/ viernes 9 de febrero de 2024

La vigencia Constitucional

El pasado cinco de febrero se conmemoró un año más la vigencia de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; actualmente, representa el documento legal desde 1917, donde se establecen los derechos y obligaciones que nos rigen a los habitantes, ciudadanos y los gobernantes de nuestro país.

Aunque la vigencia de nuestra carta magna no ha logrado concretarse en hechos tangibles, debemos tener presente que, las dos importantes Constituciones de México fueron obra de revoluciones sociales y, los partidos triunfantes planteaban un proyecto de nación, para mejorar la situación de la sociedad mexicana.

Durante toda esta vigencia, nuestra carta magna, ha sido reformada o modificada en más de 700 ocasiones, en ellas los distintos gobiernos consideran que; estos cambios obedecen a las circunstancias y a las nuevas condiciones en que se desarrolla la vida de los mexicanos, en el entendido que, estas reformas se realizan para la protección y vigencia de los derechos fundamentales.

Por tal motivo, debe enfatizarse que nuestras constituciones pasadas no resultaron de pequeños grupos, sino de cambios profundos en la sociedad y mediante el acuerdo entre fuerzas políticas que reconocían la importancia de la transformación del país.

Lo cierto es que a pesar de que la situación actual es radicalmente distinta y, a pesar de las innumerables reformas, nadie posee hoy un proyecto ideal de país por el cual esté dispuesto a luchar hasta el final, como los partidarios del liberalismo o el nacionalismo revolucionario.

Hoy sólo solo se plantean ideas cuyas líneas definitorias son difíciles de percibir, no hay acuerdos ni consensos, mucho menos claridad en el pensamiento crítico, político e ideológico; solo señalamientos que determina y propone el Ejecutivo Federal, para que se ejecuten por el poder legislativo.

Lo cual hace pensar que solo se vislumbra una situación en la cual intereses del pasado y el presente se entretejen en la gobernanza, para poder conservar los privilegios y gozar de impunidad; razón por la cual, en muchos rubros, se viole de manera frecuente nuestra carta magna.

Al respecto, el presidente López Obrador el pasado 5 de febrero, estableció un planteamiento hipotético, vislumbrando la posibilidad de que los conservadores regresen al poder y, por sus expresiones señalo que no confía en los gobiernos que le sucedan, admitiendo que “a veces el pueblo se equivoca”.

En nuestro país lo verdaderamente urgente es plantear un esquema para disminuir la inseguridad y la violencia, lo cual como en el caso de El Salvador con el presidente Bukele, el pasado domingo 4 de febrero, los salvadoreños agradecieron en las urnas la política de combatir a los criminales y a las bandas delictivas, se reeligió obteniendo una votación de prácticamente más del 80%.

Este resultado demostró una aceptación social sin precedentes y, apostar por la seguridad, los habitantes no solo la exigen, sino que la valoran y priorizan.

Lamentablemente para algunas democracias y, como en la nuestra, la mayoría de habitantes, se dejan seducir por promesas y no por la viabilidad de los proyectos.

Lo verdaderamente importante entre una gran diversidad de temas, es que los mexicanos exijamos de nuestros gobiernos y legisladores en sus tres niveles, incrementar la independencia de la Suprema Corte de Justicia, del tribunal electoral y por supuesto de las instituciones autónomas; solo de esa manera se fortalecerá la democracia y se avanzará en el manejo eficiente del presupuesto y en la rendición de cuentas.

Debemos retomar el rumbo, aprender del pasado si, y de quienes lucharon por dejarnos un mejor país; los cambios de los constitucionalistas apuntaban más al futuro que al presente y el pasado. Ahora ¡son solo expresiones de ideales más que compromiso, para el que el país se desarrolle de manera certera y en paz¡.

Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com

El pasado cinco de febrero se conmemoró un año más la vigencia de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; actualmente, representa el documento legal desde 1917, donde se establecen los derechos y obligaciones que nos rigen a los habitantes, ciudadanos y los gobernantes de nuestro país.

Aunque la vigencia de nuestra carta magna no ha logrado concretarse en hechos tangibles, debemos tener presente que, las dos importantes Constituciones de México fueron obra de revoluciones sociales y, los partidos triunfantes planteaban un proyecto de nación, para mejorar la situación de la sociedad mexicana.

Durante toda esta vigencia, nuestra carta magna, ha sido reformada o modificada en más de 700 ocasiones, en ellas los distintos gobiernos consideran que; estos cambios obedecen a las circunstancias y a las nuevas condiciones en que se desarrolla la vida de los mexicanos, en el entendido que, estas reformas se realizan para la protección y vigencia de los derechos fundamentales.

Por tal motivo, debe enfatizarse que nuestras constituciones pasadas no resultaron de pequeños grupos, sino de cambios profundos en la sociedad y mediante el acuerdo entre fuerzas políticas que reconocían la importancia de la transformación del país.

Lo cierto es que a pesar de que la situación actual es radicalmente distinta y, a pesar de las innumerables reformas, nadie posee hoy un proyecto ideal de país por el cual esté dispuesto a luchar hasta el final, como los partidarios del liberalismo o el nacionalismo revolucionario.

Hoy sólo solo se plantean ideas cuyas líneas definitorias son difíciles de percibir, no hay acuerdos ni consensos, mucho menos claridad en el pensamiento crítico, político e ideológico; solo señalamientos que determina y propone el Ejecutivo Federal, para que se ejecuten por el poder legislativo.

Lo cual hace pensar que solo se vislumbra una situación en la cual intereses del pasado y el presente se entretejen en la gobernanza, para poder conservar los privilegios y gozar de impunidad; razón por la cual, en muchos rubros, se viole de manera frecuente nuestra carta magna.

Al respecto, el presidente López Obrador el pasado 5 de febrero, estableció un planteamiento hipotético, vislumbrando la posibilidad de que los conservadores regresen al poder y, por sus expresiones señalo que no confía en los gobiernos que le sucedan, admitiendo que “a veces el pueblo se equivoca”.

En nuestro país lo verdaderamente urgente es plantear un esquema para disminuir la inseguridad y la violencia, lo cual como en el caso de El Salvador con el presidente Bukele, el pasado domingo 4 de febrero, los salvadoreños agradecieron en las urnas la política de combatir a los criminales y a las bandas delictivas, se reeligió obteniendo una votación de prácticamente más del 80%.

Este resultado demostró una aceptación social sin precedentes y, apostar por la seguridad, los habitantes no solo la exigen, sino que la valoran y priorizan.

Lamentablemente para algunas democracias y, como en la nuestra, la mayoría de habitantes, se dejan seducir por promesas y no por la viabilidad de los proyectos.

Lo verdaderamente importante entre una gran diversidad de temas, es que los mexicanos exijamos de nuestros gobiernos y legisladores en sus tres niveles, incrementar la independencia de la Suprema Corte de Justicia, del tribunal electoral y por supuesto de las instituciones autónomas; solo de esa manera se fortalecerá la democracia y se avanzará en el manejo eficiente del presupuesto y en la rendición de cuentas.

Debemos retomar el rumbo, aprender del pasado si, y de quienes lucharon por dejarnos un mejor país; los cambios de los constitucionalistas apuntaban más al futuro que al presente y el pasado. Ahora ¡son solo expresiones de ideales más que compromiso, para el que el país se desarrolle de manera certera y en paz¡.

Sus comentarios jrobertofl2021@outlook.com