/ viernes 28 de febrero de 2020

Inseguridad, violencia y el malestar social

Actualmente existe un malestar generalizado, que incrementa el descontento social, por la falta no solo de políticas públicas, principalmente en materia de salud e inseguridad; sino más bien por la falta de respuesta ante los lamentables acontecimientos, los cuales lamentablemente han venido cobrado vidas.

Quien durante poco más de 18 años lucho no solo por entender, sino para atender las demandas sociales, logró el consenso social, llegando a la Primera Magistratura del país (AMLO), ahora se muestra indiferente y poco empático, ante la realidad y el clamor no solo de la ciudadanía, sino de las víctimas de los desaparecidos, los feminicidios y, los reclamos por la falta e insuficiencia de medicamentos en padecimientos que implican la posibilidad de la muerte.

La sociedad continúa esperando los empleos dignos que no llegan y al paso del tiempo, se continúa incrementando la desigualdad, la impunidad y la corrupción, lo cual viene rebasando el discurso y el esquema retórico del Primer Mandatario.

A esta situación habrá que sumar la publicación de los resultados del INEGI, de hace dos días, los cuales señalan que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 2019, fue de -0.1%, lo cual confirma el estancamiento de la economía mexicana durante el primer año del gobierno.

Y por el contrario el que señale al movimiento feminista con intentos golpistas, de facto, descalifica y desestima la legitimidad al reclamo de las mujeres, quienes están dispuestas a no dar un paso atrás. Situación ante la cual considero que sus demandas y manifestaciones en las calles no concluirán el próximo nueve de marzo.

Esta acción representa algo más que solo un paro nacional, sin duda, creo que será la más grande demostración del hartazgo de la sociedad ante una violencia, donde su punto más complejo esta en las agresiones que diariamente, sufren niñas y mujeres en gran parte del territorio nacional.

Ante este hecho, debemos entender que las manifestaciones sobre las protestas feministas, y la generalización del malestar social no concluirán, hasta que el Estado Mexicano actúe de manera decidida ante el reclamo y el malestar social, para proveer la justicia y, la seguridad pública y social.

Lo cierto es que los problemas que en el día a día se suscitan, solo cada pueblo puede superarlos. Es por ello que las grandes causas que unen de manera inmediata a la ciudadanía, tienen que ver con la defensa de la soberanía y, las amenazas externas e internas.

Pero independientemente de resolver estas urgentes demandas, la sociedad en general debe retomar o reforzar los valores morales, los cuales sin duda deben trabajarse desde la infancia en el seno familiar.

Al respecto, diversas investigaciones demuestran que “el desarrollo de la conciencia social promueve relaciones interpersonales constructivas y conductas prosociales”.

La convocatoria del nueve de marzo, sin duda será histórica, pero es necesario hacer a un lado la idea de que existe un “golpismo” enmascarado detrás de esta legítima exigencia, por lo cual también debe ser el momento para retomar el cambio de mentalidad para toda la sociedad, especialmente los hombres, para que acompañemos la transformación social del país.

Es por ello que los movimientos sociales persiguen propósitos colectivos. Su poder de influencia depende sin duda de su nivel de fortaleza, así como de sentidas demandas y, de un consensuado marco interpretativo.

Debemos al final de cuentas tener presente que la meta en México debe orientarse en lograr que hombres y mujeres podamos tratarnos con respeto, reconocimiento, y decoro; la opción de vida posible, dependerá de la capacidad para promover una nueva cultura de convivencia, de inclusión y armonía, acompañada con un Estado que atienda la seguridad jurídica, económica y social.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

Actualmente existe un malestar generalizado, que incrementa el descontento social, por la falta no solo de políticas públicas, principalmente en materia de salud e inseguridad; sino más bien por la falta de respuesta ante los lamentables acontecimientos, los cuales lamentablemente han venido cobrado vidas.

Quien durante poco más de 18 años lucho no solo por entender, sino para atender las demandas sociales, logró el consenso social, llegando a la Primera Magistratura del país (AMLO), ahora se muestra indiferente y poco empático, ante la realidad y el clamor no solo de la ciudadanía, sino de las víctimas de los desaparecidos, los feminicidios y, los reclamos por la falta e insuficiencia de medicamentos en padecimientos que implican la posibilidad de la muerte.

La sociedad continúa esperando los empleos dignos que no llegan y al paso del tiempo, se continúa incrementando la desigualdad, la impunidad y la corrupción, lo cual viene rebasando el discurso y el esquema retórico del Primer Mandatario.

A esta situación habrá que sumar la publicación de los resultados del INEGI, de hace dos días, los cuales señalan que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 2019, fue de -0.1%, lo cual confirma el estancamiento de la economía mexicana durante el primer año del gobierno.

Y por el contrario el que señale al movimiento feminista con intentos golpistas, de facto, descalifica y desestima la legitimidad al reclamo de las mujeres, quienes están dispuestas a no dar un paso atrás. Situación ante la cual considero que sus demandas y manifestaciones en las calles no concluirán el próximo nueve de marzo.

Esta acción representa algo más que solo un paro nacional, sin duda, creo que será la más grande demostración del hartazgo de la sociedad ante una violencia, donde su punto más complejo esta en las agresiones que diariamente, sufren niñas y mujeres en gran parte del territorio nacional.

Ante este hecho, debemos entender que las manifestaciones sobre las protestas feministas, y la generalización del malestar social no concluirán, hasta que el Estado Mexicano actúe de manera decidida ante el reclamo y el malestar social, para proveer la justicia y, la seguridad pública y social.

Lo cierto es que los problemas que en el día a día se suscitan, solo cada pueblo puede superarlos. Es por ello que las grandes causas que unen de manera inmediata a la ciudadanía, tienen que ver con la defensa de la soberanía y, las amenazas externas e internas.

Pero independientemente de resolver estas urgentes demandas, la sociedad en general debe retomar o reforzar los valores morales, los cuales sin duda deben trabajarse desde la infancia en el seno familiar.

Al respecto, diversas investigaciones demuestran que “el desarrollo de la conciencia social promueve relaciones interpersonales constructivas y conductas prosociales”.

La convocatoria del nueve de marzo, sin duda será histórica, pero es necesario hacer a un lado la idea de que existe un “golpismo” enmascarado detrás de esta legítima exigencia, por lo cual también debe ser el momento para retomar el cambio de mentalidad para toda la sociedad, especialmente los hombres, para que acompañemos la transformación social del país.

Es por ello que los movimientos sociales persiguen propósitos colectivos. Su poder de influencia depende sin duda de su nivel de fortaleza, así como de sentidas demandas y, de un consensuado marco interpretativo.

Debemos al final de cuentas tener presente que la meta en México debe orientarse en lograr que hombres y mujeres podamos tratarnos con respeto, reconocimiento, y decoro; la opción de vida posible, dependerá de la capacidad para promover una nueva cultura de convivencia, de inclusión y armonía, acompañada con un Estado que atienda la seguridad jurídica, económica y social.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com