/ sábado 22 de agosto de 2020

Entre el dolor y la desesperanza en México

La pandemia por el Covid-19 es un problema mundial, sin embargo, en diversas latitudes del universo, se señala que las cifras de muertes que da el gobierno mexicano, no reflejan la realidad que vivimos y enfrentamos.

Se pudo haber contenido a tiempo la propagación del virus. Pero, de manera recurrente nos señalaban que el gobierno estaba preparado para enfrentarlo, sin embargo, sobran evidencias académicas y periodísticas de que la estadística gubernamental de muertes, lamentablemente superan la realidad.

El Subsecretario Hugo López-Gatell, con base en sus proyecciones, el pasado 4 de junio señaló “el país podría registrar un mínimo de seis mil muertes, ocho mil, 12 mil 500 o incluso, en el escenario muy catastrófico, 60 mil”.

Estamos a pocos días de llegar a ese escenario catastrófico que describió López-Gatell y me pregunto ¿que sigue, que más veremos?, solo a través del tiempo se sabrá cual será la verdad y como es que el gobierno se preparó. Pero las cifras de decesos ahí están, al continuar con la misma estrategia, seguirán por miles.

Los responsables de la estrategia, señalan los decesos como una pérdida irreparable, pero para la mayoría de familias que han perdido a sus seres queridos claro que no solo es irreparable, es incluso una situación catastrófica por los costos económicos que les ha representado su hospitalización y tal vez su partida y al verse limitados económicamente o haber perdido su empleo, han recurrido a vender o poner en riesgo su patrimonio familiar.

Y al no tener una clara estrategia gubernamental, los daños colaterales causados por la pandemia, lamentablemente apuntan a que entre marzo y julio más de un millón 117 mil personas perdieron su empleo, cifra récord de desempleados, también en este periodo se ha tenido un récord de peticiones de retiro de recursos de las Afore por desempleo, y hay también más de 9.3 millones de créditos que están en programas de diferimiento de pagos, ya sea porque sus ingresos disminuyeron o no tienen empleo.

El daño y el impacto entre la población por el errático manejo de la pandemia, muestra la indolencia del Subsecretario López Gatell, debido a que no da credibilidad en su actuar y por qué rechazar el uso del cubrebocas, siendo un instrumento preventivo que evita el contagio y salvaría más vidas.

Cierto es que no existe una solución única, los efectos de la pandemia han sido diferenciados al interior del país y las soluciones también deben serlo. Lamentablemente, la ruta política desde el ámbito federal, está marcada por diferencias de encono y división que no abonan a la recuperación.

Esta crisis va a profundizar sentimientos de malestar y desconfianza, lo cual debe evitarse, toda vez que la pandemia no ha sido domada; la curva no se ha aplanado, el pico no llegó en ninguna de las ocasiones en que las anunció el subsecretario y, la mortalidad ha rebasado las proyecciones catastróficas que el mismo subsecretario Gatell señaló.

Por su parte el presidente López Obrador, ha señalado que ya se empieza a ver la luz, sin embargo, al revisar las cifras y tener los testimonios de las familias mexicanas que han sufrido la perdida de sus seres queridos, la percepción ciudadana es negativa, señalan decepción y desesperanza.

Cierto es que no se puede hablar de progreso habiendo desigualdad y exclusión, en medio de la ignorancia y las muertes evitables, tampoco la sociedad puede prosperar ni puede vivir en paz con los niveles de inseguridad que nos afectan.

Ahora bien, como se actuará para enfrentar la nueva ola de inseguridad, la delincuencia él desempleo, etc., a pesar de este dantesco escenario; aún estamos a tiempo de corregir y hacer realidad un mejor país y no solo una fantasía.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

La pandemia por el Covid-19 es un problema mundial, sin embargo, en diversas latitudes del universo, se señala que las cifras de muertes que da el gobierno mexicano, no reflejan la realidad que vivimos y enfrentamos.

Se pudo haber contenido a tiempo la propagación del virus. Pero, de manera recurrente nos señalaban que el gobierno estaba preparado para enfrentarlo, sin embargo, sobran evidencias académicas y periodísticas de que la estadística gubernamental de muertes, lamentablemente superan la realidad.

El Subsecretario Hugo López-Gatell, con base en sus proyecciones, el pasado 4 de junio señaló “el país podría registrar un mínimo de seis mil muertes, ocho mil, 12 mil 500 o incluso, en el escenario muy catastrófico, 60 mil”.

Estamos a pocos días de llegar a ese escenario catastrófico que describió López-Gatell y me pregunto ¿que sigue, que más veremos?, solo a través del tiempo se sabrá cual será la verdad y como es que el gobierno se preparó. Pero las cifras de decesos ahí están, al continuar con la misma estrategia, seguirán por miles.

Los responsables de la estrategia, señalan los decesos como una pérdida irreparable, pero para la mayoría de familias que han perdido a sus seres queridos claro que no solo es irreparable, es incluso una situación catastrófica por los costos económicos que les ha representado su hospitalización y tal vez su partida y al verse limitados económicamente o haber perdido su empleo, han recurrido a vender o poner en riesgo su patrimonio familiar.

Y al no tener una clara estrategia gubernamental, los daños colaterales causados por la pandemia, lamentablemente apuntan a que entre marzo y julio más de un millón 117 mil personas perdieron su empleo, cifra récord de desempleados, también en este periodo se ha tenido un récord de peticiones de retiro de recursos de las Afore por desempleo, y hay también más de 9.3 millones de créditos que están en programas de diferimiento de pagos, ya sea porque sus ingresos disminuyeron o no tienen empleo.

El daño y el impacto entre la población por el errático manejo de la pandemia, muestra la indolencia del Subsecretario López Gatell, debido a que no da credibilidad en su actuar y por qué rechazar el uso del cubrebocas, siendo un instrumento preventivo que evita el contagio y salvaría más vidas.

Cierto es que no existe una solución única, los efectos de la pandemia han sido diferenciados al interior del país y las soluciones también deben serlo. Lamentablemente, la ruta política desde el ámbito federal, está marcada por diferencias de encono y división que no abonan a la recuperación.

Esta crisis va a profundizar sentimientos de malestar y desconfianza, lo cual debe evitarse, toda vez que la pandemia no ha sido domada; la curva no se ha aplanado, el pico no llegó en ninguna de las ocasiones en que las anunció el subsecretario y, la mortalidad ha rebasado las proyecciones catastróficas que el mismo subsecretario Gatell señaló.

Por su parte el presidente López Obrador, ha señalado que ya se empieza a ver la luz, sin embargo, al revisar las cifras y tener los testimonios de las familias mexicanas que han sufrido la perdida de sus seres queridos, la percepción ciudadana es negativa, señalan decepción y desesperanza.

Cierto es que no se puede hablar de progreso habiendo desigualdad y exclusión, en medio de la ignorancia y las muertes evitables, tampoco la sociedad puede prosperar ni puede vivir en paz con los niveles de inseguridad que nos afectan.

Ahora bien, como se actuará para enfrentar la nueva ola de inseguridad, la delincuencia él desempleo, etc., a pesar de este dantesco escenario; aún estamos a tiempo de corregir y hacer realidad un mejor país y no solo una fantasía.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com