/ lunes 31 de mayo de 2021

La pedagogía y el cambio

En el presente siglo, se inició un proceso irreversible de cambio en el mundo, la pandemia también vino a acelerar muchos procesos que estaban planeados para un futuro cercano.

Diversos fenómenos de salud, económicos, políticos y sociales de distinta índole cuya denominación de internalización, modernización, mundialización, neoliberación, glocalización y globalización se dieron cita de manera simultánea.

La globalización es una realidad, colofón y anuncio de diversos cambios en todos los frentes de la vida nacional y mundial; un hecho ya consumado que actualmente está más allá del rechazo, la descalificación y demás discursos catastrofistas en contra de este proceso mundial; lo que es un hecho es que llegó para quedarse.

En este cambio, es importante precisar que la tarea institucional es clave, no sólo para contar con un termómetro anual de los requerimientos y necesidades del cambio laboral, de igual forma de la permanente actualización de estudios puntuales que ofrezcan de manera oportuna ideas de cómo orientar los cambios desde el currículo universitario. Es, en otras palabras, una suerte de consultoría encargada de producir datos, y sobre todo, informar a las autoridades y al público en general sobre las oportunidades e iniciativas para establecer mecanismos de respuesta inmediata a las cambiantes características del mercado laboral desde la facultad universitaria, hacer la oferta legible.

También las escuelas y facultades universitarias que imparten pedagogía deben de cumplir con una tarea cada vez más necesaria, y que se refiere a la reflexión de sí misma, de sus resultados y de sus oportunidades: qué tipo de formación produce, que diferencias existen entre egresados y otros de carreras afines, y también temas como, por ejemplo, establecer con claridad si la educación es un campo de convergencia de disciplinas, que se han denominado “ciencias de la educación” tal y como lo han defendido por años los investigadores europeos, o establecer si la pedagogía es un saber especifico.

Se quiere dar claridad al proyecto académico y dejar claro, de una vez por todas, el quehacer de un pedagogo en el estado y la región.

El reto está en lograr una formación básica amplia, que genere adaptabilidad al cambio tecnológico; pero también una capacidad crítica y de reflexión para redefinir paradigmas y proponer nuevos escenarios de reinterpretación de la pedagogía como profesión en el contexto actual de la educación.

Es urgente generar y consolidar procesos de desarrollo curricular racionales, creativos, eficientes, participativos y flexibles, que vayan más allá de los tradicionales planes de estudio y programas de clase rígidos y unidireccionales, de sentido único, sin que involucren todas las actividades de aprendizaje.

La gestión del establecimiento debe realizarse de manera independiente, democrática, instituyendo y fortaleciendo una cultura institucional critica, participativa, flexible, colegiada y de buena comunicación entre todos los miembros de la especialidad de pedagogía.

A través del uso de varias actividades de aprendizaje, esto es: clases semi-presenciales, clases por las redes sociales, sesiones de laboratorio y talleres, diversos trabajos y materiales digitales, virtuales, audiovisuales, textuales, participación en proyectos de investigación y desarrollo, y no quedarse estancado en una supuesta transmisión de conocimientos.

El pedagogo, egresado del nivel superior, además de compartir y socializar sus saberes y aprender de los demás, debe contribuir de manera significativa al cambio de la disciplina y fortalecer el campo de la educación.

*Doctor en Educación

En el presente siglo, se inició un proceso irreversible de cambio en el mundo, la pandemia también vino a acelerar muchos procesos que estaban planeados para un futuro cercano.

Diversos fenómenos de salud, económicos, políticos y sociales de distinta índole cuya denominación de internalización, modernización, mundialización, neoliberación, glocalización y globalización se dieron cita de manera simultánea.

La globalización es una realidad, colofón y anuncio de diversos cambios en todos los frentes de la vida nacional y mundial; un hecho ya consumado que actualmente está más allá del rechazo, la descalificación y demás discursos catastrofistas en contra de este proceso mundial; lo que es un hecho es que llegó para quedarse.

En este cambio, es importante precisar que la tarea institucional es clave, no sólo para contar con un termómetro anual de los requerimientos y necesidades del cambio laboral, de igual forma de la permanente actualización de estudios puntuales que ofrezcan de manera oportuna ideas de cómo orientar los cambios desde el currículo universitario. Es, en otras palabras, una suerte de consultoría encargada de producir datos, y sobre todo, informar a las autoridades y al público en general sobre las oportunidades e iniciativas para establecer mecanismos de respuesta inmediata a las cambiantes características del mercado laboral desde la facultad universitaria, hacer la oferta legible.

También las escuelas y facultades universitarias que imparten pedagogía deben de cumplir con una tarea cada vez más necesaria, y que se refiere a la reflexión de sí misma, de sus resultados y de sus oportunidades: qué tipo de formación produce, que diferencias existen entre egresados y otros de carreras afines, y también temas como, por ejemplo, establecer con claridad si la educación es un campo de convergencia de disciplinas, que se han denominado “ciencias de la educación” tal y como lo han defendido por años los investigadores europeos, o establecer si la pedagogía es un saber especifico.

Se quiere dar claridad al proyecto académico y dejar claro, de una vez por todas, el quehacer de un pedagogo en el estado y la región.

El reto está en lograr una formación básica amplia, que genere adaptabilidad al cambio tecnológico; pero también una capacidad crítica y de reflexión para redefinir paradigmas y proponer nuevos escenarios de reinterpretación de la pedagogía como profesión en el contexto actual de la educación.

Es urgente generar y consolidar procesos de desarrollo curricular racionales, creativos, eficientes, participativos y flexibles, que vayan más allá de los tradicionales planes de estudio y programas de clase rígidos y unidireccionales, de sentido único, sin que involucren todas las actividades de aprendizaje.

La gestión del establecimiento debe realizarse de manera independiente, democrática, instituyendo y fortaleciendo una cultura institucional critica, participativa, flexible, colegiada y de buena comunicación entre todos los miembros de la especialidad de pedagogía.

A través del uso de varias actividades de aprendizaje, esto es: clases semi-presenciales, clases por las redes sociales, sesiones de laboratorio y talleres, diversos trabajos y materiales digitales, virtuales, audiovisuales, textuales, participación en proyectos de investigación y desarrollo, y no quedarse estancado en una supuesta transmisión de conocimientos.

El pedagogo, egresado del nivel superior, además de compartir y socializar sus saberes y aprender de los demás, debe contribuir de manera significativa al cambio de la disciplina y fortalecer el campo de la educación.

*Doctor en Educación