Menudo se presentó en Puebla en 1983 ante más de 30 mil personas, que más que enjundiosas, cantaron y bailaron cada una de las melodías del grupo juvenil del momento en el estadio Ignacio Zaragoza.
Todo transcurrió con normalidad hasta la segunda mitad del concierto, cuando un grupo de vándalos irrumpió en el estadio para sembrar pánico entre los presentes. En ese momento, el recital terminó y las miles de personas que se encontraban en el recinto gritaron por sus vidas ante una multitud descontrolada.
La ciudad aún no se recuperaba de la ola de vandalismo que había dejado el concierto de Queen cuando el Ayuntamiento autorizó otro evento multitudinario en el mismo lugar, pero el de Menudo dejó muerte y desolación, y la prohibición de este tipo de eventos carentes de organización y requerimientos de seguridad.
El Fenómeno musical en Hispanoamérica
La música se expandió al mundo entero en el siglo XX cuando empezaron a surgir agrupaciones musicales juveniles que, una vez que se hacían famosas en su país de origen, saltaban al mercado internacional para conseguir éxito mundial.
Una de las primeras agrupaciones que visitó México fue la banda Queen, pero el país no contaba con experiencia en eventos masivos y la visita de los ingleses resultó un desastre, tanto que el quinteto nunca regresó. Los dos conciertos que ofreció en Puebla, en 1981, han sido recordados como un evento sin precedentes a pesar de la ola de vandalismo que se abatió en la ciudad, y de los enfrentamientos entre fanáticos y policía que convirtieron la cancha del estado Ignacio Zaragoza, lugar donde se presentó, en un campo de batalla.
Al año siguiente, en 1982, el grupo boricua “Menudo”, llegó al país para promocionar su álbum homónimo del que se desprendieron éxitos como “Quiero ser”, “Súbete a mi moto” y “Claridad”, canción que sigue vigente y que, seguramente, más de uno ha bailado alguna vez.
En ese momento, la agrupación estaba integrada por René Farrait, Johnny Lozada, Xavier Serbiá, Miguel Cancel y Ricky Meléndez, con quienes Menudo se convirtió en el fenómeno musical más grande en Hispanoamérica a inicios de la década de los 80.
Así comenzó la menudomanía en nuestro país, en donde era normal encontrarse un poster de Menudo pegado en la pared de la habitación de la jovencita de la familia, e incluso, había quien se atrevía a poner la foto de su integrante favorito, o de toda la agrupación, pegada en su libreta escolar.
La segunda ocasión en que la agrupación boricua se presentó en Puebla, en 1983, fue en el mismo escenario que lo había hecho la banda inglesa Queen. El concierto fue autorizado por el Ayuntamiento pese a que no se solicitó a los organizadores los requisitos de seguridad necesarios para un evento de tales proporciones. Lo que sería una tarde de música y diversión, se convirtió en una tragedia que le costó la vida a tres personas y dejó más de un centenar de heridos.
La fiebre de menudo
El 25 de febrero de 1983 la taquilla del estadio Ignacio Zaragoza se abrió desde las 9 de la mañana para que ninguna poblana se quedara sin ver a la agrupación del momento.
Ese viernes fue un día lluvioso de invierno, lo que no importó a las miles de fanáticas que llegaron desde temprana hora a apostarse en la entrada del coloso deportivo para ser las primeras en entrar al estadio y así conseguir el mejor sitio desde donde apreciar a la agrupación.
Alrededor de las 6 de la tarde se comenzaron a escuchar los acordes de “Claridad” y aparecieron en el escenario René, Xavier, Johnny, Miguel y Ricky, ataviados con uno de sus característicos atuendos en colores rojo, amarillo y azul, pero con una chamarra, por el frío.
Menudo fue recibido por 30 mil personas que más que enjundiosas, cantaron y bailaron cada una de las melodía que el grupo iba presentando, ante los gritos de fanáticas histéricas que sentían que se desmayaban al ver al quinteto bailar y mover sus melenas largas al ritmo de la música.
Todo transcurrió con normalidad hasta la segunda mitad del concierto, cuando un grupo de vándalos irrumpió en el estadio para causar pánico y terror. Los organizadores sacaron de inmediato a la agrupación y las personas que se encontraban en el estadio gritaron por sus vidas ante la multitud descontrolada.
Voces presenciales de los hechos
María Esther Zamora Orozco, tenía 16 años cuando Menudo ofreció ese concierto en Puebla que ella apreció desde la cancha.
