/ lunes 25 de marzo de 2024

Un arroz medio cocido 

Desde que ganaron los procesos internos de sus respectivas coaliciones, se sabía que tanto Xóchitl Gálvez como Claudia Sheinbaum serían las candidatas a la presidencia de la república, al respecto todas las encuestas daban una muy amplia ventaja a la aspirante de la coalición gobernante. Ante este difícil escenario tanto la candidata de oposición como su equipo, aseguraban estar tranquilos pues debían esperar a que arrancara formalmente el proceso electoral para subir en las encuestas, sin embargo, ese proceso ya inició y no hubo mayor cambio en ellas.

Particularmente llamó la atención la encuesta publicada esta semana por el Reforma, uno de los enemigos predilectos del Lopezobradorato, que coloca a Xóchitl Gálvez con el 34% de las preferencias, a Claudia Sheinbaum con 58% y a Álvarez Máynez con apenas el 8%, es decir hay una diferencia de 24 puntos entre las dos punteras a menos de 70 días de la elección, algo que sin duda tendría que encender todas las alarmas en el war room de la oposición.

Lo anterior debería de interpretarse como la última llamada a Xóchitl Gálvez para saber no si podría ganar la presidencia, sino si por lo menos va a poder competir por ella, aunque es cierto que hay algunos factores que apuntan a que sí podrá competir por lo menos, en primer lugar por estadística una elección de dos siempre tiende a cerrarse hacia el final de la campaña (una elección de dos considerando que el candidato Máynez no tiene posibilidad), y si analizamos los datos que proporciona el propio Reforma del 100% de personas que buscaron encuestar, el 40% decidió no contestar, es decir casi la mitad y de ese 60% de encuestados, el 35% dijo creer que si no gana Morena la presidencia, perdería los programas sociales a los que son acreedores, lo que nos habla de un condicionamiento ilegal del voto por parte del partido en el poder.

Por otro lado si bien es cierto que Claudia lleva una buena ventaja, ni es tan buena como las encuestas afines al oficialismo dicen, ni es cierto tampoco que Xóchitl está ya a un dígito como dicen las encuestas que le favorecen a ella, de hecho si analizamos a las casas encuestadoras en lo general, pareciera que algunas de ellas están evaluando elecciones distintas, pues unas dan una diferencia de hasta 70 puntos de ventaja a Claudia sobre Xóchitl y otras dicen que Xóchitl está ya a 7 puntos, si consideramos que en muchas ocasiones la predicción para la jornada electoral del próximo 2 de junio se basa en promediar el total de las encuestas, con resultados tan opuestos es difícil pensar que la cifra es 100% confiable.

Esta situación reabre el debate de la credibilidad de las encuestas, que en las últimas elecciones se han vuelto más una herramienta de uso político que un certero termómetro del sentir del electorado, el ejemplo más claro fueron los dos comicios del 2023 en donde las encuestas preveían una elección cerrada en Coahuila y una amplia ventaja en el Estado de México para Morena, cuando al final la elección cerrada fue precisamente la del Estado de México y la amplia ventaja la tuvo la oposición en Coahuila, lo que acusa el Frente Amplio es que por medio de encuestas pagadas se busca sembrar la idea de que el resultado está definido, mermando así el ánimo de la gente que quisiera salir a votar contra el oficialismo este 2 de junio.

Pero fuera de conjeturas y estadísticas, la pregunta del millón es si esta elección está definida, para quienes piensen así no podrían estar más equivocados, puesto que hay factores que no se están considerando para quienes pudieran pensar que el presente proceso electoral será un día de campo para la 4t, puesto que aún falta contabilizar el voto de los indecisos, el voto útil en detrimento de Álvarez Máynez o el voto de castigo que el partido en el poder ha de sufrir en estados como Guerrero, Veracruz, Zacatecas, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas y ahora también Campeche.

Además, vale la pena cuestionarnos ¿Qué sería realmente una victoria para Morena y aliados? La respuesta la han mencionado ellos mismos en más de una ocasión: voto masivo para ganar el carro completo, es decir la presidencia, las gubernaturas y la mayoría en el congreso.

Si bien es cierto que lo más probable es que quien sea investida como presidenta de la república hasta ahora sea Claudia Sheinbaum, es muy probable también que en las gubernaturas haya una pelea más que pareja y que Morena y aliados no ganen la mayoría en el congreso, sobre todo considerando que ni con la ola Lopezobradorista en el 2018 lo consiguieron, con 5 años de desgaste oficialista, esa posibilidad se ve aún más improbable, mientras que volviendo al tema de la presidencia, el último tren de Xóchitl Gálvez parece estar programado para el próximo 7 de abril en el primer debate presidencial, si después de ese episodio las encuestas siguen sin moverse, ahora sí podríamos decir que este arroz ya se coció.


