/ viernes 27 de diciembre de 2019

¿Cómo lograr la transformación?

Estamos por concluir un año más, 2019 el año más violento en la historia de nuestro país y ante este preocupante escenario, los ciudadanos continuamos en la espera de conocer cuál es la estrategia para resolver este lamentable flagelo que día a día padecemos.

A pesar de ello, el Presidente López Obrador insiste en que la transformación más importante y urgente en México es la que tiene que ver con el combate a la corrupción; por supuesto que es importante, pero la urgencia estriba en disminuir la incidencia delictiva y la criminalidad, que ha cobrado más vidas, dejando indefensos a una gran mayoría de mexicanos.

Para lograr una transformación, el actual gobierno, debe atenderla con criterios claros y sólidos, con pleno respeto a la aplicación de la ley; y de su valoración ética, que tiene que ser permanente. Creo que resulta inútil hablar incluso del combate a la corrupción si ese discurso en los hechos, va acompañado de una sucesión de excusas débiles y defensas legales a modo.

Acciones como la antes señalada, que se suma a otros casos y actitudes que ha tenido el gobierno, van construyendo la percepción social, identificando o señalando que no existe la intención de ir a fondo en el combate imparcial a la corrupción, esta denominada transformación debe ser pareja y no selectiva y, para lograr el objetivo deseado, debe sumarse a la sociedad civil y a los medios de comunicación como aliados y no como enemigos.

El Presidente López Obrador señala en innumerables ocasiones en las conferencias mañaneras que se combate la corrupción del pasado, sin embargo, lo más importante, es combatir la corrupción de hoy, que afecta a la sociedad mexicana de ahora y también a la del futuro.

Para revertir la inseguridad, se debe apoyar el crecimiento de la economía, como el principal instrumento que puede garantizar su solución a mediano y largo plazos.

Y si bien es cierto que tanto el tipo de cambio, como la inflación mantienen un comportamiento positivo, el cual ha generado estabilidad para reactivar la economía, los focos rojos se encuentran en la inversión privada, la cual reporta un comportamiento inadecuado que ha generado un franco estancamiento que, aunado al retiro del gasto gubernamental en infraestructura, mantienen frenada la actividad productiva y en consecuencia la generación de empleos y riqueza.

Si el capital privado no invierte, creo que no es por cuestiones de carácter ideológico, sino por la falta de confianza e incertidumbre de los grandes grupos y empresarios, por las políticas dadas a conocer por el sector central, y ante acciones y posicionamientos, censurándoles e imputado responsabilidades.

El Banco de México, en su informe de noviembre, redujo su expectativa de crecimiento económico de un rango de entre 1.5% a 2.5%, a una nueva estimación de entre 0.8% a 1.8% que, contradice, de entrada, la previsión del gobierno incluida en el Presupuesto de Egresos recién aprobado, de concretar un alza del Producto Interno Bruto (PIB) de al menos 2%.

Existe además el riesgo latente por la desaceleración de la economía Estadounidense. Algunas calificadoras prevén que la actividad económica hacia finales de 2020, presenta un estado de contracción, producto de la guerra comercial que el presidente Trump emprendió contra varios países el mundo.

Y a su vez, “La reducción de las calificaciones de Pemex y de la deuda soberana. Tanto S&P como Moody´s mantienen la calificación de PEMEX y de la deuda soberana en perspectiva negativa. La baja actividad económica o una contracción de la misma afectan la recaudación, y con esto las calificadoras podrían llegar degradar la calificación o inclusive a quitar el grado de inversión a México”.

Lo más lamentable recae en la creciente inseguridad, pues sin duda es el principal obstáculo para la buena marcha de los negocios en México; según diversas encuestas e indicadores, en donde el problema se ve que crece y se propaga a diversas regiones, en lugar de disiparse.

Luego entonces, el propio proceso de modernización, no tiene solución si seguimos por el mismo camino, si el gobierno no efectúa reformas de fondo; si no se ponen en práctica políticas alternativas, si no se imagina y traza un nuevo proyecto nacional creíble y consecuentemente viable.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com

Estamos por concluir un año más, 2019 el año más violento en la historia de nuestro país y ante este preocupante escenario, los ciudadanos continuamos en la espera de conocer cuál es la estrategia para resolver este lamentable flagelo que día a día padecemos.

