El bloque opositor conformado por el PRI, PAN y PRD, resultó exitoso en la pasada elección y Morena lo sabe, por eso trae un apapacho mañoso al tricolor, que parece ya un coqueteo con miras a la elección de 2024.
La evidencia más clara de estas muestras de amor vienen desde San Lázaro, donde suena cada vez más fuerte el binomio PRIMOR, para hablar de una alianza tras bambalinas entre Morena y el Revolucionario Institucional.
El cierre de este acuerdo parece haberse dado con el nombramiento de Alejandro Moreno Cárdenas, “Alito”, como presidente de la Comisión de Gobernación y Población, considerada una de las más importantes de la Cámara Baja.
Otra de las comisiones que Morena le facilitó al PRI fue la de Vigilancia de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), con la que el tricolor podría cuidarle la espalda en las cuentas públicas del gobierno de la cuarta transformación.
El contubernio ya fue señalado directamente por algunos partidos de la chiquillada, como lo es Movimiento Ciudadano, que acusó directamente un “agandalle” del PRIMOR.
Los mensajes a nivel nacional son claros, Morena quiere sumar al PRI, o por lo menos, fracturar su alianza con el PAN.
La realidad no es distinta en Puebla, pues en el Congreso del Estado el tricolor consiguió la presidencia de siete comisiones como lo anticipó el coordinador de esa bancada, Jorge Estefan Chidiac.
De hecho, el líder de los diputados priistas consiguió la presidencia de la Comisión de Hacienda y Patrimonio Municipal, similar a la que encabezó en la Cámara de Diputados.
La de Desarrollo Económico quedó en manos del dirigente estatal del PRI, Néstor Camarillo Medina; mientras que la de Transporte y Movilidad fue para la secretaria general del partido, Isabel Merlo Talavera.
Nada mal para los priistas poblanos.
Pero, ¿le conviene al PRI de Puebla romper con el PAN a tres años de la elección?
¿O solo se está dejando querer?
Romper una alianza que les dio triunfos en la capital y zona metropolitana de Puebla no parece buena opción para el tricolor, que estaba destinado a desaparecer antes de unir fuerzas con el PAN.
Pero si nos montamos a la estrategia de confrontación de Andrés Manuel López Obrador, el PRI está más cerca de los chairos morenistas que de los fifís panistas.
Por lo pronto, el dirigente estatal del PRI ya lanzó un primer mensaje: la candidatura a la gubernatura no está apartada.
En otras palabras, Eduardo Rivera todavía no es su candidato.
Que se vengan las muestras de amor que hoy el PRI es un partido dispuesto a dejarse querer.
Hasta la próxima.
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