/ lunes 8 de abril de 2024

Otro escándalo internacional

México se ha caracterizado siempre por ser un país en la gran mayoría de los casos amigo de todos, con buenas relaciones diplomáticas y querido alrededor del mundo, si a eso le sumamos para esta administración nombres como los de Marcelo Ebrard o Alicia Bárcena en la Secretaría de Relaciones Exteriores, harían pensar a cualquiera que los conozca que el nivel de México en el plano internacional es de primera, sin embargo si por algo se ha caracterizado este sexenio es por las continuas e innecesarias confrontaciones con otros países del orbe, las cuales por primera vez ya tuvieron serias repercusiones.

La más reciente se dio luego de las provocaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien tras el magnicidio de Fernando Villavicencio ex candidato presidencial de Ecuador, ultimado en pleno proceso electoral ecuatoriano a finales del año pasado, dijo que el crimen se ligó injustamente y por culpa de los medios de comunicación de ese país a la candidata oficialista, provocando que esta bajara en las encuestas y permitiendo al joven Daniel Noboa ganar la presidencia.

Los comentarios de Amlo no pasaron desapercibidos para Ecuador que condenó contundentemente lo dicho por el mandatario mexicano, en especial la hija y esposa del ex candidato asesinado, en cuanto a la clase política de ese país criticó a López Obrador por pactar con las organizaciones criminales en México, y por no poder frenar su expansión hacia otros países como por supuesto la nación ecuatoriana.

Bajo este clima tenso y ríspido se dieron los acontecimientos del pasado viernes, cuando se anunciaba que México daría asilo político a Jorge Glas, exvicepresidente de Ecuador acusado de actos de corrupción, lo cual provocó que el gobierno de Daniel Noboa irrumpiera en la embajada mexicana en Quito para detener al antes mencionado exvicepresidente, en lo que fue una flagrante violación a la soberanía mexicana, y rompe con los pactos establecidos en la convención de Viena (De manera puntual, lo que establece el artículo 22 de este tratado internacional).

La condena hacia Ecuador fue generalizada y las relaciones diplomáticas con este país fueron suspendidas, si bien lo ocurrido es un hecho inadmisible y sin precedentes para México, no se puede evitar mencionar que los ánimos ya se venían calentando desde antes por la intromisión inadecuada del gobierno mexicano en asuntos de otra nación, violentando los principios de no intervención en los conflictos ajenos y la doctrina estrada, principios siempre ejercidos por la diplomacia mexicana, sin embargo ahora toca sumar a Ecuador y Daniel Noboa al baúl donde la actual administración colecciona los encontronazos internacionales que ha tenido a lo largo de 5 años .

Recordar que el sexenio inicio pidiéndole a España una disculpa por la conquista hace más de 500 años, prosiguió con la utilización de embajadas como premio a opositores que terminaron apoyando a la 4t como Quirino Ordaz o Claudia Pavlovich, lo que abrió paso a la postulación de figuras sin experiencia en la labor diplomática o sin la calidad moral para el cargo, tal es el caso de Ricardo Valero embajador de México en Argentina, quien fue grabado por las cámaras de seguridad de una biblioteca robándose un libro, o el de querer imponer a Pedro Salmerón como embajador de México en Panamá a pesar de las acusaciones de acoso en el ITAM y el propio Morena, lo que generó que fuera el propio país panameño quien terminaría por rechazarlo como embajador.

Las polémicas continúan si consideramos la simpatía expresa del gobierno con las dictaduras latinoamericanas de Venezuela, Cuba y Nicaragua, en contraposición a otros países que no tienen estos perfiles tan cuestionables, no se puede olvidar tampoco el caso de Evo Morales, en donde incluso se dispuso de un avión del ejército mexicano para su rescate cuando estaba siendo acusado de un presunto fraude electoral en Bolivia, mismo caso que con Pedro Castillo en Perú a quien intentaron traerlo a México, pero fue detenido antes de llegar a la embajada mexicana en su país, o recientemente también los encontronazos del titular del ejecutivo mexicano contra el presidente argentino Javier Milei, con lo anteriormente dicho, es clara la marcada división que existe hoy en día en Latinoamérica, donde de acuerdo a estos países los únicos buenos son los que conforman el pacto bolivariano, que se constriñe a México, Nicaragua, Venezuela y Cuba.

Pero volviendo al caso debemos considerar que si los deslices cometidos por el presidente de México provocaron un clima de animadversión y de protección a una figura política con cargos penales en su contra, la sobrerreacción de Ecuador es un hecho inadmisible y absolutamente condenable, pues literalmente allanó territorio mexicano, violentando los tratados internacionales relacionados con el respeto a la soberanía de nuestro país, razón por la que para el caso, se ha pedido la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y se han convocado reuniones urgentes en la Organización de Estados Americanos, por el momento no nos resta más que esperar a ver hasta donde crece esta crisis internacional.