“El estadio Zaragoza estaba llenísimo. Todo iba bien, el concierto empezó con la canción ´Claridad´ y fue la locura. El problema fue que una banda de chamacos se metió por la barda que colinda con la calle que sube a los fuertes. Yo los vi porque comenzaron a gritar para que los sacaran porque no habían pagado boleto, entonces volteé, no sé si estaban drogados o lo hicieron por pura maldad, pero comenzaron a alebrestar a la gente”, señala.
Comenta que faltaban unos minutos para que terminara el concierto cuando la gente empezó a empujar porque los vagos se habían bajado al campo a sembrar pánico, pero comenzaron a hacerlo desde arriba. Recuerda que en su mayoría, las asistentes eran mujeres y había mamás con niñas.
“Se comenzaron a oír muchos gritos y a todas las que estábamos de la mitad de la cancha hacia el escenario, nos empezaron a empujar hacia la malla (que separaba el escenario). En ese momento se acabó el concierto y los organizadores los sacaron (a Menudo). El pánico ya estaba en todo su apogeo porque todas queríamos salir. La gente siguió empujando para intentar salir por una puerta porque no abrieron todo el zaguán, hasta que se cayó (el zaguán) y ahí fue donde vino la tragedia”, puntualiza.
Otra versión la compartió en Puebla Antigua, María Dolores Bravo Hidalgo, y la llamó: La verdadera historia del concierto de Menudo en Puebla en Febrero de 1983.
Ella tenía 15 años cuando se presentó la agrupación. Acudió sin el consentimiento de su madre, se escapó para ir al concierto. Llegó al estadio a las 7 de la mañana y recuerda que llovió todo el día, por lo que la cancha estaba echa un lodazal.
“Yo fui la primera en la fila para entrar y pude ver todo desde el principio. No había suficiente seguridad ni organización. Recuerdo a un tal señor Santa María como organizador y un tal ingeniero Victoria, encargado del audio. Conocí a un chico de seguridad, no recuerdo el nombre, pero gracias a él salve mi vida”, detalla.
El recital comenzó con normalidad y pasada la mitad del mismo, dice que lo suspendieron porque la gente que estaba a nivel de cancha tiro la malla que habían colocado para impedir el paso al escenario.
“A partir de ahí todo fue un caos, gritos y empujones, los de Menudo ni siquiera podían subirse al autobús, a Ricky le rompieron la ropa. Abrieron el portón para que saliera el autobús del grupo y después cerraron con llave”, asegura.
Al cerrar el acceso por donde entran los camiones a la cancha del estadio, los asistentes comenzaron a salir, de uno en uno, por una pequeña puerta. Recuerda que la muchedumbre seguía empujando, lo que ocasionó que el portón de grandes proporciones cayera sobre las personas que ya habían logrado salir, aplastándola. Por si fuera poco, dice que la gente comenzó a salir en estampida sobre el mismo, sumándole peso.
“Murieron más de los que dijeron (3), yo vi unos 8 cuerpos. Fue una absoluta desgracia. Yo pude salir gracias a qué el chico de seguridad me jaló y me metió a la fila de los mismos de seguridad”, advierte.
“A los dos días, el domingo, salí en primera plana en el Alarma, revista amarillista que se publicaba cada ocho días. Mi mamá lo vio y me descubrió. Me dio una cachetiza que hasta hoy me acuerdo y me duele. Una verdadera pesadilla”, lamenta.
El drama de la fiesta de Menudo
Dos jovencitas y la madre de una de ellas murieron a consecuencia del tumulto provocado en el estadio Ignacio Zaragoza, cuando la gente se aplastó al salir en forma tumultuosa al término del concierto del grupo Menudo.
En la publicación del sábado 26 de febrero de este diario, se lee que el drama se produjo a las 19:05 horas cuando la agrupación estaba abandonando el estadio y las fanáticas trataron de salir corriendo para verlos de cerca. A esto se sumó el pánico que sembró un grupo de vándalos que se había saltado la barda sin pagar boleto y estaban causando desorden entre los asistentes que en su mayoría eran mujeres.
Al intentar salir por la única puerta del estadio, se derribó la misma sobre los asistentes que fueron pisoteados por la turba que salió descontrolada del recinto.
“Niñas, señoras y jóvenes eran estrelladas contra puertas, muros y alambradas, sembrando dolor y muerte, haciendo nula la presencia de los 240 policías de la Policía Preventiva que fueron insuficientes para controlar la avanzada de la masa humana, haciendo de la fiesta de los Menudo un terrible drama. Quedando inertes, asfixiadas y aplastadas por la multitud la señora Juana Cervantes Martínez de 42 años y su hija de 11 años Norma Candia Cervantes, así como la jovencita Rosa María López Juárez, de 14 años de edad”, se lee en la publicación.
