/ lunes 6 de mayo de 2024

Cinco protagonistas y una elección

Estamos a menos de un mes de que se lleve a cabo uno de los procesos electorales más trascendentes en la historia reciente de nuestro país, razón por la que resulta inquietante el que en lugar de estar discutiendo las agendas de los posibles gobiernos entrantes, nos encontramos en medio de una ola de acusaciones, descalificaciones y falta de resultados por parte de todos los protagonistas que componen esta elección, que no, no son solamente Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, sino también el Instituto Nacional Electoral y el propio presidente Andrés Manuel López Obrador ¿Pero cuál es el contexto actual de cada perfil?

Iniciando con Jorge Álvarez Máynez, el primer candidato de Movimiento Ciudadano a la Presidencia de la República ha demostrado ya cuál es su público meta en este proceso electoral, los jóvenes, para ello se ha valido de una herramienta que es utilizada con poco éxito por las figuras políticas hoy en día, las redes sociales, desde donde a través de canciones, bailes y hasta memes, desconcertantemente ha conquistado el sector de las y los votantes de entre 18 y 25 años de edad, que pareciera no entienden lo que se juega el país y sus estados en estas elecciones, si bien Máynez batalló para ajustarse la indumentaria irreverente y popular de Samuel García, el traje parece habérsele ajustado al fin y sin nada que perder, estallará de júbilo si logra más del 6% de los votos, de lo contrario incluso el registro de su partido correría peligro.

Seguimos con Xóchitl Gálvez, la candidata de “Fuerza y Corazón por México” pareciera haber hecho las pases con su subconsciente y entender al fin que una candidatura puramente ciudadana, es decir sin los votos, la operación política y las estructuras de los partidos que la postulan sería un suicidio, sobre todo si consideramos que en las 23 elecciones al gobierno de un estado entre el 2021 y el 2023, el PRI, el PAN y el PRD sumaron el 42% de los votos, por lo que Xóchitl asumiendo el costo de tener tras de sí esas siglas, finalmente se acepta como su candidata y la de una parte de la ciudadanía, sin embargo esto no quita que muchos de los actores políticos de esos partidos sean un repelente al momento de que Xóchitl busque ampliar su base, algo que debió iniciar hace mucho, pues a menos de un mes pudiera ser que el tiempo desaprovechado al inicio de la campaña le puede costar el día de las elecciones.

Lo que es un hecho es que luego del mal resultado que obtuvo en el primer debate, su desempeño mejoró en el segundo, aunque tampoco es que lo haya hecho perfecto pues a pesar de lanzar muchos golpes, aún no logra concretar un knockout importante, algo sin duda grave pues es evidente que su estrategia en este momento ya no es la de proponer, sino la de atacar, pero si se queda sin dar propuestas y sus ataques no derriban al oponente se queda sin cumplir ninguno de los dos objetivos, de momento pareciera eso sí, que su desempeño sirvió para motivarse a sí misma, su base y aliados, quienes tendrán una última prueba de fuego el próximo 19 de mayo en el último debate presidencial, en donde se discutirá sobre la deuda más grande de este gobierno, la seguridad.

El escenario para Claudia Sheinbaum es bastante diferente, si bien mantiene una ventaja en la inmensa mayoría de las encuestas, la ventaja pareciera estar más sujeta a una narrativa que cuenta con todo el poder del estado de fondo que a una realidad, pues cuando intenta salirse del discurso oficial se topa con una realidad que ignora y que le estalla en las manos, pues en menos de un mes fue desmentida en un evento por sus propios simpatizantes que le decían que no tenían un buen sistema de salud y que les hacía falta todo, fue detenida por un retén clandestino que le informaba el control que tiene el crimen en Chiapas, se detuvo a un asesino serial que operaba en la capital cuando ella fue jefa de gobierno y encontraron una fosa y crematorio clandestino entre Tláhuac e Iztapalapa (alcaldías de Morena), que funcionaba también cuando ella gobernaba la Ciudad de México.

Por todo lo anterior, al hablar de un mes negro para Claudia es inevitable hablar también de su jefe de campaña y cuarto protagonista en esta contienda electoral, AMLO, quien paradógicamente a pesar de haber construido la candidatura de Sheinbaum, ahora pareciera ser también su principal ancla, y es que con 5 años de desgaste y una nueva polémica cada mes, pareciera que los errores y deudas del presidente se están transmitiendo y resintiendo en la candidata morenista, y es vital señalar que ella no tiene el mismo inentendible teflón que si tiene López Obrador para salir tan bien librada de las polémicas, si a esto le sumamos medidas tan controversiales como la reforma a la ley de pensiones, la de amparo y la ley de amnistía en pleno proceso electoral, y lo sumamos también a los malos resultados en materia de salud, seguridad y economía, la vital operación política de morena en los estados para su triunfo el dos de junio, comienza a verse severamente amenazada por el voto de castigo.

Y llegamos así al último pero no menos importante protagonista, el Instituto Nacional Electoral, un INE que sin lugar a duda queda mal parado al momento de compararlo con su anterior administración, pues hoy en día se ve como un árbitro totalmente rebasado, al que tanto políticos como partidos le han tomado la medida para actuar con total impunidad y pasar por encima de nuestra Ley Electoral, además de que las sospechas de un favoritismo por una parte de su Consejo General hacia la 4T, producen una grave incertidumbre considerando lo parejos que pueden terminar los presentes comicios, pero principalmente respecto a una pregunta que vale ya la pena estarnos haciendo, con su forma de ser y sus antecedentes a cuestas ¿Qué haría el INE en el hipotético caso de que Morena pierda la presidencia y Andrés Manuel López Obrador desconozca el resultado? Pregunta seria.


