/ sábado 23 de enero de 2021

Pandemia; su impacto en economía y salud

La difícil situación que enfrenta el mundo y nuestro país, debido a la pandemia del Covid-19, deterioró las condiciones de salud, al tiempo que desequilibró la mayoría de las actividades, afectando de manera notoria la económica.

Para México, en nada ayuda el señalamiento de cubrirse con los errores del pasado para evadir la responsabilidad; ¿Cuánto tiempo vamos a seguir perdiendo el futuro de nuestro país viviendo y discutiendo la coyuntura de problemas irrelevantes?; debemos esforzarnos cada uno de nosotros, más allá de seguir culpando al pasado. Las acciones y el trabajo deben efectuarse, impulsados con valores, no como una imposición, sino vivenciarlos, como una forma de vida.

Sin embargo, una de las mayores dificultades lo representa la transformación del mercado de trabajo. La economía incluso, antes de la pandemia, crecía menos, no sólo en México, sino en casi todos los países de la OCDE, debido a que; la tecnificación requiere de menores trabajadores.

Como ejemplo, si una empresa que empleaba a 500 trabajadores ahora puede hacer lo mismo con una décima parte. Los robots hacen más cosas que antes, a un costo menor, no se sindicalizan, por lo que la tendencia para ser competitivo, tiende a disminuir aún más los empleos manufactureros.

Por supuesto que ningún empresario fuerte, pierde el ánimo ante los mercados, de cara a los cambios, el desarrollo tecnológico y ahora la pandemia, la enfrentarán a través de la innovación, siempre y cuando el Estado, otorgue las garantías y no cancele las oportunidades.

Los fisiócratas señalaban el beneficio económico en dos nociones relacionadas, pero no equivalentes: el beneficio material - conceptualizado como el incremento en bienes económicos físicos o riqueza de una nación - y el beneficio pecuniario o riqueza monetaria de los individuos.

Al respecto el economista David Ricardo, señalaba en 1814, "los individuos no estiman su ganancia a través de la producción material, pero las naciones invariablemente lo hacen. Si tuviéramos exactamente la misma cantidad de mercancías en el año 1815 que tenemos ahora en 1814, como nación no seriamos más ricos, pero si el dinero hubiese declinado en valor, esas (mercancías) serían representadas por una cantidad mayor de dinero, y los individuos serían propensos a "creerse" más ricos", se planteaba[] el incremento de riqueza material como plusvalía; que en la actualidad se determina como valor agregado.

Para México y el mundo, los indicadores económicos elaborados por analistas de diver­sos organismos internacionales confirman la preocupante situación económica y social en el corto y me­diano plazo; debido a que la realidad económica condiciona márgenes de actuación de las políticas, pero también debe imponer la necesidad de revisar y explorar alternativas, para hacerle frente.

En nuestro país, la actividad económica se expande a niveles inferiores a su crecimiento potencial, con un amplio rezago respecto a las necesidades de una población que continua con niveles de pobreza y desigualdad. Aunado a la fragilidad fiscal por la escasa capacidad recaudatoria, con la que se había podido coexistir, en cierta medida por la renta petrolera, la cual, actualmente es deficitaria.

El paradigma del desarrollo humano hace especial énfasis en la oportunidad de llevar una vida larga y saludable. Esta variable es una de las que determinan el Índice de Desarrollo Humano (IDH); pues la salud es un bien social, en consecuencia, es un derecho inherente a la vida, su preservación es un deber de cada persona. La salud es una de las principales condiciones para el desarrollo y también uno de los indicadores asociados al crecimiento económico y la pobreza.

Por ello las políticas públicas y las acciones de la sociedad en su conjunto, deben tener como objetivo la disminución de la pobreza, pues una mala o deficiente salud, incide negativamente en los niveles de desarrollo cognitivo, productividad e ingreso del individuo.