Desde que ganaron los procesos internos de sus respectivas coaliciones, se sabía que tanto Xóchitl Gálvez como Claudia Sheinbaum serían las candidatas a la presidencia de la república, al respecto todas las encuestas daban una muy amplia ventaja a la aspirante de la coalición gobernante. Ante este difícil escenario tanto la candidata de oposición como su equipo, aseguraban estar tranquilos pues debían esperar a que arrancara formalmente el proceso electoral para subir en las encuestas, sin embargo, ese proceso ya inició y no hubo mayor cambio en ellas.

Particularmente llamó la atención la encuesta publicada esta semana por el Reforma, uno de los enemigos predilectos del Lopezobradorato, que coloca a Xóchitl Gálvez con el 34% de las preferencias, a Claudia Sheinbaum con 58% y a Álvarez Máynez con apenas el 8%, es decir hay una diferencia de 24 puntos entre las dos punteras a menos de 70 días de la elección, algo que sin duda tendría que encender todas las alarmas en el war room de la oposición.

Lo anterior debería de interpretarse como la última llamada a Xóchitl Gálvez para saber no si podría ganar la presidencia, sino si por lo menos va a poder competir por ella, aunque es cierto que hay algunos factores que apuntan a que sí podrá competir por lo menos, en primer lugar por estadística una elección de dos siempre tiende a cerrarse hacia el final de la campaña (una elección de dos considerando que el candidato Máynez no tiene posibilidad), y si analizamos los datos que proporciona el propio Reforma del 100% de personas que buscaron encuestar, el 40% decidió no contestar, es decir casi la mitad y de ese 60% de encuestados, el 35% dijo creer que si no gana Morena la presidencia, perdería los programas sociales a los que son acreedores, lo que nos habla de un condicionamiento ilegal del voto por parte del partido en el poder.

Por otro lado si bien es cierto que Claudia lleva una buena ventaja, ni es tan buena como las encuestas afines al oficialismo dicen, ni es cierto tampoco que Xóchitl está ya a un dígito como dicen las encuestas que le favorecen a ella, de hecho si analizamos a las casas encuestadoras en lo general, pareciera que algunas de ellas están evaluando elecciones distintas, pues unas dan una diferencia de hasta 70 puntos de ventaja a Claudia sobre Xóchitl y otras dicen que Xóchitl está ya a 7 puntos, si consideramos que en muchas ocasiones la predicción para la jornada electoral del próximo 2 de junio se basa en promediar el total de las encuestas, con resultados tan opuestos es difícil pensar que la cifra es 100% confiable.

Esta situación reabre el debate de la credibilidad de las encuestas, que en las últimas elecciones se han vuelto más una herramienta de uso político que un certero termómetro del sentir del electorado, el ejemplo más claro fueron los dos comicios del 2023 en donde las encuestas preveían una elección cerrada en Coahuila y una amplia ventaja en el Estado de México para Morena, cuando al final la elección cerrada fue precisamente la del Estado de México y la amplia ventaja la tuvo la oposición en Coahuila, lo que acusa el Frente Amplio es que por medio de encuestas pagadas se busca sembrar la idea de que el resultado está definido, mermando así el ánimo de la gente que quisiera salir a votar contra el oficialismo este 2 de junio.

Pero fuera de conjeturas y estadísticas, la pregunta del millón es si esta elección está definida, para quienes piensen así no podrían estar más equivocados, puesto que hay factores que no se están considerando para quienes pudieran pensar que el presente proceso electoral será un día de campo para la 4t, puesto que aún falta contabilizar el voto de los indecisos, el voto útil en detrimento de Álvarez Máynez o el voto de castigo que el partido en el poder ha de sufrir en estados como Guerrero, Veracruz, Zacatecas, Michoacán, Sinaloa, Tamaulipas y ahora también Campeche.

Además, vale la pena cuestionarnos ¿Qué sería realmente una victoria para Morena y aliados? La respuesta la han mencionado ellos mismos en más de una ocasión: voto masivo para ganar el carro completo, es decir la presidencia, las gubernaturas y la mayoría en el congreso.

Si bien es cierto que lo más probable es que quien sea investida como presidenta de la república hasta ahora sea Claudia Sheinbaum, es muy probable también que en las gubernaturas haya una pelea más que pareja y que Morena y aliados no ganen la mayoría en el congreso, sobre todo considerando que ni con la ola Lopezobradorista en el 2018 lo consiguieron, con 5 años de desgaste oficialista, esa posibilidad se ve aún más improbable, mientras que volviendo al tema de la presidencia, el último tren de Xóchitl Gálvez parece estar programado para el próximo 7 de abril en el primer debate presidencial, si después de ese episodio las encuestas siguen sin moverse, ahora sí podríamos decir que este arroz ya se coció.