/ lunes 10 de mayo de 2021

El maestro, un educador para la vida

Los maestros de antes, sin decir que eran todos, sentían un compromiso y alegría de ser maestros, era como descubrir que tenían la responsabilidad de dar la luz en un sentido casi mitológico, es decir iluminados; de ahí la palabra alumno el que no tiene luz.

El maestro daba la luz a su alumnado, era como un Prometeo que daba la luz al hombre para que no estuviera ciego y esto causaba tal asombro en los pueblos, en las familias, que incluso la gente más signada cuando veía que sus hijos comenzaban a leer e indagar, a conocer, reconocían la virtud, el compromiso de los maestros, por eso las familias les obsequiaban a los maestros el pan, las gallinas, etcétera, el maestro era reconocido, por tanto los maestros eran seres motivados, tenían compromiso social, humanístico y la responsabilidad de transformar a esos niños en seres iluminados.

Los maestros de ayer sentían compromiso y alegría de ser los maestros. Los pedagogos, opinan que los maestros de hoy son más burocráticos. Sin embargo en la actualidad están preparando mejores profesionales, jóvenes con vocación, que los maestros de años atrás.

Hoy día hacer una licenciatura de cuatro o cinco años después del bachillerato no ofrece las mismas ventajas que ofrecía antes. Antes terminaban la secundaria en tres años y ya eran maestros de primaria y con su plaza asegurada, después entraban a la Escuela Normal Superior cuatro años más y regresaban con su plaza asegurada, con ambas plazas ya tenían un sueldo asegurado y decoroso, y si se ponían listos la plaza de primaria la transferían a la secundaria y ya tenían doble plaza, hoy para ser maestro se necesita mucho más vocación. Hay muchos jóvenes que se equivocaron al elegir una profesión, pero los alumnos normalistas más del 80% tienen vocación por el servicio educativo.

La Escuela Normal hoy día es fortalecer la vocación, en primer lugar, es decir, que todos los que entren a las escuelas normales estudien por vocación; en segundo lugar incrementar las competencias de carácter psicopedagógico pero no descuidar nunca las competencias culturales, porque se trata de formar seres integrales: por ejemplo, en la especialidad de español salen muy hábiles en estrategias didácticas y pedagógicas, que es lo que siempre se le ha achacado al normalismo, que saben dar mucha pedagogía y aplicarla pero sus conceptos de asignatura carecen de muchos aciertos; no como los universitarios, ya que ellos estudiaban sus asignatura por la asignatura misma, para saberla y convertirse en especialistas, son profesionales que saben del tema a detalle pero no basta.

Por ejemplo, en las normales, para enfrentar un programa de español como el actual, que es tan amplio, disperso y que parece que está hecho con ocurrencias.

Hoy los estudiantes de las normales van muy bien preparados para enfrentar cualquier tema, desde los aprendizajes significativos, el enfoque comunicativo, hasta las prácticas del lenguaje y la construcción de competencias por medio de la práctica reflexiva, todo eso van manejándolo en el nivel de un alumno normalista que tiene 18 o 22 años de edad, en comparación con los maestros de antaño, ellos comenzaban muy jóvenes, a los 13 años ya eran maestros, con que supieran lee, escribir, hacer operaciones. El maestro de ayer y el de hoy, siempre serán un educador para la vida de sus alumnos.

*Doctor en Educación.

Los maestros de antes, sin decir que eran todos, sentían un compromiso y alegría de ser maestros, era como descubrir que tenían la responsabilidad de dar la luz en un sentido casi mitológico, es decir iluminados; de ahí la palabra alumno el que no tiene luz.

El maestro daba la luz a su alumnado, era como un Prometeo que daba la luz al hombre para que no estuviera ciego y esto causaba tal asombro en los pueblos, en las familias, que incluso la gente más signada cuando veía que sus hijos comenzaban a leer e indagar, a conocer, reconocían la virtud, el compromiso de los maestros, por eso las familias les obsequiaban a los maestros el pan, las gallinas, etcétera, el maestro era reconocido, por tanto los maestros eran seres motivados, tenían compromiso social, humanístico y la responsabilidad de transformar a esos niños en seres iluminados.

Los maestros de ayer sentían compromiso y alegría de ser los maestros. Los pedagogos, opinan que los maestros de hoy son más burocráticos. Sin embargo en la actualidad están preparando mejores profesionales, jóvenes con vocación, que los maestros de años atrás.

Hoy día hacer una licenciatura de cuatro o cinco años después del bachillerato no ofrece las mismas ventajas que ofrecía antes. Antes terminaban la secundaria en tres años y ya eran maestros de primaria y con su plaza asegurada, después entraban a la Escuela Normal Superior cuatro años más y regresaban con su plaza asegurada, con ambas plazas ya tenían un sueldo asegurado y decoroso, y si se ponían listos la plaza de primaria la transferían a la secundaria y ya tenían doble plaza, hoy para ser maestro se necesita mucho más vocación. Hay muchos jóvenes que se equivocaron al elegir una profesión, pero los alumnos normalistas más del 80% tienen vocación por el servicio educativo.

La Escuela Normal hoy día es fortalecer la vocación, en primer lugar, es decir, que todos los que entren a las escuelas normales estudien por vocación; en segundo lugar incrementar las competencias de carácter psicopedagógico pero no descuidar nunca las competencias culturales, porque se trata de formar seres integrales: por ejemplo, en la especialidad de español salen muy hábiles en estrategias didácticas y pedagógicas, que es lo que siempre se le ha achacado al normalismo, que saben dar mucha pedagogía y aplicarla pero sus conceptos de asignatura carecen de muchos aciertos; no como los universitarios, ya que ellos estudiaban sus asignatura por la asignatura misma, para saberla y convertirse en especialistas, son profesionales que saben del tema a detalle pero no basta.

Por ejemplo, en las normales, para enfrentar un programa de español como el actual, que es tan amplio, disperso y que parece que está hecho con ocurrencias.

Hoy los estudiantes de las normales van muy bien preparados para enfrentar cualquier tema, desde los aprendizajes significativos, el enfoque comunicativo, hasta las prácticas del lenguaje y la construcción de competencias por medio de la práctica reflexiva, todo eso van manejándolo en el nivel de un alumno normalista que tiene 18 o 22 años de edad, en comparación con los maestros de antaño, ellos comenzaban muy jóvenes, a los 13 años ya eran maestros, con que supieran lee, escribir, hacer operaciones. El maestro de ayer y el de hoy, siempre serán un educador para la vida de sus alumnos.

*Doctor en Educación.