/ martes 25 de abril de 2023

Ella se llamaba Claudia

Si entre los promotores de la expresidenta municipal Claudia Rivera Vivanco o en su propio escenario, existía la idea, suposición o posibilidad de que la candidatura del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a la gubernatura, llegara a sus manos por aquello del género, la simple mención de María Luisa Albores González, actual secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), viene a echarla por tierra.

En su visita del pasado miércoles a un evento organizado por la administración de Sergio Salomón Céspedes Peregrina, la funcionaria del gobierno de Andrés Manuel López Obrador expuso que su familia y residencia las tiene en Puebla y que está para servir en caso de que los poblanos decidan que sea ella la abanderada al gobierno del estado.

Si la bandera de Claudia Rivera, frente a sus adversarios internos, hombres, es que ella es de los miembros fundadores del partido, quien lleva mano en esta vertiente sería Albores González toda vez que formó parte del gabinete en las elecciones presidenciales del 2012 con el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador y fungió entre el 2012 y el 2015 como la primera presidenta del partido Morena en la entidad poblana.

Si bien es cierto que ser de los fieles y originales seguidores del movimiento encabezado por López Obrador debería ser un bono para cualquiera de los contendientes a un cargo de elección popular dentro de la llamada cuarta transformación, también lo es que “las encuestas” no se han detenido a reparar en los antecedentes priistas de aspirantes a la hora de definir los perfiles, como pasa con los dos poblanos varones que quieren el cargo: Alejandro Armenta Mier, senador e Ignacio Mier Velazco, diputado federal.

Pero si el escenario llegara a definirse para mujeres, los niveles de conocimiento de Claudia Rivera seguramente no serían el factor determinante para que el dedo encuestador la palomeé.

Cualquier experto en estudios demoscópicos dirá que el posicionamiento de la palabra Claudia entre los poblanos está relacionada con el despliegue propagandístico en bardas y otras plataformas de otra Claudia, pero Sheinbaum Pardo, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, aspirante a la presidencia de México.

Y si a eso le agregamos que conocimiento no es igual a referencias positivas, pues tampoco.

Pese a ello, la exalcaldesa se apuntó el sábado pasado para relevar a Sergio Salomón Céspedes, bajo la idea del reparto entre hombres y mujeres de las nueve gubernaturas donde la mitad debe ser para su género.

“… tenemos que ser las mujeres las que ocupemos esos lugares y tenemos que estar listas para pelearlos, ganarlos y representarlos dignamente”, expresó en su mitin sabatino.

¿Qué tendría que pasar para que se cumpla su objetivo?, en ese orden: que no fuera candidato varón, que López Obrador, el gobernador Sergio Salomón y el barbosismo dejaran de ver a María Luisa Albores o a la secretaria de Economía Olivia Salomón como sus cartas en ese supuesto y que le ocurriera un milagro.

Si entre los promotores de la expresidenta municipal Claudia Rivera Vivanco o en su propio escenario, existía la idea, suposición o posibilidad de que la candidatura del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) a la gubernatura, llegara a sus manos por aquello del género, la simple mención de María Luisa Albores González, actual secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), viene a echarla por tierra.

En su visita del pasado miércoles a un evento organizado por la administración de Sergio Salomón Céspedes Peregrina, la funcionaria del gobierno de Andrés Manuel López Obrador expuso que su familia y residencia las tiene en Puebla y que está para servir en caso de que los poblanos decidan que sea ella la abanderada al gobierno del estado.

Si la bandera de Claudia Rivera, frente a sus adversarios internos, hombres, es que ella es de los miembros fundadores del partido, quien lleva mano en esta vertiente sería Albores González toda vez que formó parte del gabinete en las elecciones presidenciales del 2012 con el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador y fungió entre el 2012 y el 2015 como la primera presidenta del partido Morena en la entidad poblana.

Si bien es cierto que ser de los fieles y originales seguidores del movimiento encabezado por López Obrador debería ser un bono para cualquiera de los contendientes a un cargo de elección popular dentro de la llamada cuarta transformación, también lo es que “las encuestas” no se han detenido a reparar en los antecedentes priistas de aspirantes a la hora de definir los perfiles, como pasa con los dos poblanos varones que quieren el cargo: Alejandro Armenta Mier, senador e Ignacio Mier Velazco, diputado federal.

Pero si el escenario llegara a definirse para mujeres, los niveles de conocimiento de Claudia Rivera seguramente no serían el factor determinante para que el dedo encuestador la palomeé.

Cualquier experto en estudios demoscópicos dirá que el posicionamiento de la palabra Claudia entre los poblanos está relacionada con el despliegue propagandístico en bardas y otras plataformas de otra Claudia, pero Sheinbaum Pardo, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, aspirante a la presidencia de México.

Y si a eso le agregamos que conocimiento no es igual a referencias positivas, pues tampoco.

Pese a ello, la exalcaldesa se apuntó el sábado pasado para relevar a Sergio Salomón Céspedes, bajo la idea del reparto entre hombres y mujeres de las nueve gubernaturas donde la mitad debe ser para su género.

“… tenemos que ser las mujeres las que ocupemos esos lugares y tenemos que estar listas para pelearlos, ganarlos y representarlos dignamente”, expresó en su mitin sabatino.

¿Qué tendría que pasar para que se cumpla su objetivo?, en ese orden: que no fuera candidato varón, que López Obrador, el gobernador Sergio Salomón y el barbosismo dejaran de ver a María Luisa Albores o a la secretaria de Economía Olivia Salomón como sus cartas en ese supuesto y que le ocurriera un milagro.