No hay casualidades, hay causalidades y en la política cuando este principio es aplicado con precisión, funciona perfecto y arroja resultados casi inmediatos y contundentes.
Eso exactamente fue lo que sucedió la semana pasada en Puebla. Los tiros de precisión que el presidente López Obrador lanzó desde la mañanera para reconfirmar su cercanía y hasta simpatía por el gobernador Sergio Salomón Céspedes empataron perfecto con su candidata Claudia Sheinbaum, quien visitó exitosamente varios municipios del estado en la misma semana.
Guste o no, el ejecutivo federal sabe cómo, cuándo y para qué se debe utilizar el poder de la presidencia. Poseer y desarrollar la capacidad del timing es una cualidad que puede definir proyectos y hasta destinos, AMLO lo entiende a la perfección.
Saber calcular los tiempos, leer las circunstancias y conocer las limitantes legales (se respeten o no) van a hacer la diferencia en las elecciones del 2024 y marcar el rumbo de toda una nación.
Las precampañas a la presidencia de la república son oficiales y al abrirse esa condición legal, aprovechar cada instante, cada minuto, cada hora, cada día, resulta fundamental. El tiempo es un activo que no puede menospreciar nadie. En esta particular elección no importa si hay la percepción de una ventaja o desventaja, todos deben acelerar el paso para alcanzar la meta.
El compromiso electoral que tenemos los mexicanos el próximo 2 de junio del 2024 será el más relevante de la historia de México; se elegirá a la próxima presidenta de la república, 500 diputados, 128 senadores, 8 gubernaturas más la jefatura de gobierno de la CDMX, diputaciones locales en 31 estados (exceptuando Coahuila), además de presidentes municipales, sindicaturas y hasta regidurías.
Se votarán más de 20 mil cargos de elección popular, pero más allá de esa cifra sin precedente, los electores elegirán el modelo de nación, la ruta que tomará nuestro país por los próximos años y todo indica que el oficialismo conoce la ruta exacta para instalarse en el poder no solo por seis años.
Lo destacable es que a 174 días de las elecciones, son la candidata y candidatos del presidente López Obrador quienes parecen ser los únicos en entender el tamaño, la importancia y la trascendencia de aprovechar cada instante para garantizar una victoria clave.
Reza un viejo dicho que “para ser, hay que parecer ser…” y eso justamente es lo que transmitieron la virtual candidata a la presidencia Claudia Sheinbaum y el virtual candidato a gobernador Alejandro Armenta al visitar exitosamente varios municipios de la mixteca, la sierra negra y la zona metropolitana de Puebla.
Más allá de las evidentes acogidas con las que fueron recibidos los aspirantes, hay que observar la actitud, el lenguaje corporal, las expresiones y los mensajes plagados de seguridad y confianza con que se desarrollaron ambos personajes en estos encuentros.
La visita a territorio poblano fue un éxito para la doctora Sheinbaum, pero sin duda lo fue aún más para el senador Armenta, quien confirmó que sin duda es él y que de la mano con el gobernador Sergio Salomón Céspedes, Puebla es territorio aliado y piso firme para levantar el llamado segundo piso de la cuarta transformación.
Lo sabe Claudia, lo sabe Sergio, lo sabe Alejandro, pero sobre todo, lo sabe perfectamente el presidente López Obrador, quien solo requirió de una breve referencia en la mañanera del viernes pasado para reconocer y hasta halagar el trabajo y la dedicación del gobernador Céspedes Peregrina, quien el próximo jueves rendirá su informe de actividades con la satisfacción de haber sido previa y ampliamente avalado por el mismísimo ejecutivo federal, algo que ya quisieran más de 10 mandatarios “cercanos” a AMLO.
El obradorismo va con todo y por todo, esa es la fórmula y lo saben a la perfección.
Lo que no puede pasar inadvertido es cómo la llamada oposición parece que no lo ve igual, que no lo tiene claro, que no lo ha dimensionado, que no lo ha calculado. Sencillamente no lo proyecta, no lo transmite, no lo contagia y es que tal vez, en el fondo, cada vez cree menos en la posibilidad de un triunfo.
Cruzando ideas y cuestionando esa percepción con personajes del Frente Amplio por México me refieren cuestiones de respeto a los tiempos electorales, de prudencia extrema, otros me argumentan falta de acuerdos entre ellos mismos e indefiniciones en candidaturas. Lo cierto es que da la impresión de que no han acabado de entender que están en otro régimen, de que las reglas cambiaron y de que la cancha en la que jugaban ya no tiene las mismas medidas reglamentarias.
Alguien se los debe avisar y pronto, por el bien de la incipiente democracia mexicana.
X: @IvanMercadoNews