/ domingo 26 de septiembre de 2021

Descomposición del tejido social

A la memoria de Toño Contreras, homicidio no resuelto.

Se cumplen siete años de la fatídica noche de Colula, la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 cuando desaparecieron 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa a manos de Guerreros Unidos, un grupo claramente criminal. Esa se ha convertido en la noche más larga que ha tenido México y que continúa hasta ahora, pero no es la única penumbra para los mexicanos. El dolor de miles de familias que sufren desapariciones forzadas, violaciones, violencia intrafamiliar, homicidios, crímenes para los que no hay justicia todavía, padecen cada día esta deuda que el Estado tiene con su pueblo.

Algunos datos.

“Las estadísticas revelan que en 2020 se registraron 36 579 homicidios en México. Es decir, una razón de 29 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional, tasa que es igual a la registrada en 2019” (Comunicado de prensa Núm. 398/21, INEGI,27 jul 2021). En el mismo comunicado se aprecia cómo se dispara el número de homicidios en Puebla al pasar de 568 en 2014 a 1083 en 2017, que llega a su pico más alto con 1274 en 2019 y registra una baja en 2020, registrando 1031 homicidios.

Sin embargo, el 21 de julio de 2021, el gobierno mexicano reportó que en el país se registró 16,937 de víctimas, una disminución anual de 3.5% en homicidios para la primera mitad del año. Pero, qué pasa en Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Michoacán, Estado de México, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo?

Los desplazados.

En el informe anual 2021 de la organización no gubernamental Noruega, Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (Internal Displacement Monitoring Centre, IMDC), señala que en 2020 hay más 2 mil 600 personas que en 2019 (9mil 700 personas) que fueron desplazadas de sus hogares por conflictos y violencia. Personas que se ven forzadas a huir de sus hogares como resultado o para evitar un conflicto armado.

Según InSight Crime, organización no lucrativa con sede en Sidney, Australia, los desplazamientos forados internos en México habían tenido una tendencia a la baja de 2016 hasta 2019, (La crisis ignorada del desplazamiento forzado en México: Alex Papadovassilakis, 25 julio, 2019). Pero en 2020 repuntaron “Mientras los recursos y las autoridades se centraron en contener los efectos de la pandemia, el CJNG y sus rivales aprovecharon el vacío de seguridad para redoblar sus actividades y reclamar nuevos territorios” (Editor_PxP, 20 septiembre, 2021).

¿Descomposición social?

Salamanca, Guanajuato, la noche del domingo 19 de septiembre una bomba envuelta en forma de regalo y adornada con globos explotó y mató al empresario y su socio en el restaurante Barra 1604. El motivo: una deuda millonaria no formalizada entre particulares, de palabra.

En la colonia Real de Guadalupe de la ciudad de Puebla, el viernes 24 de septiembre a las 9am, un sujeto dejó un artefacto explosivo en la entrada de un domicilio particular. También un atentado dirigido sin resultados fatídicos.

Así, se puede confirmar que la espiral de la violencia no termina con un decreto, son las acciones humanas sustentan el resultado en beneficio o en perjuicio de los otros. Cuando la ciudadanía no puede hacer más, está en la responsabilidad del Estado resolver, pero ¿cómo resolver una descomposición del tejido social que ha dejado por años odio, rencor, sufrimiento? Y miles de casos sin resolver en escritorios de la Fiscalía. Las autoridades no pueden cejar, sólo así se impone el orden y la justicia. Sólo que “nadie da lo que no tiene”, hacen falta autoridades dispuestas a combatir a corrupción que nos corroe como humanos o seremos testigos del ingreso al nuevo nivel: el oscuro mundo de los atentados.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com

A la memoria de Toño Contreras, homicidio no resuelto.

Se cumplen siete años de la fatídica noche de Colula, la noche del 26 al 27 de septiembre de 2014 cuando desaparecieron 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa a manos de Guerreros Unidos, un grupo claramente criminal. Esa se ha convertido en la noche más larga que ha tenido México y que continúa hasta ahora, pero no es la única penumbra para los mexicanos. El dolor de miles de familias que sufren desapariciones forzadas, violaciones, violencia intrafamiliar, homicidios, crímenes para los que no hay justicia todavía, padecen cada día esta deuda que el Estado tiene con su pueblo.

Algunos datos.

“Las estadísticas revelan que en 2020 se registraron 36 579 homicidios en México. Es decir, una razón de 29 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional, tasa que es igual a la registrada en 2019” (Comunicado de prensa Núm. 398/21, INEGI,27 jul 2021). En el mismo comunicado se aprecia cómo se dispara el número de homicidios en Puebla al pasar de 568 en 2014 a 1083 en 2017, que llega a su pico más alto con 1274 en 2019 y registra una baja en 2020, registrando 1031 homicidios.

Sin embargo, el 21 de julio de 2021, el gobierno mexicano reportó que en el país se registró 16,937 de víctimas, una disminución anual de 3.5% en homicidios para la primera mitad del año. Pero, qué pasa en Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Michoacán, Estado de México, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo?

Los desplazados.

En el informe anual 2021 de la organización no gubernamental Noruega, Centro de Monitoreo de Desplazamiento Interno (Internal Displacement Monitoring Centre, IMDC), señala que en 2020 hay más 2 mil 600 personas que en 2019 (9mil 700 personas) que fueron desplazadas de sus hogares por conflictos y violencia. Personas que se ven forzadas a huir de sus hogares como resultado o para evitar un conflicto armado.

Según InSight Crime, organización no lucrativa con sede en Sidney, Australia, los desplazamientos forados internos en México habían tenido una tendencia a la baja de 2016 hasta 2019, (La crisis ignorada del desplazamiento forzado en México: Alex Papadovassilakis, 25 julio, 2019). Pero en 2020 repuntaron “Mientras los recursos y las autoridades se centraron en contener los efectos de la pandemia, el CJNG y sus rivales aprovecharon el vacío de seguridad para redoblar sus actividades y reclamar nuevos territorios” (Editor_PxP, 20 septiembre, 2021).

¿Descomposición social?

Salamanca, Guanajuato, la noche del domingo 19 de septiembre una bomba envuelta en forma de regalo y adornada con globos explotó y mató al empresario y su socio en el restaurante Barra 1604. El motivo: una deuda millonaria no formalizada entre particulares, de palabra.

En la colonia Real de Guadalupe de la ciudad de Puebla, el viernes 24 de septiembre a las 9am, un sujeto dejó un artefacto explosivo en la entrada de un domicilio particular. También un atentado dirigido sin resultados fatídicos.

Así, se puede confirmar que la espiral de la violencia no termina con un decreto, son las acciones humanas sustentan el resultado en beneficio o en perjuicio de los otros. Cuando la ciudadanía no puede hacer más, está en la responsabilidad del Estado resolver, pero ¿cómo resolver una descomposición del tejido social que ha dejado por años odio, rencor, sufrimiento? Y miles de casos sin resolver en escritorios de la Fiscalía. Las autoridades no pueden cejar, sólo así se impone el orden y la justicia. Sólo que “nadie da lo que no tiene”, hacen falta autoridades dispuestas a combatir a corrupción que nos corroe como humanos o seremos testigos del ingreso al nuevo nivel: el oscuro mundo de los atentados.


*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP. Mail: margarita_arguelles@hotmail.com