/ viernes 2 de julio de 2021

Pobreza y desigualdad; causas del deterioro social

El crecimiento demográfico y la dinámica social en el país, han acelerado el proceso de urbanización, generando una alta demanda de servicios básicos que, aunada a la modernización, obliga a cambiar mentalidades y, exige la eficiencia gubernamental; la cual resulta ser determinante para evaluar el ejercicio y desempeño gubernamental.

Esta evaluación se vio reflejada en la pasada elección, donde principalmente la clase media evalúo el magro desempeño de la administración federal. Con cifras del INEGI existen 10 millones de nuevos pobres, lo cual denota la difícil situación por la que pasan las familias y que a pesar de las transferencias que el gobierno realiza en efectivo a diversos programas sociales, estas han sido insuficientes para salir o disminuir la pobreza.

El escenario en que se desenvuelve la sociedad mexicana es bastante complejo para la mayoría de personas, provocando que el deterioro social en el país, lamentablemente se acreciente; millones de mexicanos continuamos esperando un nuevo rumbo para enfrentar las crisis que se agravan en el país entre las cuáles como ejemplo, se encuentra la de los niños con cáncer que a la fecha no cuentan con los medicamentos para combatir este terrible flagelo.

Dia a día crece la inseguridad, los actos vandálicos y las masacres en diversas regiones del país, las cuales son inaceptables; ello hace entendible la indignación social, pero a su vez no debe ser pretexto para incitar, confundir y en ocasiones para enfrentar incluso desde el poder gubernamental a la sociedad.

Esta confusión, ha derivado en una grave crisis institucional, la cual se combina con, ineficacia y tolerancia imprudente; ante esta situación, es necesario establecer criterios de políticas públicas que verdaderamente disminuyan la desigualdad social, pues la injusticia, la discriminación y el deterioro de los valores sociales y éticos, han contribuido a generar violencia, delincuencia, corrupción, abuso de poder, y la barbarie que impera en hechos cada vez más frecuentes en nuestra vida cotidiana.

Esta realidad y los saldos negativos de la pandemia del covid-19, han generado un gran deterioro social, el cual nos ha limitado para buscar otras alternativas; frente a esta realidad, es claro distinguir que el tejido social se ha resquebrajado y provoca la desconfianza entre ciudadanos y autoridades.

Situación que, en México rebasa cualquier esfuerzo de comunicación, por lo cual es muy importante que el gobierno y la ciudadanía recuperemos los espacios perdidos, para definir una agenda que permita recomponer el tejido social.

Durante la historia de nuestro país, los brotes de ingobernabilidad se han suscitado por falta de apoyos o de tacto político, en ciertas regiones; en la actualidad, los vacíos de autoridad, que entre otras condiciones han permitido ampliar los negocios ilícitos y otro tipo de problemas, han lesionado la estructura social, debilitado al Estado Mexicano, aunado a la falta de oportunidades, el incremento en la delincuencia, la impunidad, etc.

Y ante ello, los medios de comunicación deben jugar un papel importante en su carácter informativo y no en la especulación, si bien es cierto que no se puede señalar una imagen saludable de México; su trabajo profesional debe centrarse en informarnos quiénes somos, qué nos pasa y qué estamos haciendo para resolverlo. En México se vive con una atmósfera sombría que tiene a la sociedad bajo una gran fragilidad que no nos merecemos, a causa de los secuestros, el narcotráfico, las masacres, asesinatos etc.

Hay un ánimo convulso y una sensación de fragilidad síquica, que no debe ser admisible. La sociedad vive con miedo; lo cierto es que, por el bien de todos los mexicanos no podemos ni debemos seguir así.