A pesar de ello, el Presidente López Obrador insiste en que la transformación más importante y urgente en México es la que tiene que ver con el combate a la corrupción; por supuesto que es importante, pero la urgencia estriba en disminuir la incidencia delictiva y la criminalidad, que ha cobrado más vidas, dejando indefensos a una gran mayoría de mexicanos.

Para lograr una transformación, el actual gobierno, debe atenderla con criterios claros y sólidos, con pleno respeto a la aplicación de la ley; y de su valoración ética, que tiene que ser permanente. Creo que resulta inútil hablar incluso del combate a la corrupción si ese discurso en los hechos, va acompañado de una sucesión de excusas débiles y defensas legales a modo.

Acciones como la antes señalada, que se suma a otros casos y actitudes que ha tenido el gobierno, van construyendo la percepción social, identificando o señalando que no existe la intención de ir a fondo en el combate imparcial a la corrupción, esta denominada transformación debe ser pareja y no selectiva y, para lograr el objetivo deseado, debe sumarse a la sociedad civil y a los medios de comunicación como aliados y no como enemigos.

El Presidente López Obrador señala en innumerables ocasiones en las conferencias mañaneras que se combate la corrupción del pasado, sin embargo, lo más importante, es combatir la corrupción de hoy, que afecta a la sociedad mexicana de ahora y también a la del futuro.

Para revertir la inseguridad, se debe apoyar el crecimiento de la economía, como el principal instrumento que puede garantizar su solución a mediano y largo plazos.

Y si bien es cierto que tanto el tipo de cambio, como la inflación mantienen un comportamiento positivo, el cual ha generado estabilidad para reactivar la economía, los focos rojos se encuentran en la inversión privada, la cual reporta un comportamiento inadecuado que ha generado un franco estancamiento que, aunado al retiro del gasto gubernamental en infraestructura, mantienen frenada la actividad productiva y en consecuencia la generación de empleos y riqueza.

Si el capital privado no invierte, creo que no es por cuestiones de carácter ideológico, sino por la falta de confianza e incertidumbre de los grandes grupos y empresarios, por las políticas dadas a conocer por el sector central, y ante acciones y posicionamientos, censurándoles e imputado responsabilidades.

El Banco de México, en su informe de noviembre, redujo su expectativa de crecimiento económico de un rango de entre 1.5% a 2.5%, a una nueva estimación de entre 0.8% a 1.8% que, contradice, de entrada, la previsión del gobierno incluida en el Presupuesto de Egresos recién aprobado, de concretar un alza del Producto Interno Bruto (PIB) de al menos 2%.

Existe además el riesgo latente por la desaceleración de la economía Estadounidense. Algunas calificadoras prevén que la actividad económica hacia finales de 2020, presenta un estado de contracción, producto de la guerra comercial que el presidente Trump emprendió contra varios países el mundo.

Y a su vez, “La reducción de las calificaciones de Pemex y de la deuda soberana. Tanto S&P como Moody´s mantienen la calificación de PEMEX y de la deuda soberana en perspectiva negativa. La baja actividad económica o una contracción de la misma afectan la recaudación, y con esto las calificadoras podrían llegar degradar la calificación o inclusive a quitar el grado de inversión a México”.

Lo más lamentable recae en la creciente inseguridad, pues sin duda es el principal obstáculo para la buena marcha de los negocios en México; según diversas encuestas e indicadores, en donde el problema se ve que crece y se propaga a diversas regiones, en lugar de disiparse.

Luego entonces, el propio proceso de modernización, no tiene solución si seguimos por el mismo camino, si el gobierno no efectúa reformas de fondo; si no se ponen en práctica políticas alternativas, si no se imagina y traza un nuevo proyecto nacional creíble y consecuentemente viable.

Sus comentarios jrobertofl@hotmail.com