/ lunes 13 de marzo de 2023

La necesidad de una gran alianza opositora en el 2024

Para prever un posible escenario en la elección presidencial de 2024, hay que analizar cómo ha sido la evolución en votos que tuvo AMLO en sus tres intentos de llegar a la presidencia de la república. En la elección de 2006, en la elección más controversial de nuestra historia, Andrés Manuel López Obrador, como candidato del PRD-PT y Convergencia, obtuvo 14 millones 756 mil 350 votos, que representó el 35.3% de los sufragios; mientras que Felipe Calderón, el candidato del PAN, resultó ganador con 15 millones 284 votos, el 35.9% de la votación, sólo 0.6% por encima de AMLO; en tercer lugar, se ubicó Roberto Madrazo, candidato de la alianza PRI-PVEM, con 9 millones 301 mil 441 votos, , 22.3% de los votos de aquella elección presidencial.

En la elección presidencial del 2012, López Obrador como candidato del PRD-PT y Movimiento Ciudadano, logró 15 millones 848 mil 827 votos, un 31.6% de la votación. Mientras que Enrique Peña Nieto, candidato del PRI-PVEM, obtuvo la victoria con 19 millones 158 mil 827 votos, 38.2% de los sufragios, superando a AMLO por 6.4%. de las boletas contabilizadas. En tercer lugar, se ubicó Josefina Vázquez Mota con 12 millones 732 mil 630 votos que representó el 25.4% de los sufragios emitidos.

En la elección del 2018, AMLO como candidato de Morena-PT y Encuentro Social sumó 30 millones 113 mil 483 votos con un histórico 53.2% de los sufragios emitidos. En un lejano segundo lugar se ubicó Ricardo Anaya, candidato del PAN-PRD y Movimiento ciudadano, con 12 millones 610 mil 120 votos, que representó el 22.3% de las boletas contabilizadas. En un vergonzoso tercer lugar se ubicó José Antonio Meade, candidato del PRI-PVEM y Nueva Alianza con 9 millones 289 mil 853 votos, la votación más baja de un candidato del PRI en la historia reciente de las elecciones presidenciales de este país.

Entre 2012 y 2018 es necesario destacar que la fuerza que representa el hoy presidente de la república fue la que creció de manera atípica, sumó más de 14 millones de votos de los que logró en 2012, un crecimiento de 21.6 % en su participación relativa de votos. Mientras que el PRI, de manera paralela tuvo un descenso casi de la misma magnitud, perdió más de 10 millones de votos lo que representó una caída del 21.8% en la participación relativa de la votación.

Si tomamos en consideración el comportamiento de la votación obtenida por los candidatos y partidos en las últimas tres elecciones, contemplando los mínimos y máximos logrados por los contendientes, se puede inferir que una cuarta parte de los votantes en México son volátiles, votan por distintas alternativas partidistas dependiendo del contexto de la elección. Estos votantes son proclives a votar por el partido o candidato que represente el cambio, en 2006 lo representaron Calderón y AMLO, en 2012 Peña Nieto y AMLO, en 2018 lo capitalizó AMLO.

Este voto del cambio, volátil, se estima en alrededor de 13 millones, votantes que buscaron el cambio en 2018, y sufragaron por la opción morenista ante el descrédito de las otros candidatos y partidos. Estos electores son los que escribirán la historia electoral del 2024.

Además habrá que considerar un nuevo elemento, no porque no haya existido anteriormente, sino por su magnitud, y me refiero a la incidencia de los programas sociales que ha impulsado el gobierno de López Obrador, que según sus propias estimaciones beneficia a algún miembro de las familias en el 70% de las viviendas en el país. Nunca en la historia reciente del país habíamos tenido tal magnitud de penetración de los programas sociales, ni tampoco en apoyos monetarios directos. Beneficios que sin lugar a dudas beneficiará al representante de Morena en la elección presidencial de 2024.

Un escenario posible, siempre y cuando se mantengan los niveles de popularidad del presidente y de que Morena constituya una estructura electoral eficiente a nivel nacional, es que logre un 40% de la votación en la elección presidencial de 2024, lo que implicaría con ello retener la presidencia de la república, pero con un congreso con una mayoría simple, que le daría suficientes curules para la aprobación de leyes o presupuestos pero no para reformas constitucionales.

Este escenario, el más competitivo para Morena, plantea la necesidad para los partidos de oposición la construcción de una gran alianza opositora, un acuerdo entre las diversas fuerzas partidistas en una propuesta atractiva alternativa a la opción que representa Morena y sus aliados, una fuerza política electoral que tendrá que discutirse y abalarse en el 2023, donde todos los partidos opositores tendrían cabida. De no lograrse esa gran alianza opositora, el triunfo del candidato o candidata de Morena será casi un hecho.