Y la crisis que padecemos en México y el mundo, independientemente de la perdida de vidas humanas, el sufrimiento y los enormes gastos ocasionados, tienen o tendrán inevitablemente efectos negativos que impactarán el desarrollo económico, social, personal y familiar.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

La difícil situación que enfrenta el mundo y nuestro país, debido a la pandemia del Covid-19, deterioró las condiciones de salud, al tiempo que desequilibró la mayoría de las actividades, afectando de manera notoria la económica.

Para México, en nada ayuda el señalamiento de cubrirse con los errores del pasado para evadir la responsabilidad; ¿Cuánto tiempo vamos a seguir perdiendo el futuro de nuestro país viviendo y discutiendo la coyuntura de problemas irrelevantes?; debemos esforzarnos cada uno de nosotros, más allá de seguir culpando al pasado. Las acciones y el trabajo deben efectuarse, impulsados con valores, no como una imposición, sino vivenciarlos, como una forma de vida.

Sin embargo, una de las mayores dificultades lo representa la transformación del mercado de trabajo. La economía incluso, antes de la pandemia, crecía menos, no sólo en México, sino en casi todos los países de la OCDE, debido a que; la tecnificación requiere de menores trabajadores.

Como ejemplo, si una empresa que empleaba a 500 trabajadores ahora puede hacer lo mismo con una décima parte. Los robots hacen más cosas que antes, a un costo menor, no se sindicalizan, por lo que la tendencia para ser competitivo, tiende a disminuir aún más los empleos manufactureros.

Por supuesto que ningún empresario fuerte, pierde el ánimo ante los mercados, de cara a los cambios, el desarrollo tecnológico y ahora la pandemia, la enfrentarán a través de la innovación, siempre y cuando el Estado, otorgue las garantías y no cancele las oportunidades.

Los fisiócratas señalaban el beneficio económico en dos nociones relacionadas, pero no equivalentes: el beneficio material - conceptualizado como el incremento en bienes económicos físicos o riqueza de una nación - y el beneficio pecuniario o riqueza monetaria de los individuos.

Al respecto el economista David Ricardo, señalaba en 1814, "los individuos no estiman su ganancia a través de la producción material, pero las naciones invariablemente lo hacen. Si tuviéramos exactamente la misma cantidad de mercancías en el año 1815 que tenemos ahora en 1814, como nación no seriamos más ricos, pero si el dinero hubiese declinado en valor, esas (mercancías) serían representadas por una cantidad mayor de dinero, y los individuos serían propensos a "creerse" más ricos", se planteaba[] el incremento de riqueza material como plusvalía; que en la actualidad se determina como valor agregado.

Para México y el mundo, los indicadores económicos elaborados por analistas de diver­sos organismos internacionales confirman la preocupante situación económica y social en el corto y me­diano plazo; debido a que la realidad económica condiciona márgenes de actuación de las políticas, pero también debe imponer la necesidad de revisar y explorar alternativas, para hacerle frente.

En nuestro país, la actividad económica se expande a niveles inferiores a su crecimiento potencial, con un amplio rezago respecto a las necesidades de una población que continua con niveles de pobreza y desigualdad. Aunado a la fragilidad fiscal por la escasa capacidad recaudatoria, con la que se había podido coexistir, en cierta medida por la renta petrolera, la cual, actualmente es deficitaria.

El paradigma del desarrollo humano hace especial énfasis en la oportunidad de llevar una vida larga y saludable. Esta variable es una de las que determinan el Índice de Desarrollo Humano (IDH); pues la salud es un bien social, en consecuencia, es un derecho inherente a la vida, su preservación es un deber de cada persona. La salud es una de las principales condiciones para el desarrollo y también uno de los indicadores asociados al crecimiento económico y la pobreza.

Por ello las políticas públicas y las acciones de la sociedad en su conjunto, deben tener como objetivo la disminución de la pobreza, pues una mala o deficiente salud, incide negativamente en los niveles de desarrollo cognitivo, productividad e ingreso del individuo.

Y la crisis que padecemos en México y el mundo, independientemente de la perdida de vidas humanas, el sufrimiento y los enormes gastos ocasionados, tienen o tendrán inevitablemente efectos negativos que impactarán el desarrollo económico, social, personal y familiar.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com