México se ha caracterizado siempre por ser un país en la gran mayoría de los casos amigo de todos, con buenas relaciones diplomáticas y querido alrededor del mundo, si a eso le sumamos para esta administración nombres como los de Marcelo Ebrard o Alicia Bárcena en la Secretaría de Relaciones Exteriores, harían pensar a cualquiera que los conozca que el nivel de México en el plano internacional es de primera, sin embargo si por algo se ha caracterizado este sexenio es por las continuas e innecesarias confrontaciones con otros países del orbe, las cuales por primera vez ya tuvieron serias repercusiones.

La más reciente se dio luego de las provocaciones del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien tras el magnicidio de Fernando Villavicencio ex candidato presidencial de Ecuador, ultimado en pleno proceso electoral ecuatoriano a finales del año pasado, dijo que el crimen se ligó injustamente y por culpa de los medios de comunicación de ese país a la candidata oficialista, provocando que esta bajara en las encuestas y permitiendo al joven Daniel Noboa ganar la presidencia.

Los comentarios de Amlo no pasaron desapercibidos para Ecuador que condenó contundentemente lo dicho por el mandatario mexicano, en especial la hija y esposa del ex candidato asesinado, en cuanto a la clase política de ese país criticó a López Obrador por pactar con las organizaciones criminales en México, y por no poder frenar su expansión hacia otros países como por supuesto la nación ecuatoriana.

Bajo este clima tenso y ríspido se dieron los acontecimientos del pasado viernes, cuando se anunciaba que México daría asilo político a Jorge Glas, exvicepresidente de Ecuador acusado de actos de corrupción, lo cual provocó que el gobierno de Daniel Noboa irrumpiera en la embajada mexicana en Quito para detener al antes mencionado exvicepresidente, en lo que fue una flagrante violación a la soberanía mexicana, y rompe con los pactos establecidos en la convención de Viena (De manera puntual, lo que establece el artículo 22 de este tratado internacional).

La condena hacia Ecuador fue generalizada y las relaciones diplomáticas con este país fueron suspendidas, si bien lo ocurrido es un hecho inadmisible y sin precedentes para México, no se puede evitar mencionar que los ánimos ya se venían calentando desde antes por la intromisión inadecuada del gobierno mexicano en asuntos de otra nación, violentando los principios de no intervención en los conflictos ajenos y la doctrina estrada, principios siempre ejercidos por la diplomacia mexicana, sin embargo ahora toca sumar a Ecuador y Daniel Noboa al baúl donde la actual administración colecciona los encontronazos internacionales que ha tenido a lo largo de 5 años .

Recordar que el sexenio inicio pidiéndole a España una disculpa por la conquista hace más de 500 años, prosiguió con la utilización de embajadas como premio a opositores que terminaron apoyando a la 4t como Quirino Ordaz o Claudia Pavlovich, lo que abrió paso a la postulación de figuras sin experiencia en la labor diplomática o sin la calidad moral para el cargo, tal es el caso de Ricardo Valero embajador de México en Argentina, quien fue grabado por las cámaras de seguridad de una biblioteca robándose un libro, o el de querer imponer a Pedro Salmerón como embajador de México en Panamá a pesar de las acusaciones de acoso en el ITAM y el propio Morena, lo que generó que fuera el propio país panameño quien terminaría por rechazarlo como embajador.

Las polémicas continúan si consideramos la simpatía expresa del gobierno con las dictaduras latinoamericanas de Venezuela, Cuba y Nicaragua, en contraposición a otros países que no tienen estos perfiles tan cuestionables, no se puede olvidar tampoco el caso de Evo Morales, en donde incluso se dispuso de un avión del ejército mexicano para su rescate cuando estaba siendo acusado de un presunto fraude electoral en Bolivia, mismo caso que con Pedro Castillo en Perú a quien intentaron traerlo a México, pero fue detenido antes de llegar a la embajada mexicana en su país, o recientemente también los encontronazos del titular del ejecutivo mexicano contra el presidente argentino Javier Milei, con lo anteriormente dicho, es clara la marcada división que existe hoy en día en Latinoamérica, donde de acuerdo a estos países los únicos buenos son los que conforman el pacto bolivariano, que se constriñe a México, Nicaragua, Venezuela y Cuba.

Pero volviendo al caso debemos considerar que si los deslices cometidos por el presidente de México provocaron un clima de animadversión y de protección a una figura política con cargos penales en su contra, la sobrerreacción de Ecuador es un hecho inadmisible y absolutamente condenable, pues literalmente allanó territorio mexicano, violentando los tratados internacionales relacionados con el respeto a la soberanía de nuestro país, razón por la que para el caso, se ha pedido la intervención de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y se han convocado reuniones urgentes en la Organización de Estados Americanos, por el momento no nos resta más que esperar a ver hasta donde crece esta crisis internacional.