A juzgar de las más recientes declaraciones del gobernador Luis Miguel Barbosa Huerta, el décimo cambio de su administración está a la vuelta de la esquina y será el del titular de la secretaría de Movilidad y Transporte, Guillermo Aréchiga Santamaría.
En menos de dos semanas, el gobernador ha hecho referencias a temas del transporte público que dejan muy mal parado al discípulo de Elba Esther Gordillo y que harían natural su remoción dado los magros resultados en materia de modernización al transporte y sobre todo frente a la permanencia de negocios turbios, solapados, permitidos o propiciados.
En su conferencia de este miércoles Barbosa dijo algo que raramente se le escucha decir a un gobernante de alguna acción que se impulsa bajo su mando: que el programa para mejorar la seguridad en el transporte público, mediante cámaras de videovigilancia, conectadas al Centro de Control, Comando, Comunicaciones, y Cómputo (C5), fracasó.
“Respecto a la conexión ha sido un fracaso, tengo información, todo va a cambiar pronto. Ahora resulta que una plataforma privada es a donde se conectan algunos de las unidades de transporte, no al C5, yo voy a corregir todo”, adelantó.
Lo que sí es habitual de un político es prometer que eso que se ha hecho mal en el pasado se va a corregir y así lo dijo el gobernador, si se cumple o no ya será objeto de otro análisis.
"No va a ser mi gobierno aquel en el cual el transporte fue lo mismo que ha sido en los demás gobiernos, una porquería, lo voy a corregir todo".
Uno de los temas sobre los que El Sol de Puebla ha dado puntual seguimiento desde hace varios años y diferentes administraciones es el de la proliferación de taxis piratas. En este primer año de gobierno no ha sido la excepción donde, a pesar de los supuestos operativos para su remoción, mantienen su presencia frente a un deficiente servicio de la Ruta Periférico.
Y justo el 24 de julio, en otra declaración, cuando se refirió a un enfrentamiento entre taxistas piratas Barbosa reconoció que “las deformaciones en el transporte público” siguen siendo una realidad en el estado de Puebla. Desde entonces, dijo que eso encendía un foco rojo, era inaceptable y que en teoría ya tenía que haberse terminado.
Difícil pensar que el titular de la secretaría del transporte no tuviera alguna responsabilidad en lo que a juzgar de su jefe directo y de las evidencias publicadas reflejan deficiencias y omisiones.
En la dependencia estatal sabían que Guillermo Aréchiga tenía planes para dejar el cargo para participar activamente en el proceso electoral venidero pero lo que cayó por sorpresa fue el aparente empujón que le darán desde Casa Aguayo para que lo haga de manera anticipado y sin no muy buenas referencias.
El aún secretario tendría planeado regresar a la cámara de diputados a culminar el cargo para el que fue electo bajo las siglas de Morena y buscar la reelección en los próximos comicios del 2021 pero si se concreta su salida, lo hará con el lastre de ineficiente y incapaz de combatir (por decir lo menos) la corrupción enquistada en esa dependencia.
Hasta la próxima.
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