Todos los factores y escenarios políticos en juego en el actual proceso electoral conducen irremediablemente a la misma conclusión en cuanto a quién será el favorito ganador de la contienda comicial del domingo próximo 2 de junio. De hecho, de los analistas que hay en la plaza y fuera de ella, y de todas las encuestas que se han levantado y publicado durante todo este tiempo, no hay una opinión, no hay una señal firma y vigorosa de que alguien diferente a Miguel Barbosa Huerta pueda ganar la plaza.
El tiempo y las condiciones del mercado electoral estatal y nacional han corrido en su favor desde el momento en que inició la campaña. Ser candidato de Morena a la gubernatura lo convirtió en favorito desde un principio de la campaña. A Miguel Barbosa le ha costado trabajo intenso abrirse paso en todo el trayecto de la contienda, entre otras cosas poder demostrar su oficio y habilidades negociadoras, hacer un discurso con contenidos de fondo y mostrar su talento político en las decenas de concentraciones masivas que ha realizado en los 217 municipios del Estado en más de dos años de mítines y concentraciones populares.
Ha hecho un inteligente, eficaz trabajo de acercamiento político y ha tenido una amplia apertura para recibir en las filas morenistas a cuanto fugado hay de otros partidos. Tuvo que realizar, en dos años, como ninguno de sus contrincantes de dentro y de fuera, tres extraordinarias y arduas campañas electorales consecutivas para ganarse el título de candidato a la gubernatura. Esto le dio la oportunidad de tener mayor poder de penetración y fortaleza entre las clases populares, dos años en campaña le convirtieron en el candidato más conocido.
En la contienda contra Martha Erika Alonso apareció y terminó convirtiéndose en una víctima del gran fraude electoral que fraguó Rafael Moreno Valle. Fue la segunda campaña, la campaña interna por la candidatura de Morena, la parte más conflictiva, escarpada, y complicada que enfrentó Barbosa cuando detuvo los furiosos embates de su duro contrincante, Alejandro Armenta Mier; y vio cómo el morenismo poblano se dividió en dos grandes grupos al grado de agrietar las formidables paredes populares que lo sostenían. Pero Armenta y Barbosa se reconciliaron, vino la era de la paz y de la unidad, y no parecen haber quedado en el camino semillas de rencor y venganza.
Esta campaña electoral que está por terminar en los comicios del 2 de junio es la tercera que está culminando exitosamente Miguel Barbosa, la elecci´n constitucional por una gubernatura de cinco años y cinco meses, iniciando el primero de agosto de 2019. Concluye con todas las encuestas otorgándole la victoria, y no es una mera casualidad, propagandística, ha sido el producto de un extraordinario esfuerzo y sacrificio, de un crecimiento político que se ha ido ganando gradual y paulatinamente entre los poblanos, muchos de los cuales le veían receloso y con desconfianza cuando desconocían su contextura y virtudes políticas.
Mientras Morena se ha convertido en un auténtico movimiento popular en el Estado que ha seguido a su candidato a la gubernatura, y sigue, con mucho, siendo un movimiento vivo que diariamente retroalimenta con su discurso Andrés Manuel López Obrador, otros procesos políticos, el del PAN y del PRI han venido a menos por la misma fuerza del cambio. El PAN ya no es lo mismo sin morenovalle, es un fenómeno que de pronto de desplomó, se hizo polvo, quedó desperdigado, sin pies ni cabeza ni brazos.
La influencia y la fortaleza del morenovallismo era predominante en el mercado político estatal, no había quien se le pusiera enfrente por su bien ganado autoritarismo revanchista. Moreno Valle controlaba el gobierno, los 217 ayuntamientos, al Partido Acción Nacional, al Instituto Estatal Electoral, al Poder Judicial Estatal, el poder legislativo, controlaba todo el dinero público federal, estatal y municipal. Y supo hacer amarres políticos muy firmes con el gobierno de Enrique Peña Nieto, de tal manera que hacía lo que se le viniera en gana y siempre tuvo con que acallas las protestas sociales que eran muchas.
Muerto Moreno Valle bastaron unas cuentas semanas para que el PAN se desmoronara, lo perdiera todo, se quedara sin el control del gasto público con el que controlaba y compraba los procesos electorales. Todos sus líderes lo abandonaron, se fueron a esconder cómodamente bajo la sombra de los árboles, avergonzados de un movimiento que dependía de un líder y del dinero. Y eso facilita la debacle electoral que se espera el domingo próximo de un partido que nos acostumbró a ver cómo arrasaba en las ornas electorales bajo el poder de la compra del voto y el acarreo masivo de votantes En su caída el PAN hará su propia contribución al triunfo de Miguel Barbosa.
El doctor Enrique Cárdenas Sánchez intentó hacer un salvamento del PAN, haciéndose su candidato a la gubernatura, pero es una audacia temeraria la suya, la de intentar rescatar una nave en pleno naufragio, tal y como lo confirman las encuestas electorales de todos estas semanas…NOS ESCUCHAMOS diariamente de las 13 a las 14 horas en ABC Radio 1280 de AM.
