Todo volvió a la calma, pero nada debe ser igual.
Esta frase debe resumir lo ocurrido la semana pasada en la zona metropolitana de Puebla en términos de contaminación ambiental.
El gobierno del estado informó este domingo que los indicadores que miden la calidad del aire se regularizaron completamente durante el fin de semana, y que ninguna de las estaciones de monitoreo existentes reportó un incremento de contaminantes y los que se registraron no rebasaron la Norma Oficial Mexicana.
Esa es una buena noticia, que, sin embargo, no debe volvernos al estado del “no pasa nada” que había hasta antes del llamado de atención, una alerta que, en el Valle de México, donde se ubica la capital del país, llegó a la contingencia ambiental.
A partir de los problemas evidentes que se presentaron en Puebla a media semana, ciudadanos, especialistas y gobernantes hicieron énfasis en procurar la existencia de un mejor ecosistema, libre de contaminación.
Deseamos que ese espíritu de contribución al medio ambiente perdure y que no haya sido solo un grito al vacío derivado de un fenómeno que, por desgracia, no fue momentáneo.
Por eso es que, aunque ya no hay índices de alarma, debemos cambiar.
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Y justo en esa idea de atender los problemas de contaminación aun después de pasada la emergencia, la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, se entrevistará este lunes con funcionarios de la Secretaría del Medio Ambiente del gobierno de la República para adoptar medidas correctivas en la capital del estado.
Rivera Vivanco no estará presente este día en la sesión extraordinaria de Cabildo porque acudirá a la ciudad de México a participar en un par de reuniones.
La primera será la Convención Nacional de Industriales, que encabezará el presidente Andrés Manuel López Obrador, y la segunda, la del Medio Ambiente.
La alcaldesa pretende reunirse con funcionarios de esa dependencia con el propósito de considerar medidas adicionales para atender la problemática ambiental en la zona centro del país.
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A la ciudad de Puebla vuelve a irle mal en ocupación hotelera en los primeros meses del año.
La Secretaría de Turismo dio a conocer que los primeros cuatro meses de 2019 fueron menos favorecedores para el sector hotelero que los de 2018.
Mientras que de enero a abril del año en curso se registró una ocupación de 58.9 por ciento, en el pasado, en ese mismo periodo, se alcanzó una de 60.2 por ciento.
Pero ojo, el descenso no es exclusivo de 2019, pues la curva en bajada viene de 2018, cuando fue incluso más pronunciada.
En 2017 hubo una ocupación de 76.6 por ciento, lo que, comparado con 2018, representó un descenso de 7.4 puntos porcentuales.
Ni la Semana Santa sirvió a los hoteleros, que consideran la baja en ocupación a factores como la inseguridad, la situación política del estado y, de manera no menos importante, la falta de regulación del sistema Airbnb, una suerte de competencia desleal.
Una tarea más para los candidatos en campaña, pero, sobre todo, para el futuro gobernador, quien sea.
¿Cómo ayudar a los empresarios del reamo a conseguir una mejor ocupación después del boom de hoteles que se dio en la ciudad de Puebla y los municipios conurbados, principalmente durante la vigencia del morenovallismo?