Para prever un posible escenario en la elección presidencial de 2024, hay que analizar cómo ha sido la evolución en votos que tuvo AMLO en sus tres intentos de llegar a la presidencia de la república. En la elección de 2006, en la elección más controversial de nuestra historia, Andrés Manuel López Obrador, como candidato del PRD-PT y Convergencia, obtuvo 14 millones 756 mil 350 votos, que representó el 35.3% de los sufragios; mientras que Felipe Calderón, el candidato del PAN, resultó ganador con 15 millones 284 votos, el 35.9% de la votación, sólo 0.6% por encima de AMLO; en tercer lugar, se ubicó Roberto Madrazo, candidato de la alianza PRI-PVEM, con 9 millones 301 mil 441 votos, , 22.3% de los votos de aquella elección presidencial.

En la elección presidencial del 2012, López Obrador como candidato del PRD-PT y Movimiento Ciudadano, logró 15 millones 848 mil 827 votos, un 31.6% de la votación. Mientras que Enrique Peña Nieto, candidato del PRI-PVEM, obtuvo la victoria con 19 millones 158 mil 827 votos, 38.2% de los sufragios, superando a AMLO por 6.4%. de las boletas contabilizadas. En tercer lugar, se ubicó Josefina Vázquez Mota con 12 millones 732 mil 630 votos que representó el 25.4% de los sufragios emitidos.

En la elección del 2018, AMLO como candidato de Morena-PT y Encuentro Social sumó 30 millones 113 mil 483 votos con un histórico 53.2% de los sufragios emitidos. En un lejano segundo lugar se ubicó Ricardo Anaya, candidato del PAN-PRD y Movimiento ciudadano, con 12 millones 610 mil 120 votos, que representó el 22.3% de las boletas contabilizadas. En un vergonzoso tercer lugar se ubicó José Antonio Meade, candidato del PRI-PVEM y Nueva Alianza con 9 millones 289 mil 853 votos, la votación más baja de un candidato del PRI en la historia reciente de las elecciones presidenciales de este país.

Entre 2012 y 2018 es necesario destacar que la fuerza que representa el hoy presidente de la república fue la que creció de manera atípica, sumó más de 14 millones de votos de los que logró en 2012, un crecimiento de 21.6 % en su participación relativa de votos. Mientras que el PRI, de manera paralela tuvo un descenso casi de la misma magnitud, perdió más de 10 millones de votos lo que representó una caída del 21.8% en la participación relativa de la votación.

Si tomamos en consideración el comportamiento de la votación obtenida por los candidatos y partidos en las últimas tres elecciones, contemplando los mínimos y máximos logrados por los contendientes, se puede inferir que una cuarta parte de los votantes en México son volátiles, votan por distintas alternativas partidistas dependiendo del contexto de la elección. Estos votantes son proclives a votar por el partido o candidato que represente el cambio, en 2006 lo representaron Calderón y AMLO, en 2012 Peña Nieto y AMLO, en 2018 lo capitalizó AMLO.

Este voto del cambio, volátil, se estima en alrededor de 13 millones, votantes que buscaron el cambio en 2018, y sufragaron por la opción morenista ante el descrédito de las otros candidatos y partidos. Estos electores son los que escribirán la historia electoral del 2024.

Además habrá que considerar un nuevo elemento, no porque no haya existido anteriormente, sino por su magnitud, y me refiero a la incidencia de los programas sociales que ha impulsado el gobierno de López Obrador, que según sus propias estimaciones beneficia a algún miembro de las familias en el 70% de las viviendas en el país. Nunca en la historia reciente del país habíamos tenido tal magnitud de penetración de los programas sociales, ni tampoco en apoyos monetarios directos. Beneficios que sin lugar a dudas beneficiará al representante de Morena en la elección presidencial de 2024.

Un escenario posible, siempre y cuando se mantengan los niveles de popularidad del presidente y de que Morena constituya una estructura electoral eficiente a nivel nacional, es que logre un 40% de la votación en la elección presidencial de 2024, lo que implicaría con ello retener la presidencia de la república, pero con un congreso con una mayoría simple, que le daría suficientes curules para la aprobación de leyes o presupuestos pero no para reformas constitucionales.

Este escenario, el más competitivo para Morena, plantea la necesidad para los partidos de oposición la construcción de una gran alianza opositora, un acuerdo entre las diversas fuerzas partidistas en una propuesta atractiva alternativa a la opción que representa Morena y sus aliados, una fuerza política electoral que tendrá que discutirse y abalarse en el 2023, donde todos los partidos opositores tendrían cabida. De no lograrse esa gran alianza opositora, el triunfo del candidato o candidata de Morena será casi un hecho.