/ miércoles 28 de septiembre de 2022

El mundo digital al revés

Una encuesta telefónica nacional realizada por Indicadores SC en 2021, muestra que los mexicanos creen más en las noticias difundidas por redes sociales, pues un 49.3% les cree mucho o algo, mientras que un 50.7% poco o nada. En segundo lugar, se ubicaron los noticieros de radio nacional con 45.3%, que les cree mucho o algo, y 54.7% que les cree poco o nada. Y finalmente, los informativos de televisión nacional que cuentan con 33.4% con mucho o algo de credibilidad y 66.6%, que les cree poco o nada.

Los resultados son significativos por dos razones que me gustaría exponer a continuación; en primer lugar, la creciente penetración del mundo digital, especialmente las redes sociales, que de acuerdo al informe de Global Media Intelligence, los mexicanos le dedicaron un promedio de 3.28 horas a las redes sociales durante 2021. El mismo estudio señaló que el 98% de los mexicanos, entre 16 y 64 años, tienen teléfonos inteligentes, es decir, cuentan con acceso a internet permanente. Por lo que podemos concluir que nuestro país está permanente conectado a la red digital, sin necesidad de estar en casa o el trabajo.

En segundo lugar, está el tema de la credibilidad de la información. La mitad de los mexicanos creen más en las “noticias” que circulan en redes sociales, los cuales les resultan más creíble que las de la radio y televisión. Los encuestados creen menos en estos medios tradicionales.

Cómo explicar la mayor credibilidad de las noticias en redes sociales cuando está documentada la gran difusión de noticias falsas. Es como una paradoja: les creen más a pesar de la falsedad de muchas noticias, incluyendo encuestas que circulan con datos falsos y hasta inventados.

Las redes sociales nos presentan a los usuarios la versión del mundo con la cual estamos de acuerdo por dos importantes filtros; en primer lugar, nosotros como usuarios seleccionamos la información sobre los temas que preferimos. Una primera elección que hacemos como usuarios, basada en nuestros intereses o preferencias. Y en segundo lugar, los medos digitales trabajan a partir de un algoritmo que funciona como un “filtro de burbujas” que presenta sugerencias de información basado en las preferencias y selecciones previas que hizo el usuario, presentando de alguna forma un mundo que está hecho a la medida de sus intereses; y por esta razón estaremos más de acuerdo con la información que se nos presenta; sea falsa o verdadera, y como consecuencia le daremos más credibilidad a esta información, pues coincide con lo que pensamos acerca de la realidad. Situación que se vuelve crítica si tomamos en cuenta que los eventos que nos afectan en la vida cotidiana no pueden ser experimentados directamente, pues son sucesos que suceden en otros lados, o son eventos que son síntomas de factores que no se pueden verificar de forma directa, como es el caso de la inseguridad, pobreza, corrupción, etcétera.

Como ejemplo, imagine a un usuario de redes sociales que cree que las vacunas contra el Covid-19 son un invento para implantar un nano chip para monitorear hábitos y preferencias de consumo; y por lo tanto, busca información sobre la conspiración de los nanochips inoculados por medio de las vacunas. Con el buscador de Google, consulta toda la información y se va a dormir. Y al otro día al hacer otra consulta, el algoritmo le presentará información que es afín a sus preferencias, donde lo más importante es la idea de que las vacunas anti covid 19 son un dispositivo para implantar nano chips, y no la veracidad de la información.

Y mire si esto es importante para explicar tantos eventos políticos en la actualidad. Hace algunos años, cuando un funcionario mentía o daba una postura errónea, tenía como consecuencia el descrédito y la pérdida de popularidad. Hoy parece que no pasa eso, al contrario. Para muestra basta un botón, de acuerdo al portal Verificado, un portal especializado en verificación de hechos, 70% del discurso del presidente López Obrador en su 4to informe, es falso o engañoso. A pesar de eso, su popularidad sigue en 60 ó más por ciento en el país, es decir el presidente cuenta la historia que sus seguidores consideran real, sin importar que ésta versión no se puede sustentar en la realidad porque es falsa.

