/ viernes 23 de febrero de 2024

El mensaje de la sociedad civil en el espacio público

En lo que va del actual sexenio, el pasado domingo 18 de febrero, la sociedad civil se hizo presente por tercera ocasión, movilizándose de manera pacífica en las ciudades más importantes del país, debido a la preocupación por el debilitamiento de las instituciones y la democracia; exigiendo que el gobierno de estabilidad y no continue con el desprecio, que genera incertidumbre y nos divide más a los mexicanos.

Al respecto, en mi contribución pasada señale, que la participación ciudadana, bajo la perspectiva de la ciencia política, debe orientar la democracia comprometida y ser ejemplo para todos los gobiernos. Ahora bien, las diferencias no sólo están en torno a la democracia sino además a la situación de inseguridad, salud, educación, económica y social que vivimos y padecemos día a día, todos los habitantes en nuestro país.

En tal virtud, una de las principales condicionantes en las actuales democracias, tiene que ver con el respeto al espacio público, entendido este no solo por el espacio físico o territorial, sino también en todos los medios digitales y de comunicación, donde se discutan de manera civilizada y de frente a la ciudanía, y al poder político en turno, tanto las ideas como las diferencias; como fue el propósito del domingo 18 de febrero.

Al respecto, el sociólogo y filosofo J. Habermas señala “el espacio público es un dominio de la vida social donde se forma la opinión pública; en él, todos los individuos tienen igualdad de oportunidades para expresar sus opiniones y participar en la toma de decisiones. El espacio público es un lugar donde se da la comunicación y la interacción entre ciudadanos, permitiendo la construcción de una esfera de debate y deliberación sobre asuntos de interés común”.

Por ello y sin duda, el pluralismo democrático es fundamental para la convivencia humana, pero también de la disputa civilizada por el poder; el espacio público no puede tener “legitimidad exclusiva” y no puede condicionarse bajo el esquema de que solo una visión ideológica tiene derecho de manifestarse abiertamente de cara a la ciudadanía y de frente al poder político establecido.

Sin embargo y al margen de los anteriores comentarios, la movilización del pasado domingo 18, demuestro que la actual sociedad independientemente de todos los temas que se aborden, se encuentra más informada y preocupada por la situación política y, rechaza toda forma de atropellos que podrían suscitarse y de dejar crecer el autoritarismo que se quiere imponer a toda la sociedad mexicana.

A pesar de que fue un despropósito que, en el asta del zócalo de la CDMX, no estuviese nuestro lábaro patrio; siendo el símbolo mediante el cual nos une e identifica como mexicanos; más aún en la sede de palacio nacional, donde reside el Presidente de la República resulto ofensivo y denigrante.

Insisto, el espacio público y particularmente la principal plaza de la República no pertenece a un dueño o gobernante en turno, así como nuestra insignia nacional.

El debate debe centrarse en ideas y proyectos, que enriquezcan las decisiones para el desarrollo del país, no en desplantes y confrontación o en descalificaciones que alejan y dividen a la sociedad, la cual demanda respuestas inmediatas. La fuerza que mostro esta movilización ciudadana, mando un claro mensaje, que debe respetarse y hacer valer para fortalecer la vida democrática en México.

En síntesis, los ciudadanos de cualquier creencia, ideología o condición política sean de derecha, centro o de izquierda, tienen derecho a manifestar sus demandas, claro de manera civilizada en las redes sociales, o en el espacio público, en un régimen de libertades y no dentro de un régimen autoritario.

La lección, es reconocer que existe una sociedad civil en México con el empuje y la decisión de movilizarse para defender sus derechos, al tiempo que demostraron que harán valer la libre manifestación para señalar errores, fortalecer nuestra democracia y en su caso, corregir el rumbo del país.

Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com

En lo que va del actual sexenio, el pasado domingo 18 de febrero, la sociedad civil se hizo presente por tercera ocasión, movilizándose de manera pacífica en las ciudades más importantes del país, debido a la preocupación por el debilitamiento de las instituciones y la democracia; exigiendo que el gobierno de estabilidad y no continue con el desprecio, que genera incertidumbre y nos divide más a los mexicanos.

Al respecto, en mi contribución pasada señale, que la participación ciudadana, bajo la perspectiva de la ciencia política, debe orientar la democracia comprometida y ser ejemplo para todos los gobiernos. Ahora bien, las diferencias no sólo están en torno a la democracia sino además a la situación de inseguridad, salud, educación, económica y social que vivimos y padecemos día a día, todos los habitantes en nuestro país.

En tal virtud, una de las principales condicionantes en las actuales democracias, tiene que ver con el respeto al espacio público, entendido este no solo por el espacio físico o territorial, sino también en todos los medios digitales y de comunicación, donde se discutan de manera civilizada y de frente a la ciudanía, y al poder político en turno, tanto las ideas como las diferencias; como fue el propósito del domingo 18 de febrero.

Al respecto, el sociólogo y filosofo J. Habermas señala “el espacio público es un dominio de la vida social donde se forma la opinión pública; en él, todos los individuos tienen igualdad de oportunidades para expresar sus opiniones y participar en la toma de decisiones. El espacio público es un lugar donde se da la comunicación y la interacción entre ciudadanos, permitiendo la construcción de una esfera de debate y deliberación sobre asuntos de interés común”.

Por ello y sin duda, el pluralismo democrático es fundamental para la convivencia humana, pero también de la disputa civilizada por el poder; el espacio público no puede tener “legitimidad exclusiva” y no puede condicionarse bajo el esquema de que solo una visión ideológica tiene derecho de manifestarse abiertamente de cara a la ciudadanía y de frente al poder político establecido.

Sin embargo y al margen de los anteriores comentarios, la movilización del pasado domingo 18, demuestro que la actual sociedad independientemente de todos los temas que se aborden, se encuentra más informada y preocupada por la situación política y, rechaza toda forma de atropellos que podrían suscitarse y de dejar crecer el autoritarismo que se quiere imponer a toda la sociedad mexicana.

A pesar de que fue un despropósito que, en el asta del zócalo de la CDMX, no estuviese nuestro lábaro patrio; siendo el símbolo mediante el cual nos une e identifica como mexicanos; más aún en la sede de palacio nacional, donde reside el Presidente de la República resulto ofensivo y denigrante.

Insisto, el espacio público y particularmente la principal plaza de la República no pertenece a un dueño o gobernante en turno, así como nuestra insignia nacional.

El debate debe centrarse en ideas y proyectos, que enriquezcan las decisiones para el desarrollo del país, no en desplantes y confrontación o en descalificaciones que alejan y dividen a la sociedad, la cual demanda respuestas inmediatas. La fuerza que mostro esta movilización ciudadana, mando un claro mensaje, que debe respetarse y hacer valer para fortalecer la vida democrática en México.

En síntesis, los ciudadanos de cualquier creencia, ideología o condición política sean de derecha, centro o de izquierda, tienen derecho a manifestar sus demandas, claro de manera civilizada en las redes sociales, o en el espacio público, en un régimen de libertades y no dentro de un régimen autoritario.

La lección, es reconocer que existe una sociedad civil en México con el empuje y la decisión de movilizarse para defender sus derechos, al tiempo que demostraron que harán valer la libre manifestación para señalar errores, fortalecer nuestra democracia y en su caso, corregir el rumbo del país.

Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com