Estamos a menos de un mes de que se lleve a cabo uno de los procesos electorales más trascendentes en la historia reciente de nuestro país, razón por la que resulta inquietante el que en lugar de estar discutiendo las agendas de los posibles gobiernos entrantes, nos encontramos en medio de una ola de acusaciones, descalificaciones y falta de resultados por parte de todos los protagonistas que componen esta elección, que no, no son solamente Claudia Sheinbaum, Xóchitl Gálvez y Jorge Álvarez Máynez, sino también el Instituto Nacional Electoral y el propio presidente Andrés Manuel López Obrador ¿Pero cuál es el contexto actual de cada perfil?

Iniciando con Jorge Álvarez Máynez, el primer candidato de Movimiento Ciudadano a la Presidencia de la República ha demostrado ya cuál es su público meta en este proceso electoral, los jóvenes, para ello se ha valido de una herramienta que es utilizada con poco éxito por las figuras políticas hoy en día, las redes sociales, desde donde a través de canciones, bailes y hasta memes, desconcertantemente ha conquistado el sector de las y los votantes de entre 18 y 25 años de edad, que pareciera no entienden lo que se juega el país y sus estados en estas elecciones, si bien Máynez batalló para ajustarse la indumentaria irreverente y popular de Samuel García, el traje parece habérsele ajustado al fin y sin nada que perder, estallará de júbilo si logra más del 6% de los votos, de lo contrario incluso el registro de su partido correría peligro.

Seguimos con Xóchitl Gálvez, la candidata de “Fuerza y Corazón por México” pareciera haber hecho las pases con su subconsciente y entender al fin que una candidatura puramente ciudadana, es decir sin los votos, la operación política y las estructuras de los partidos que la postulan sería un suicidio, sobre todo si consideramos que en las 23 elecciones al gobierno de un estado entre el 2021 y el 2023, el PRI, el PAN y el PRD sumaron el 42% de los votos, por lo que Xóchitl asumiendo el costo de tener tras de sí esas siglas, finalmente se acepta como su candidata y la de una parte de la ciudadanía, sin embargo esto no quita que muchos de los actores políticos de esos partidos sean un repelente al momento de que Xóchitl busque ampliar su base, algo que debió iniciar hace mucho, pues a menos de un mes pudiera ser que el tiempo desaprovechado al inicio de la campaña le puede costar el día de las elecciones.

Lo que es un hecho es que luego del mal resultado que obtuvo en el primer debate, su desempeño mejoró en el segundo, aunque tampoco es que lo haya hecho perfecto pues a pesar de lanzar muchos golpes, aún no logra concretar un knockout importante, algo sin duda grave pues es evidente que su estrategia en este momento ya no es la de proponer, sino la de atacar, pero si se queda sin dar propuestas y sus ataques no derriban al oponente se queda sin cumplir ninguno de los dos objetivos, de momento pareciera eso sí, que su desempeño sirvió para motivarse a sí misma, su base y aliados, quienes tendrán una última prueba de fuego el próximo 19 de mayo en el último debate presidencial, en donde se discutirá sobre la deuda más grande de este gobierno, la seguridad.

El escenario para Claudia Sheinbaum es bastante diferente, si bien mantiene una ventaja en la inmensa mayoría de las encuestas, la ventaja pareciera estar más sujeta a una narrativa que cuenta con todo el poder del estado de fondo que a una realidad, pues cuando intenta salirse del discurso oficial se topa con una realidad que ignora y que le estalla en las manos, pues en menos de un mes fue desmentida en un evento por sus propios simpatizantes que le decían que no tenían un buen sistema de salud y que les hacía falta todo, fue detenida por un retén clandestino que le informaba el control que tiene el crimen en Chiapas, se detuvo a un asesino serial que operaba en la capital cuando ella fue jefa de gobierno y encontraron una fosa y crematorio clandestino entre Tláhuac e Iztapalapa (alcaldías de Morena), que funcionaba también cuando ella gobernaba la Ciudad de México.

Por todo lo anterior, al hablar de un mes negro para Claudia es inevitable hablar también de su jefe de campaña y cuarto protagonista en esta contienda electoral, AMLO, quien paradógicamente a pesar de haber construido la candidatura de Sheinbaum, ahora pareciera ser también su principal ancla, y es que con 5 años de desgaste y una nueva polémica cada mes, pareciera que los errores y deudas del presidente se están transmitiendo y resintiendo en la candidata morenista, y es vital señalar que ella no tiene el mismo inentendible teflón que si tiene López Obrador para salir tan bien librada de las polémicas, si a esto le sumamos medidas tan controversiales como la reforma a la ley de pensiones, la de amparo y la ley de amnistía en pleno proceso electoral, y lo sumamos también a los malos resultados en materia de salud, seguridad y economía, la vital operación política de morena en los estados para su triunfo el dos de junio, comienza a verse severamente amenazada por el voto de castigo.

Y llegamos así al último pero no menos importante protagonista, el Instituto Nacional Electoral, un INE que sin lugar a duda queda mal parado al momento de compararlo con su anterior administración, pues hoy en día se ve como un árbitro totalmente rebasado, al que tanto políticos como partidos le han tomado la medida para actuar con total impunidad y pasar por encima de nuestra Ley Electoral, además de que las sospechas de un favoritismo por una parte de su Consejo General hacia la 4T, producen una grave incertidumbre considerando lo parejos que pueden terminar los presentes comicios, pero principalmente respecto a una pregunta que vale ya la pena estarnos haciendo, con su forma de ser y sus antecedentes a cuestas ¿Qué haría el INE en el hipotético caso de que Morena pierda la presidencia y Andrés Manuel López Obrador desconozca el resultado? Pregunta seria.