Una encuesta telefónica nacional realizada por Indicadores SC en 2021, muestra que los mexicanos creen más en las noticias difundidas por redes sociales, pues un 49.3% les cree mucho o algo, mientras que un 50.7% poco o nada. En segundo lugar, se ubicaron los noticieros de radio nacional con 45.3%, que les cree mucho o algo, y 54.7% que les cree poco o nada. Y finalmente, los informativos de televisión nacional que cuentan con 33.4% con mucho o algo de credibilidad y 66.6%, que les cree poco o nada.

Los resultados son significativos por dos razones que me gustaría exponer a continuación; en primer lugar, la creciente penetración del mundo digital, especialmente las redes sociales, que de acuerdo al informe de Global Media Intelligence, los mexicanos le dedicaron un promedio de 3.28 horas a las redes sociales durante 2021. El mismo estudio señaló que el 98% de los mexicanos, entre 16 y 64 años, tienen teléfonos inteligentes, es decir, cuentan con acceso a internet permanente. Por lo que podemos concluir que nuestro país está permanente conectado a la red digital, sin necesidad de estar en casa o el trabajo.

En segundo lugar, está el tema de la credibilidad de la información. La mitad de los mexicanos creen más en las “noticias” que circulan en redes sociales, los cuales les resultan más creíble que las de la radio y televisión. Los encuestados creen menos en estos medios tradicionales.

Cómo explicar la mayor credibilidad de las noticias en redes sociales cuando está documentada la gran difusión de noticias falsas. Es como una paradoja: les creen más a pesar de la falsedad de muchas noticias, incluyendo encuestas que circulan con datos falsos y hasta inventados.

Las redes sociales nos presentan a los usuarios la versión del mundo con la cual estamos de acuerdo por dos importantes filtros; en primer lugar, nosotros como usuarios seleccionamos la información sobre los temas que preferimos. Una primera elección que hacemos como usuarios, basada en nuestros intereses o preferencias. Y en segundo lugar, los medos digitales trabajan a partir de un algoritmo que funciona como un “filtro de burbujas” que presenta sugerencias de información basado en las preferencias y selecciones previas que hizo el usuario, presentando de alguna forma un mundo que está hecho a la medida de sus intereses; y por esta razón estaremos más de acuerdo con la información que se nos presenta; sea falsa o verdadera, y como consecuencia le daremos más credibilidad a esta información, pues coincide con lo que pensamos acerca de la realidad. Situación que se vuelve crítica si tomamos en cuenta que los eventos que nos afectan en la vida cotidiana no pueden ser experimentados directamente, pues son sucesos que suceden en otros lados, o son eventos que son síntomas de factores que no se pueden verificar de forma directa, como es el caso de la inseguridad, pobreza, corrupción, etcétera.

Como ejemplo, imagine a un usuario de redes sociales que cree que las vacunas contra el Covid-19 son un invento para implantar un nano chip para monitorear hábitos y preferencias de consumo; y por lo tanto, busca información sobre la conspiración de los nanochips inoculados por medio de las vacunas. Con el buscador de Google, consulta toda la información y se va a dormir. Y al otro día al hacer otra consulta, el algoritmo le presentará información que es afín a sus preferencias, donde lo más importante es la idea de que las vacunas anti covid 19 son un dispositivo para implantar nano chips, y no la veracidad de la información.

Y mire si esto es importante para explicar tantos eventos políticos en la actualidad. Hace algunos años, cuando un funcionario mentía o daba una postura errónea, tenía como consecuencia el descrédito y la pérdida de popularidad. Hoy parece que no pasa eso, al contrario. Para muestra basta un botón, de acuerdo al portal Verificado, un portal especializado en verificación de hechos, 70% del discurso del presidente López Obrador en su 4to informe, es falso o engañoso. A pesar de eso, su popularidad sigue en 60 ó más por ciento en el país, es decir el presidente cuenta la historia que sus seguidores consideran real, sin importar que ésta versión no se puede sustentar en la realidad porque es falsa.