/ martes 23 de febrero de 2021

En Puebla se futboliza la política

Primero fue José Luis Sánchez Solá, “el Chelis”, quien saltó a la cancha electoral 2021 como un posible aspirante a la presidencia municipal, quien sin importar cuantas camisetas de partidos distintos ha portado, esta vez quiere la casaca de moda que representa el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Otro jugador, que dejó de lado dos décadas en las que colaboró y representó cargos que le fueron concedidos por gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN), más una poco productiva historia en Nueva Alianza, se presentó este lunes con la camiseta del Partido Verde Ecologista para anunciar que será su candidato a la alcaldía de Puebla Capital.

Se trata de José Roberto Ruiz Esparza, alias “el Capi”, quien incursionó en el ejercicio público -luego de una carrera como jugador de futbol- al lado del polémico Luis Paredes Moctezuma, cuando fue presidente municipal entre el 2002 y el 2005.

Luego, entre el 2003 y el 2006 fue diputado federal bajo las siglas del PAN y Nueva Alianza; en 2004 intentó ser candidato panista a presidente municipal pero no lo logró; en 2015 pretendió contender por una diputación por Nueva Alianza, pero fue bajado sorpresivamente de la campaña.

Y de ahí vino la incursión del excapitán de El Puebla de La Franja al morenovallismo para ocupar la titularidad del Instituto Poblano de Cultura Física y Deporte (INPODE) en ese gobierno y ratificado por Antonio Gali Fayad en su gubernatura de 20 meses.

Víctima del efecto López Obrador, el Capi fue derrotado en 2018 en su aspiración de convertirse en diputado federal de nueva cuenta por la coalición panista “Por México al Frente”.

Y ahora, como si de fichajes futbolísticos se tratara, su carta fue adquirida por el Partido Verde para que los ayude a ganar votos ahora que van solos, sin la mancuerna de un partido de gran tamaño que los arrope.

El recurrir a personajes conocidos, por otra circunstancia más que lo político no es nada nuevo y se explica por la pésima imagen que los políticos tradicionales tienen frente al electorado.

Y más si se trata de una campaña tan corta, donde la posibilidad de posicionar a los aspirantes a una candidatura municipal es limitada, el hecho de que a la gente le suene el nombre ya es ganancia.

Claro que las posibilidades de triunfo no se limitan al perfil del candidato sino al partido que les va a acompañar, pues no se ve que el Verde tenga un crecimiento significativo en una contienda que se antoja será de dos fuerzas: los morenistas por un lado y los panistas (más su agregados) por el otro.

De ahí que surja la interrogante sobre si candidaturas como la que amarró el partido del tucán u otros institutos a deportistas o artistas, se deben a una auténtica intención de participar en política o a contratos económicos a cambio de prestar un nombre para alcanzar mínimos de votación que ayuden a conservar los registros y las respectivas prerrogativas.

Hasta la próxima.

Primero fue José Luis Sánchez Solá, “el Chelis”, quien saltó a la cancha electoral 2021 como un posible aspirante a la presidencia municipal, quien sin importar cuantas camisetas de partidos distintos ha portado, esta vez quiere la casaca de moda que representa el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Otro jugador, que dejó de lado dos décadas en las que colaboró y representó cargos que le fueron concedidos por gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN), más una poco productiva historia en Nueva Alianza, se presentó este lunes con la camiseta del Partido Verde Ecologista para anunciar que será su candidato a la alcaldía de Puebla Capital.

Se trata de José Roberto Ruiz Esparza, alias “el Capi”, quien incursionó en el ejercicio público -luego de una carrera como jugador de futbol- al lado del polémico Luis Paredes Moctezuma, cuando fue presidente municipal entre el 2002 y el 2005.

Luego, entre el 2003 y el 2006 fue diputado federal bajo las siglas del PAN y Nueva Alianza; en 2004 intentó ser candidato panista a presidente municipal pero no lo logró; en 2015 pretendió contender por una diputación por Nueva Alianza, pero fue bajado sorpresivamente de la campaña.

Y de ahí vino la incursión del excapitán de El Puebla de La Franja al morenovallismo para ocupar la titularidad del Instituto Poblano de Cultura Física y Deporte (INPODE) en ese gobierno y ratificado por Antonio Gali Fayad en su gubernatura de 20 meses.

Víctima del efecto López Obrador, el Capi fue derrotado en 2018 en su aspiración de convertirse en diputado federal de nueva cuenta por la coalición panista “Por México al Frente”.

Y ahora, como si de fichajes futbolísticos se tratara, su carta fue adquirida por el Partido Verde para que los ayude a ganar votos ahora que van solos, sin la mancuerna de un partido de gran tamaño que los arrope.

El recurrir a personajes conocidos, por otra circunstancia más que lo político no es nada nuevo y se explica por la pésima imagen que los políticos tradicionales tienen frente al electorado.

Y más si se trata de una campaña tan corta, donde la posibilidad de posicionar a los aspirantes a una candidatura municipal es limitada, el hecho de que a la gente le suene el nombre ya es ganancia.

Claro que las posibilidades de triunfo no se limitan al perfil del candidato sino al partido que les va a acompañar, pues no se ve que el Verde tenga un crecimiento significativo en una contienda que se antoja será de dos fuerzas: los morenistas por un lado y los panistas (más su agregados) por el otro.

De ahí que surja la interrogante sobre si candidaturas como la que amarró el partido del tucán u otros institutos a deportistas o artistas, se deben a una auténtica intención de participar en política o a contratos económicos a cambio de prestar un nombre para alcanzar mínimos de votación que ayuden a conservar los registros y las respectivas prerrogativas.

Hasta la próxima.