Por supuesto que no se puede hablar de progreso cuando existe desigualdad y exclusión, en medio de la ignorancia y las muertes evitables, tampoco la sociedad puede prosperar ni vivir en paz con los niveles de inseguridad que nos afectan y que parece ser que lamentablemente nos vamos acostumbrando.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

El crecimiento demográfico y la dinámica social en el país, han acelerado el proceso de urbanización, generando una alta demanda de servicios básicos que, aunada a la modernización, obliga a cambiar mentalidades y, exige la eficiencia gubernamental; la cual resulta ser determinante para evaluar el ejercicio y desempeño gubernamental.

Esta evaluación se vio reflejada en la pasada elección, donde principalmente la clase media evalúo el magro desempeño de la administración federal. Con cifras del INEGI existen 10 millones de nuevos pobres, lo cual denota la difícil situación por la que pasan las familias y que a pesar de las transferencias que el gobierno realiza en efectivo a diversos programas sociales, estas han sido insuficientes para salir o disminuir la pobreza.

El escenario en que se desenvuelve la sociedad mexicana es bastante complejo para la mayoría de personas, provocando que el deterioro social en el país, lamentablemente se acreciente; millones de mexicanos continuamos esperando un nuevo rumbo para enfrentar las crisis que se agravan en el país entre las cuáles como ejemplo, se encuentra la de los niños con cáncer que a la fecha no cuentan con los medicamentos para combatir este terrible flagelo.

Dia a día crece la inseguridad, los actos vandálicos y las masacres en diversas regiones del país, las cuales son inaceptables; ello hace entendible la indignación social, pero a su vez no debe ser pretexto para incitar, confundir y en ocasiones para enfrentar incluso desde el poder gubernamental a la sociedad.

Esta confusión, ha derivado en una grave crisis institucional, la cual se combina con, ineficacia y tolerancia imprudente; ante esta situación, es necesario establecer criterios de políticas públicas que verdaderamente disminuyan la desigualdad social, pues la injusticia, la discriminación y el deterioro de los valores sociales y éticos, han contribuido a generar violencia, delincuencia, corrupción, abuso de poder, y la barbarie que impera en hechos cada vez más frecuentes en nuestra vida cotidiana.

Esta realidad y los saldos negativos de la pandemia del covid-19, han generado un gran deterioro social, el cual nos ha limitado para buscar otras alternativas; frente a esta realidad, es claro distinguir que el tejido social se ha resquebrajado y provoca la desconfianza entre ciudadanos y autoridades.

Situación que, en México rebasa cualquier esfuerzo de comunicación, por lo cual es muy importante que el gobierno y la ciudadanía recuperemos los espacios perdidos, para definir una agenda que permita recomponer el tejido social.

Durante la historia de nuestro país, los brotes de ingobernabilidad se han suscitado por falta de apoyos o de tacto político, en ciertas regiones; en la actualidad, los vacíos de autoridad, que entre otras condiciones han permitido ampliar los negocios ilícitos y otro tipo de problemas, han lesionado la estructura social, debilitado al Estado Mexicano, aunado a la falta de oportunidades, el incremento en la delincuencia, la impunidad, etc.

Y ante ello, los medios de comunicación deben jugar un papel importante en su carácter informativo y no en la especulación, si bien es cierto que no se puede señalar una imagen saludable de México; su trabajo profesional debe centrarse en informarnos quiénes somos, qué nos pasa y qué estamos haciendo para resolverlo. En México se vive con una atmósfera sombría que tiene a la sociedad bajo una gran fragilidad que no nos merecemos, a causa de los secuestros, el narcotráfico, las masacres, asesinatos etc.

Hay un ánimo convulso y una sensación de fragilidad síquica, que no debe ser admisible. La sociedad vive con miedo; lo cierto es que, por el bien de todos los mexicanos no podemos ni debemos seguir así.

Por supuesto que no se puede hablar de progreso cuando existe desigualdad y exclusión, en medio de la ignorancia y las muertes evitables, tampoco la sociedad puede prosperar ni vivir en paz con los niveles de inseguridad que nos afectan y que parece ser que lamentablemente nos vamos acostumbrando.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com