/ martes 16 de abril de 2019

Vinculación

En tiempos poco propicios para las instituciones públicas de educación superior en el país -apremios financieros y presiones políticas, entre otras adversidades que obstruyen su pleno desarrollo-, es loable y muy alentador que haya algunas que mantengan como prioridad el cumplimiento de su compromiso de vinculación social.

Es el caso de la Benemérita Universidad de Puebla, que hace días anunció la suscripción de un convenio general de cooperación con el Ayuntamiento de Puebla, cuyo objetivo es “llevar a cabo actividades de docencia, proyectos sociales, económicos y culturales conjuntos, que contribuyan al desarrollo de la población”.

Pocas acciones institucionales tienen una repercusión tan amplia y diversificada, ya que prevé tareas compartidas que habrán beneficiar de manera simultánea a los habitantes de la capital poblana y a un buen número de jóvenes estudiantes que realizarán prácticas profesionales en diferentes áreas del conocimiento.

Se trata de un acuerdo colaborativo visualizado en el principio “ganar-ganar”: funcionarios municipales tendrán capacitación de altura y soporte técnico para la elaboración de políticas públicas y programas interdisciplinarios de alto impacto para la sociedad, en tanto que los universitarios podrán aproximarse a contextos reales en el quehacer municipal, lo que indiscutiblemente ampliará su aprendizaje y los dotará de una formación mucho más integral, además que a la BUAP le permite realizar acciones públicas con las que le retribuye a su ámbito social.

Estas acciones conjuntas permitirán a la Universidad y al Ayuntamiento de Puebla lograr que la generación de conocimiento e investigación “tengan aplicaciones prácticas que incidan en mejoramiento del nivel de vida de la población”, destacó el rector Alfonso Esparza Ortiz, al formalizar el convenio.

Se pronunció además por la posibilidad de que esta colaboración institucional continúe y trascienda en temas sensibles, como la inseguridad, transporte o el crecimiento urbano, para que el municipio encuentre respuestas desde el trabajo y la ciencia que desarrolla la

academia, recordando la vinculación histórica que guarda la Universidad con el municipio.

“La colaboración –dijo- es una de las mejores formas de potencializar el conocimiento”.

Qué bueno para la máxima casa de estudios de la entidad, pero también para el novel ayuntamiento poblano al que, habría que reconocer, le ha faltado un acompañamiento de alto nivel y propuestas viables ante la diversidad de retos que de manera cotidiana afronta.

Y destacable también que ello ocurra en momentos de múltiples avatares que lesionan las actividades sustantivas de las universidades del país, entre las que se incluye la tentación se mermar su autonomía, como parece ocurrir ahora en las universidades estatales de Baja California Sur, Estado de México y Veracruz; o el conflicto laboral que desde hace casi tres meses mantiene inactiva a la prestigiada Universidad Autónoma Metropolitana.

En ese entorno difícil en la BUAP se advierte un dinamismo creciente en todas sus áreas sustantivas. Menciono de ejemplo tres hechos de reciente actualidad: crecimiento sostenible, proyección internacional y favorable evaluación

En efecto, en su dinámica de expansión inédita, actualmente está en proceso de admisión que derivará en el ingreso de 22 mil nuevos alumnos en 84 licenciaturas presenciales y casi 9 mil para el nivel medio superior y técnico.

Por otra parte, la institución concretó un acuerdo de entendimiento con la New Mexico Tech University, que tiene programas académicos dentro del ranking de los mejores de Estados Unidos, lo que permitirá a ambas instituciones realizar investigación de primer nivel en las áreas de petróleo y cibernética, además de promover el intercambio académico y publicaciones conjuntas. De esta forma se amplían las perspectivas de internacionalización y la realización de investigación en áreas de oportunidad, en beneficio directo de alumnos y académicos.

Y por último, recientemente quedó acreditado su buen posicionamiento, de acuerdo a un estudio que ubica a la BUAP en el top ten del ranking Mejores Universidades 2019.

Con un promedio de 9.49 en la evaluación general, se ubica en el séptimo lugar, por arriba del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, y las universidades de Guadalajara e Iberoamericana Puebla.

Entre un total de 36 instituciones de educación superior del país que fueron evaluadas, tanto públicas como privadas, varios programas educativos de la Institución se ubicaron además en los primeros lugares, dos de ellas en la cuarta posición. En general, entre instituciones las públicas, la BUAP ocupa el quinto lugar, después de la UNAM, IPN y las universidades Autónomas de Nuevo León y Metropolitana.

Esa es la universidad con la que el gobierno municipal poblano ha convenido actividades compartidas. Ojalá sepa aprovechar la coyuntura.


