/ sábado 9 de diciembre de 2017

El síndrome de Burnout

El síndrome de Burnout es un tipo de estrés laboral, un estado de agotamiento físico, emocional o mental que tiene consecuencias en la autoestima, y está caracterizado por un proceso paulatino, por el cual las personas pierden interés en sus tareas, el sentido de responsabilidad y pueden hasta llegar a profundas depresiones.

Se caracteriza por agotamiento, despersonalización, cinismo, desmotivación e insatisfacción en el trabajo, que conllevan a un pobre desempeño laboral, lo anterior como consecuencia de factores de estrés prolongados tanto en la esfera emocional como en las relaciones interpersonales en el trabajo. El síndrome es la respuesta extrema al estrés crónico originado en el contexto laboral y tiene repercusiones de índole individual, pero también afecta a aspectos organizacionales y sociales.

El factor desencadenante es el excesivo agotamiento emocional que gradualmente lleva a quien lo experimenta, a un estado de distanciamiento emocional y cognitivo en sus actividades diarias, con la consecuente incapacidad de responder adecuadamente a las demandas laborales. En el proceso de este distanciamiento ocurre una despersonalización caracterizada por indiferencia y actitudes cínicas hacia las responsabilidades o hacia las personas que demandan la atención de quien lo padece.

Las personas más propensas a experimentar Burnout son quienes se identifican tan fuertemente con el trabajo que les falta un equilibrio razonable entre su vida laboral y su vida personal, que asumen tareas y funciones que no corresponden a su cargo y quienes trabajan en empleos relacionados con actividades laborales que vinculan al trabajador y sus servicios directamente con clientes.

El agotamiento del trabajo presente en el Síndrome de Burnout puede ser el resultado de varios factores y puede presentarse normalmente cuando se dan condiciones tanto a nivel de la persona (referentes a su tolerancia al estrés y a la frustración) como organizacionales, tales como deficiencias en la definición del puesto, ambiente laboral, estilo de liderazgo de los superiores, así como la incapacidad de influir en las decisiones que afectan al trabajo como el horario, tareas, o la carga laboral.

Los principales efectos del síndrome de Burnout son: estrés excesivo, fatiga, insomnio, depresión, ansiedad, deterioro cardiovascular, colesterol alto, diabetes, infarto cerebral, obesidad, dolores musculares, migrañas, desórdenes gastrointestinales, entre otros.

Algunas medidas recomendadas para prevenir y disminuir la aparición de este síndrome consisten en crear un ambiente social fuera de las horas de trabajo, pasar tiempo de calidad con la familia, hacer ejercicio y alimentarse sanamente.

También es de suma importancia mantener una buena actitud, reflexionar sobre los aspectos agradables del trabajo, establecer relaciones positivas con los compañeros para lograr mejores resultados, tomar descansos cortos durante todo el día, y en la medida de lo posible pasar tiempo fuera de la oficina y optimizar el tiempo libre.

Una autoevaluación honesta de intereses y habilidades ayuda a decidir si se debe considerar un trabajo alternativo, como por ejemplo uno que sea menos exigente o que se ajuste mejor a nuestras expectativas sin que la salud se vea comprometida.

monserrat.publicaciones@gmail.com

El síndrome de Burnout es un tipo de estrés laboral, un estado de agotamiento físico, emocional o mental que tiene consecuencias en la autoestima, y está caracterizado por un proceso paulatino, por el cual las personas pierden interés en sus tareas, el sentido de responsabilidad y pueden hasta llegar a profundas depresiones.

Se caracteriza por agotamiento, despersonalización, cinismo, desmotivación e insatisfacción en el trabajo, que conllevan a un pobre desempeño laboral, lo anterior como consecuencia de factores de estrés prolongados tanto en la esfera emocional como en las relaciones interpersonales en el trabajo. El síndrome es la respuesta extrema al estrés crónico originado en el contexto laboral y tiene repercusiones de índole individual, pero también afecta a aspectos organizacionales y sociales.

El factor desencadenante es el excesivo agotamiento emocional que gradualmente lleva a quien lo experimenta, a un estado de distanciamiento emocional y cognitivo en sus actividades diarias, con la consecuente incapacidad de responder adecuadamente a las demandas laborales. En el proceso de este distanciamiento ocurre una despersonalización caracterizada por indiferencia y actitudes cínicas hacia las responsabilidades o hacia las personas que demandan la atención de quien lo padece.

Las personas más propensas a experimentar Burnout son quienes se identifican tan fuertemente con el trabajo que les falta un equilibrio razonable entre su vida laboral y su vida personal, que asumen tareas y funciones que no corresponden a su cargo y quienes trabajan en empleos relacionados con actividades laborales que vinculan al trabajador y sus servicios directamente con clientes.

El agotamiento del trabajo presente en el Síndrome de Burnout puede ser el resultado de varios factores y puede presentarse normalmente cuando se dan condiciones tanto a nivel de la persona (referentes a su tolerancia al estrés y a la frustración) como organizacionales, tales como deficiencias en la definición del puesto, ambiente laboral, estilo de liderazgo de los superiores, así como la incapacidad de influir en las decisiones que afectan al trabajo como el horario, tareas, o la carga laboral.

Los principales efectos del síndrome de Burnout son: estrés excesivo, fatiga, insomnio, depresión, ansiedad, deterioro cardiovascular, colesterol alto, diabetes, infarto cerebral, obesidad, dolores musculares, migrañas, desórdenes gastrointestinales, entre otros.

Algunas medidas recomendadas para prevenir y disminuir la aparición de este síndrome consisten en crear un ambiente social fuera de las horas de trabajo, pasar tiempo de calidad con la familia, hacer ejercicio y alimentarse sanamente.

También es de suma importancia mantener una buena actitud, reflexionar sobre los aspectos agradables del trabajo, establecer relaciones positivas con los compañeros para lograr mejores resultados, tomar descansos cortos durante todo el día, y en la medida de lo posible pasar tiempo fuera de la oficina y optimizar el tiempo libre.

Una autoevaluación honesta de intereses y habilidades ayuda a decidir si se debe considerar un trabajo alternativo, como por ejemplo uno que sea menos exigente o que se ajuste mejor a nuestras expectativas sin que la salud se vea comprometida.

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