Sin que los organizadores del evento lo solicitaran, por lo que no hubo coordinación para la entrada y salida de los espectadores, la Policía Preventiva había enviado a doscientos cuarenta efectivos para dar protección y seguridad a los asistentes, así como cuatro radio patrullas. Pero al final fue imposible controlar la masa humana compuesta principalmente por niñas.
Durante el concierto solo se habían registrado desvanecimientos y ataques de histeria. Fue a la salida cuando la multitud descontrolada causó la tragedia en la que murieron por asfixia las tres mujeres.
Pese a todo, los heridos y testigos mencionaron que el espectáculo fue un éxito y había transcurrido en orden hasta que los vándalos causaron el desorden empujando a las presentes quienes muertas de pánico intentaron correr por sus vidas.
Cae muro sobre espectadores
La policía reportó que fueron detenidos varios jóvenes que estaban bajo los efectos de mariguana y otras drogas, y otros más que faltaban el respeto a las asistentes, quienes fueron consignados ante el juez calificador en turno.
El grupo de malandros que entró por la parte posterior del estadio Ignacio Zaragoza para presenciar el espectáculo de Menudo sin pagar boleto, ocasionó el desplome de la barda sobre los espectadores. Algunos quedaron semisepultados y hubo siete lesionados que requirieron atención médica.
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Los vándalos llegaron en tres camiones urbanos, secuestrados, y querían entrar por la misma puerta de acceso por la que entró la agrupación. Pero para evitar su acceso, los uniformados bloquearon la entrada y entonces recibieron una lluvia de piedras. Tres policías resultaron descalabrados.
Al ver que no pudieron entrar por el acceso, fue que se les ocurrió saltarse la barda originándose así la tragedia. Los jóvenes, que se dijeron estudiantes de la Universidad Autónoma de Puebla, fueron puestos a disposición del Ministerio Público.
Sin medidas de seguridad y organización
El incidente en el concierto de Menudo fue provocado por la falta de previsión de los organizadores que no tuvieron en cuenta las medidas de seguridad necesarias para realizar un evento mascivo.
En octubre de 1981, se había presentado la banda inglesa Queen en el mismo escenario y a pesar de que no hubo vidas humanas que lamentar, las pérdidas materiales fueron cuantiosas y la delincuencia sobrepasó a la autoridad.
Cuando el presidente municipal Victoriano Álvarez García, fue cuestionado al respecto de la visita de la banda inglesa, aseguró que los poblanos estaban preparados para este tipo de espectáculos. Pero claramente no fue así, porque la falta de previsión se reflejó en vandalismo, destrucción y robo.
En esta ocasión, del concierto de Menudo, Álvarez García, dijo que no se darían más permisos en locales inadecuados como el estadio Zaragoza, pero especificó que no se podían negar por completo este tipo de eventos artísticos y culturales a los que la ciudadanía tenía derecho. Lamentó lo ocurrido y señaló que una vez realizadas las averiguaciones por parte de la Procuraduría de Justicia se otorgarían de 2 a 9 años de cárcel a quien resultara responsable de los hechos ocurridos durante la actuación del grupo.
Las afirmaciones hechas por el edil, fueron resultado de los cuestionamientos y declaraciones que el gobernador, Guillermo Jiménez Morales, había hecho en la rueda de prensa que se verificó en Casa Puebla la mañana del sábado 26 de febrero, a la que asistió la periodista Josefina Zárate, en representación de esta casa editorial, El Sol de Puebla, en la que se lee:
“Por acuerdo del gobernador, queda prohibida toda clase de espectáculos populares que distorsionen la formación cultural de la juventud. Los Ayuntamientos antes de otorgar permisos deberán prever que el local satisfaga los requisitos de seguridad, de lo contrario, terminantemente debe evitarse la realización de un evento como el que ayer originó lamentables consecuencias”.
En ese momento, el estadio Zaragoza solo contaba con una puerta de salida, la principal, debido a que el resto estaban tapadas porque así lo requería el desarrollo de los juegos que se hacían ahí.
Tras lamentar el fallecimiento de tres personas y los heridos, el ejecutivo indicó que sería el alcalde quien tendría que explicar por qué otorgó el permiso sin responsabilizar a la empresa organizadora de la seguridad.
La ciudadanía lamento lo ocurrido y solicitó que no se volvieran a autorizar este tipo de espectáculos.