En tiempos poco propicios para las instituciones públicas de educación superior en el país -apremios financieros y presiones políticas, entre otras adversidades que obstruyen su pleno desarrollo-, es loable y muy alentador que haya algunas que mantengan como prioridad el cumplimiento de su compromiso de vinculación social.

Es el caso de la Benemérita Universidad de Puebla, que hace días anunció la suscripción de un convenio general de cooperación con el Ayuntamiento de Puebla, cuyo objetivo es “llevar a cabo actividades de docencia, proyectos sociales, económicos y culturales conjuntos, que contribuyan al desarrollo de la población”.

Pocas acciones institucionales tienen una repercusión tan amplia y diversificada, ya que prevé tareas compartidas que habrán beneficiar de manera simultánea a los habitantes de la capital poblana y a un buen número de jóvenes estudiantes que realizarán prácticas profesionales en diferentes áreas del conocimiento.

Se trata de un acuerdo colaborativo visualizado en el principio “ganar-ganar”: funcionarios municipales tendrán capacitación de altura y soporte técnico para la elaboración de políticas públicas y programas interdisciplinarios de alto impacto para la sociedad, en tanto que los universitarios podrán aproximarse a contextos reales en el quehacer municipal, lo que indiscutiblemente ampliará su aprendizaje y los dotará de una formación mucho más integral, además que a la BUAP le permite realizar acciones públicas con las que le retribuye a su ámbito social.

Estas acciones conjuntas permitirán a la Universidad y al Ayuntamiento de Puebla lograr que la generación de conocimiento e investigación “tengan aplicaciones prácticas que incidan en mejoramiento del nivel de vida de la población”, destacó el rector Alfonso Esparza Ortiz, al formalizar el convenio.

Se pronunció además por la posibilidad de que esta colaboración institucional continúe y trascienda en temas sensibles, como la inseguridad, transporte o el crecimiento urbano, para que el municipio encuentre respuestas desde el trabajo y la ciencia que desarrolla la

academia, recordando la vinculación histórica que guarda la Universidad con el municipio.

“La colaboración –dijo- es una de las mejores formas de potencializar el conocimiento”.

Qué bueno para la máxima casa de estudios de la entidad, pero también para el novel ayuntamiento poblano al que, habría que reconocer, le ha faltado un acompañamiento de alto nivel y propuestas viables ante la diversidad de retos que de manera cotidiana afronta.

Y destacable también que ello ocurra en momentos de múltiples avatares que lesionan las actividades sustantivas de las universidades del país, entre las que se incluye la tentación se mermar su autonomía, como parece ocurrir ahora en las universidades estatales de Baja California Sur, Estado de México y Veracruz; o el conflicto laboral que desde hace casi tres meses mantiene inactiva a la prestigiada Universidad Autónoma Metropolitana.

En ese entorno difícil en la BUAP se advierte un dinamismo creciente en todas sus áreas sustantivas. Menciono de ejemplo tres hechos de reciente actualidad: crecimiento sostenible, proyección internacional y favorable evaluación

En efecto, en su dinámica de expansión inédita, actualmente está en proceso de admisión que derivará en el ingreso de 22 mil nuevos alumnos en 84 licenciaturas presenciales y casi 9 mil para el nivel medio superior y técnico.

Por otra parte, la institución concretó un acuerdo de entendimiento con la New Mexico Tech University, que tiene programas académicos dentro del ranking de los mejores de Estados Unidos, lo que permitirá a ambas instituciones realizar investigación de primer nivel en las áreas de petróleo y cibernética, además de promover el intercambio académico y publicaciones conjuntas. De esta forma se amplían las perspectivas de internacionalización y la realización de investigación en áreas de oportunidad, en beneficio directo de alumnos y académicos.

Y por último, recientemente quedó acreditado su buen posicionamiento, de acuerdo a un estudio que ubica a la BUAP en el top ten del ranking Mejores Universidades 2019.

Con un promedio de 9.49 en la evaluación general, se ubica en el séptimo lugar, por arriba del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente, y las universidades de Guadalajara e Iberoamericana Puebla.

Entre un total de 36 instituciones de educación superior del país que fueron evaluadas, tanto públicas como privadas, varios programas educativos de la Institución se ubicaron además en los primeros lugares, dos de ellas en la cuarta posición. En general, entre instituciones las públicas, la BUAP ocupa el quinto lugar, después de la UNAM, IPN y las universidades Autónomas de Nuevo León y Metropolitana.

Esa es la universidad con la que el gobierno municipal poblano ha convenido actividades compartidas. Ojalá sepa aprovechar la coyuntura.