Ver, oler y tocar | EL RINCÓN DE ZALACAÍN

Una placentera charla por las modernas plataformas de comunicación permitió asistir a una cata vertical de vino Alidis

Jesús Manuel Hernández | El Sol de Puebla

  · jueves 9 de julio de 2020

Una placentera charla por las modernas plataformas de comunicación permitió a Zalacaín asistir a una cata vertical de vino Alidis, dirigido por la famosa María José Huertas, a quien el aventurero ha conocido y frecuentado en el restaurante de Paco Roncero en Madrid.

Vaya experiencia, una hora escuchando y viendo beber vinos por los especialistas y seguir la charla cibernética con los comentarios escritos por amigos comunes y famosillos del mundo del vino.

Zalacaín se quedó pensando no en el futuro, en el presente. ¿Cuándo iba a imaginar asistir virtualmente a una cata de Ribera del Duero a más de 9 mil kilómetros de distancia, sin moverse de su escritorio?

La vida de confinamiento ha cambiado las formas de convivencia, pero falta algo fundamental. Ver a María José y a Luis hablar de los vinos cuando los probaban, observar con la nitidez de las cámaras HD los brillos del vino en la copa, ayudan mucho a salivar e incluso, como es el caso de Zalacaín poner en valor el recuerdo, la memoria del paladar de los vinos de Viña Mambrilla, descubiertos por Zalacaín hace unos 18 años de la mano de Gil Martínez en una de sus tradicionales Jornadas de la Matanza del Burgo de Osma.

Acudió a la mente del aventurero un conjunto de experiencias en los mercados de aquí y de allá y las frases siempre coincidentes de quienes le acompañan en esas tertulias gastronómicas donde afloran los conceptos de “oler, ver y tocar”.

¿Cómo serán ahora las compras en los mercados ante la complicada situación de contagios del coronavirus?

¿Cómo se hará la compra del abasto para la casa? ¿Dónde quedará la experiencia de pedir la “probadita” del tal o cual alimento antes de adquirirlo?

¿Cómo se suplirá la experiencia de oler las frutas, de pegarle al melón o a la sandía para pronosticar si ya están maduros?

Las plataformas digitales permiten ahora a los compradores entrar en una aplicación para ordenan las compras, se ven fotografías, se leen explicaciones y se obtienen los precios, se hace el pedido se compra en línea, se paga con tarjeta y la mercancía llega al domicilio o se recoge en un punto de encuentro en el estacionamiento del supermercado.

La experiencia de ver los productos “en vivo”, de olerlos, de tocarlos, queda en la historia de vida de cada uno de quienes lo pudieron hacer en el pasado.

Zalacaín pensaba, si esto pasa con la compra, cómo será para el consumo, los restaurantes empiezan a anunciar sus protocolos de ingreso, los menús digitales, la distancia, la forma de comer, los olores de la comida y el vino encubiertos por los sanitizantes.

Tantos cambios en la forma de vida acabaron por abrumar al aventurero Zalacaín quien al final se preguntaba ¿y el amor, cómo será el enamoramiento, el escarceo, el contacto físico, acaso también rodeado de sanitizantes y sana distancia?

Y entonces recordó algún escrito de su amigo el poeta Rodolfo Serrano sobre el cantante y compositor Fran Fernández de quien cita en alguno de sus poemas en las calles de Madrid:

“No te hablo de sexo, te hablo del mar,

de hablarte en la cena,

de confundir el sabor del vino

con el de tu boca”

¿Volverán esos tiempos, o solo nos queda vivir del recuerdo?

Quizá, se dijo Zalacaín, es cuestión de paciencia y de respetar la sana distancia, mientras sólo nos queda pensar, como decía la abuela “lo bailado, lo vivido, lo bebido y lo comido, nadie me lo quita”.

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Foto: Abraham González | El Sol de Puebla