abraján



Lo que pudo ser el principio de la sanación de la ríspida correlación entre el Gobierno de Puebla y la Coparmex, simplemente se desaprovechó y todo terminó un entripado que a nadie ayuda. La ceremonia de toma de protesta del nuevo presidente del gremio patronal, Rubén Furlong Martínez, solo sirvió para acentuar diferencias ideológicas y reabrir las heridas que existen entre el gobierno poblano y los hombres de negocios.

Mal momento y mal lugar escogieron algunos de los agremiados de Coparmex para hacer reclamos al gobernador Miguel Barbosa, quien a su estilo áspero y determinante, no se quedó de brazos cruzados y de inmediato respondió a los gritones, que en medio de la multitud, intentaron guardar su anonimato. Al final tales conductas mandaron mal mensaje al respetable.

El detonante del vergonzoso acto fue el caso de la UDLAP. Este particular y sus diversas lecturas ha sido tema en el debate público con enfoques distintos y respetables, pero pese a las diferencias por el tema, la ceremonia no era el momento, ni tampoco el lugar para debatirlo.

Los empresarios bulliciosos olvidaron la etiqueta y bajaron el nivel del evento. Si bien ya se había logrado mucho con el hecho que el mandatario poblano depusiera sus diferencias con el gremio luego de las notables tensiones con el presidente saliente Fernando Treviño; la llegada de un nuevo dirigente era el momento ideal para recomponer las cosas, pero por la metida de pata de unos, todo salió al revés.

Imagínese que usted hace una fiesta y en lugar de tratar a sus acompañantes e invitados con todas las atenciones y respeto, hace todo lo contrario: los maltrata, los ofende y hasta los corre. Bueno pues eso no lo hace ni el más bruto de los groseros, pero aquí mire lo qué pasó y la respuesta que encontraron del titular del Poder Ejecutivo solo fue una simple y llana reacción natural.

El anfitrión que seguramente sabía de la relevancia de la asistencia del mandatario y de la oportunidad que ello representaba, seguramente estaba contento después de ver la asistencia de Miguel Barbosa. Todo iba bien, Rubén Furlong ya había manifestado su interés y disposición del trabajo en equipo con el gobierno. Tal conducta había desprendido los aplausos de los asistentes, pero en unos cuantos minutos después todo se vino abajo.

Hoy el flamante presidente Coparmex seguramente está arrepentido de haber invitado a los gritones, y lo más seguro es que tenga una pena ajena con la que tendrá que cargar un buen rato, sin embargo ya tendrá que echar mano de su habilidad y diplomacia para retomar el camino de la reconciliación.

Tras los penosos hechos, al día siguiente el gobernador Miguel Barbosa actuó a la altura y abrió la puerta al diálogo. Más allá de reclamar o responder a la agresión desde la comodidad y la amplia cobertura mediática de sus conferencias matutinas, la postura del mandatario fue darle vuelta a la página y mostrarse como un gobernante abierto, tolerante y maduro.

Por el bien de ambos actores, pero sobre todo de la sociedad poblana, es necesario que los dos trabajen juntos con diálogo y con armonía, pues cada uno es elemental en el funcionamiento social y ambos son dependientes uno del otro, les guste o no.


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