/ viernes 15 de marzo de 2024

Democracia y participación social

Para poder entender la problemática político-social, no basta con solo escuchar el diálogo que plantean los aspirantes a un cargo de elección, debido a la crisis de inseguridad, desabasto de medicamentos, deficiente educación y, ahora se suma la crisis ambiental y la hídrica; los ciudadanos esperamos de quienes buscan representarnos, que propongan soluciones apoyadas con proyectos viables y sustentables a los grandes desafíos que enfrentamos los mexicanos.

Además de la respuesta a este crítico escenario, se requerirá involucrar a todos los actores políticos, organizaciones sociales, sectores y organizaciones productivas y empresarios, trabajadores, académicos e intelectuales, así como a los medios de comunicación, creando un frente, el cual permita conducir y enfrentar esta problemática, con base en los conocimientos, experiencia y profesionalismo de todos los actores sociales.

Ante ello, la ciudadanía en la próxima elección del 2 de junio tiene que actuar por la vía democrática, con una amplia participación en las urnas, la cual refleje su apuesta por la democracia.

Lamentablemente el saldo rojo de la presente campaña político-electoral muestra los grabes errores y la desatención del actual gobierno, el cual atenta contra la convivencia democrática, que, a pesar de ello, el principal interés lo centra en construir clientelas políticas; escenario que limita e inhibe la participación social y, ante la ausencia del Estado, se pone en riesgo la democracia.

Las campañas políticas son importantes, debido a que los aspirantes diseñan sus propuestas y plantean a la ciudadanía una oferta que sea no solo lógica sino sustentable ante las demandas de los ciudadanos o de las organizaciones que han, o hemos sufrido en carne propia las consecuencias de las malas decisiones gubernamentales en sus tres niveles.

Para este tiempo de campaña, hace falta un acercamiento más profundo y objetivo de la realidad que estamos viviendo, situarnos bajo una perspectiva que más que vivir una transformación, estamos pasando por una imposición; pues el peligro y los costos sociales que implican la centralización del poder, serán mayores que los beneficios que se pretende alcanzar.

Las condiciones por las que en México hemos logrado avanzar, han sido bajo la democracia, la cual obliga a que se respete: la división de poderes, los derechos humanos frente a la autoridad, la libertad de manifestación y de expresión, los derechos culturales, entre otros; al menos mediante ellos, la sociedad mexicana ha alcanzado objetivos que orientan el desarrollo económico y la equidad social.

En tal sentido, las candidatas y candidatos deben sensibilizarse ante la dolorosa realidad por la que pasamos; no de eludir o burlarse del dolor que ha enlutado a más de 180 mil familias en la presente administración.

Al respecto, no se atendió y menos escucho a quienes le recomendaban que no cancelara y destruyera el nuevo aeropuerto, él cual quedó con una deuda de 300 mil millones de pesos, si bien la política social es necesaria, se ha aplicado con un criterio electoral que rentablemente le ha convenido. “En salud, la pandemia ha cobrado más de 800 mil muertes en exceso. Tampoco escuchó sus argumentos de no destruir, sino mejorar el Seguro Popular y hoy, 50 millones de mexicanos no tienen acceso a la salud. No se escuchó a los inversionistas para modernizar a Pemex y a la CFE, tampoco se escuchó a los familiares de las víctimas, ni a los científicos, ni a los médicos, ni a los ambientalistas, ni a las mujeres”.

Por el contrario, los gobernantes democráticos se muestran dispuestos al diálogo con grupos de interés, expertos, partidos, legisladores de oposición, con investigadores y académico y en general con las asociaciones de la sociedad.

En síntesis, la dimensión de la civilización en México debe ser puesta al servicio de nuestros propios fines y valores; la profundización de la democracia debe ser la garantía para alcanzar nuestras propias e insustituibles aspiraciones.

Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com

Para poder entender la problemática político-social, no basta con solo escuchar el diálogo que plantean los aspirantes a un cargo de elección, debido a la crisis de inseguridad, desabasto de medicamentos, deficiente educación y, ahora se suma la crisis ambiental y la hídrica; los ciudadanos esperamos de quienes buscan representarnos, que propongan soluciones apoyadas con proyectos viables y sustentables a los grandes desafíos que enfrentamos los mexicanos.

Además de la respuesta a este crítico escenario, se requerirá involucrar a todos los actores políticos, organizaciones sociales, sectores y organizaciones productivas y empresarios, trabajadores, académicos e intelectuales, así como a los medios de comunicación, creando un frente, el cual permita conducir y enfrentar esta problemática, con base en los conocimientos, experiencia y profesionalismo de todos los actores sociales.

Ante ello, la ciudadanía en la próxima elección del 2 de junio tiene que actuar por la vía democrática, con una amplia participación en las urnas, la cual refleje su apuesta por la democracia.

Lamentablemente el saldo rojo de la presente campaña político-electoral muestra los grabes errores y la desatención del actual gobierno, el cual atenta contra la convivencia democrática, que, a pesar de ello, el principal interés lo centra en construir clientelas políticas; escenario que limita e inhibe la participación social y, ante la ausencia del Estado, se pone en riesgo la democracia.

Las campañas políticas son importantes, debido a que los aspirantes diseñan sus propuestas y plantean a la ciudadanía una oferta que sea no solo lógica sino sustentable ante las demandas de los ciudadanos o de las organizaciones que han, o hemos sufrido en carne propia las consecuencias de las malas decisiones gubernamentales en sus tres niveles.

Para este tiempo de campaña, hace falta un acercamiento más profundo y objetivo de la realidad que estamos viviendo, situarnos bajo una perspectiva que más que vivir una transformación, estamos pasando por una imposición; pues el peligro y los costos sociales que implican la centralización del poder, serán mayores que los beneficios que se pretende alcanzar.

Las condiciones por las que en México hemos logrado avanzar, han sido bajo la democracia, la cual obliga a que se respete: la división de poderes, los derechos humanos frente a la autoridad, la libertad de manifestación y de expresión, los derechos culturales, entre otros; al menos mediante ellos, la sociedad mexicana ha alcanzado objetivos que orientan el desarrollo económico y la equidad social.

En tal sentido, las candidatas y candidatos deben sensibilizarse ante la dolorosa realidad por la que pasamos; no de eludir o burlarse del dolor que ha enlutado a más de 180 mil familias en la presente administración.

Al respecto, no se atendió y menos escucho a quienes le recomendaban que no cancelara y destruyera el nuevo aeropuerto, él cual quedó con una deuda de 300 mil millones de pesos, si bien la política social es necesaria, se ha aplicado con un criterio electoral que rentablemente le ha convenido. “En salud, la pandemia ha cobrado más de 800 mil muertes en exceso. Tampoco escuchó sus argumentos de no destruir, sino mejorar el Seguro Popular y hoy, 50 millones de mexicanos no tienen acceso a la salud. No se escuchó a los inversionistas para modernizar a Pemex y a la CFE, tampoco se escuchó a los familiares de las víctimas, ni a los científicos, ni a los médicos, ni a los ambientalistas, ni a las mujeres”.

Por el contrario, los gobernantes democráticos se muestran dispuestos al diálogo con grupos de interés, expertos, partidos, legisladores de oposición, con investigadores y académico y en general con las asociaciones de la sociedad.

En síntesis, la dimensión de la civilización en México debe ser puesta al servicio de nuestros propios fines y valores; la profundización de la democracia debe ser la garantía para alcanzar nuestras propias e insustituibles aspiraciones.

Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com