A casi un año de su fallecimiento, hijas y nietos de María Joaquina Armenta Urbano continúan la tradición de vender los famosos tacos de guisado en el Pasaje del Ayuntamiento de Puebla, así como en la sucursal de 3 Oriente #202 del Centro Histórico. El negocio ha estado operando desde 1967, convirtiéndose en un clásico de la ciudad.
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Fue en agosto del año pasado que se comenzó a difundir entre la sociedad la noticia de que “Doña Joaquina” (como la conocían las personas) había perdido la vida, por causas desconocidas, generando tristeza en los familiares y la clientela que había acumulado durante más de cinco décadas.
La historia
Joaquina Armenta Urbano fue una mujer madre de once hijos, quien, en busca de sacarlos adelante, comenzó a vender tacos de guisado, el lugar que acostumbraba ofrecerlos era en la Central de Abasto. Ahí mismo también aprovechaba para comprar los componentes de sus productos.
Pero un día decidió caminar desde la central hasta el zócalo de la capital poblana, con el objetivo de poder vender los alimentos que no habían sido comprados. Fue que se encontró con ‘Don Hernando’, según recuerdan familiares, y la llevó a una bolería que se encontraba en el Pasaje del Ayuntamiento esquina con la 2 Oriente – Poniente en octubre de 1967.
Ahí encontró un lugar de venta estratégico Joaquina, quien estableció su puesto que ha perdurado hasta la fecha, contándose cientos de anécdotas con los clientes que le consumían, así como con sus hijas, quienes fueron sumándose al negocio con el pasar de los años.
“La güera de los tacos” o “Doña Joaquina”, como algunos le decían, narraba que se levantaba en la madrugada, 3:30 horas aproximadamente, para empezar a preparar los 16 guisados que conformaban los famosos tacos.
Chicharrón en salsa roja, carnitas, mollejas, chorizo con papa, barbacoa de res en adobo, bistec, milanesa, pata capeada, chipotle con queso, son tan sólo algunas de las variedades de sabores que se ofrecían desde entonces y se ofrecen en la actualidad en el puesto.
Presidentes municipales
En el negocio han pasado miles de clientes, pero algo significativo que ha tenido es que los mismos presidentes municipales han acudido, ya sea para consumirles o simplemente para saludarlos, tales como Guillermo Pacheco Pulido, Mario Marín Torres, Blanca Alcalá Ruiz, Antonio Gali Fayad, Luis Banck Serrato y Eduardo Rivera Pérez.
“Prácticamente todos han pasado por el puesto, además de que han venido muchos otros políticos, es un espacio que ya es muy recordado por los poblanos, ya que se ha convertido de cierta manera en referencia”, explican familiares.
Tan significativo es el espacio, que cuenta con una placa a manera de reconocimiento por su aporte a la cultura gastronómica de la ciudad. En una entrevista que tuvo en vida con esta casa editorial en el pasado, Joaquina festejó:
“Cuando empecé era puro caminar y caminar para vender. Me ha gustado el trabajo. Nunca he pensado en dejar de vender, es el sostén de mis hijos y es el sostén de la casa. No puedo dejar abandonado el trabajo, y ahorita menos, pues ya me pusieron mi placa, un lugarcito”.
Continúa hija en pasaje
En el Pasaje, una de sus hijas, Maricela García, continúa ofreciendo los famosos tacos de guisado, con todas sus variedades. Algunos de los clientes aún preguntan por su mamá, y parte de ellos se sorprenden por su ausencia.
“Me siento orgullosa, tuvimos una mamá y papá para todos nosotros, ella luchó mucho por este lugar, el legado que nos dejó fue bastante grande, ella ya forma patrimonio de Puebla y estoy muy orgullosa de esto”, menciona la hija.
A pesar de que ya no está Joaquina, la gente es consciente de que los familiares siguen con la tradición culinaria, es por eso que siguen llegando en la entrada de la 2 Oriente – Poniente, para satisfacer sus paladares.
Tacos de “El Sol de Puebla”
Otra de las hijas, Alicia, junto a sus hijos Sandra y Ángel, venden los tacos de guisado en la 3 Oriente número 202, frente a las oficinas de esta casa editorial, la gente los ha apodado como los de “El Sol de Puebla”, desde hace más de 13 años.
En un comienzo se vendían en la misma 3 Oriente, pero unos metros atrás, y prácticamente al año siguiente se trasladaron a donde están actualmente. “Empezamos a hacer volantes, la gente nos empezó a ubicar, vio que eran casi los mismos tacos, entendieron que no se podía vender ya en el Pasaje y mucha gente cercana de la zona nos empezó a consumir”, recuerda Sandra.
Muchos trabajadores de la zona empezaron a consumirles, pero revelan que desde las 09:00 horas se hacen largas filas, ya que muchos los compran para desayunar, así como otras personas más lo hacen para el horario de comida.
“Es una tradición ya de la familia, sentimos satisfacción, mi abuelita y mi mamá nos enseñaron, es un orgullo poder seguir con este trabajo, queremos continuar hasta donde nos deje, todo ha cambiado, pero sabemos que es algo significativo”, agrega y finaliza Ángel, nieto de la fundadora.