/ jueves 13 de mayo de 2021

La guerra de las percepciones

Una vez concluida la primera semana de campaña, varias deben ser las enseñanzas que en los equipos de campaña de los dos punteros a la presidencia municipal de Puebla capital deben quedar.

En lo particular pudiera decir que nada sorprendente o innovador se observa en las campañas de la morenista Claudia Rivera Vivanco y del panista Eduardo Rivera Pérez.

Pese a ello, varios son los factores que juegan en contra a la percepción positiva de la aspirante de Morena y PT que busca la reelección en la ciudad de Puebla, no tanto por aciertos de su contrincante sino por deslices de sus estrategas.

La percepción de triunfo, de ventaja, de unidad, de experiencia, de liderazgo, son factores importantes para una contienda; la imagen que sobre los candidatos se vaya formando puede ayudar a que los indecisos se decanten en favor de un prospecto de político u otro.

Y en este arranque hemos visto a un Eduardo Rivera arropado por dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD, así como algunos liderazgos nacionales, con todo y lo que implica (no muy favorablemente) que asocien al candidato panista con el PRI; pero por el otro lado a Claudia Rivera no la ha venido a respaldar su dirigente nacional, Mario Delgado, lo más ha sido Citlalli Herrera, senadora y secretaria general de Morena y ayer la también Senadora Nancy de la Sierra.

Para nadie es un secreto que las encuestas, y más en tiempos electorales, sean utilizadas como un instrumento de propaganda, justamente para afianzar la idea de triunfo que ayude a generar más adeptos en la idea de “yo quiero estar con el o la ganadora” o incluso la apariencia de ir sumando voluntades que ayuden a impedir la permanencia del partido gobernante.

Hasta ahora, las encuestadoras que han publicado resultados, unos más propagandísticos que otros, coinciden en que el puntero es el panista.

Si del lado de la alcaldesa con licencia hubiera existido un diagnóstico que anticipara entre las debilidades FODA de su abanderada el desgaste que hay hacia su figura, bien pudieron diseñar una mejor estrategia de contención e incluso estructurar mensajes con tecnicismos demoscópicos para hablar de un empate técnico por candidato pero con una marca fuerte de partido que la respalde; insisto, en aras de contrarrestar una mala imagen.

En la propia entrevista concedida a El Sol de Puebla, Rivera Vivanco reconoce que ella le resta 15 puntos a la marca Morena, de acuerdo a los números que dijo conocer.

Algún encuestador de cabecera, cercano a la campaña, bien pudo asesorar al equipo para encontrar argumentos como que los morenistas son más propensos a ir a las urnas, como que sus números internos hacen mediciones en población efectiva de votantes y ahí ella va arriba, que tiene “otros datos”, como dijera el presidente Andrés Manuel López Obrador, que ven un desgaste en la imagen del panista entre sus simpatizantes por el hecho de ir en alianza con el PRI y que eso le restará votos, en fin, una narrativa que la ayudara a salir de este bache en la primera semana de campaña.

Primera de cuatro semanas, pendientes de lo que pase en las tres que restan.

Y hasta la próxima.

Una vez concluida la primera semana de campaña, varias deben ser las enseñanzas que en los equipos de campaña de los dos punteros a la presidencia municipal de Puebla capital deben quedar.

En lo particular pudiera decir que nada sorprendente o innovador se observa en las campañas de la morenista Claudia Rivera Vivanco y del panista Eduardo Rivera Pérez.

Pese a ello, varios son los factores que juegan en contra a la percepción positiva de la aspirante de Morena y PT que busca la reelección en la ciudad de Puebla, no tanto por aciertos de su contrincante sino por deslices de sus estrategas.

La percepción de triunfo, de ventaja, de unidad, de experiencia, de liderazgo, son factores importantes para una contienda; la imagen que sobre los candidatos se vaya formando puede ayudar a que los indecisos se decanten en favor de un prospecto de político u otro.

Y en este arranque hemos visto a un Eduardo Rivera arropado por dirigentes nacionales del PRI, PAN y PRD, así como algunos liderazgos nacionales, con todo y lo que implica (no muy favorablemente) que asocien al candidato panista con el PRI; pero por el otro lado a Claudia Rivera no la ha venido a respaldar su dirigente nacional, Mario Delgado, lo más ha sido Citlalli Herrera, senadora y secretaria general de Morena y ayer la también Senadora Nancy de la Sierra.

Para nadie es un secreto que las encuestas, y más en tiempos electorales, sean utilizadas como un instrumento de propaganda, justamente para afianzar la idea de triunfo que ayude a generar más adeptos en la idea de “yo quiero estar con el o la ganadora” o incluso la apariencia de ir sumando voluntades que ayuden a impedir la permanencia del partido gobernante.

Hasta ahora, las encuestadoras que han publicado resultados, unos más propagandísticos que otros, coinciden en que el puntero es el panista.

Si del lado de la alcaldesa con licencia hubiera existido un diagnóstico que anticipara entre las debilidades FODA de su abanderada el desgaste que hay hacia su figura, bien pudieron diseñar una mejor estrategia de contención e incluso estructurar mensajes con tecnicismos demoscópicos para hablar de un empate técnico por candidato pero con una marca fuerte de partido que la respalde; insisto, en aras de contrarrestar una mala imagen.

En la propia entrevista concedida a El Sol de Puebla, Rivera Vivanco reconoce que ella le resta 15 puntos a la marca Morena, de acuerdo a los números que dijo conocer.

Algún encuestador de cabecera, cercano a la campaña, bien pudo asesorar al equipo para encontrar argumentos como que los morenistas son más propensos a ir a las urnas, como que sus números internos hacen mediciones en población efectiva de votantes y ahí ella va arriba, que tiene “otros datos”, como dijera el presidente Andrés Manuel López Obrador, que ven un desgaste en la imagen del panista entre sus simpatizantes por el hecho de ir en alianza con el PRI y que eso le restará votos, en fin, una narrativa que la ayudara a salir de este bache en la primera semana de campaña.

Primera de cuatro semanas, pendientes de lo que pase en las tres que restan.

Y hasta la próxima.