/ sábado 1 de febrero de 2020

¿Es el Brexit una muestra de los peligrosos nacionalismos?

A partir del primer minuto de febrero, Reino Unido dejará de pertenecer a la Unión Europea, hecho que hay que atender conforme a lo que la historia nos ha enseñado, especialmente respecto a los aspectos que llevaron a hechos llenos de violencia y que han afectado a demás países.

Primero que nada, creo que los mexicanos tenemos no mucho qué opinar acerca del acontecimiento, ya que la relación que existe con Europa y la Gran Bretaña, en específico, no variará como tal. Lo más probable es que se tenga que hacer un nuevo tratado comercial con los súbditos de la reina Isabel, ya que el suscrito con la UE ya no se podrá aplicar como tal, sin embargo, creo que esto será una cuestión administrativa simplemente.

Ahora bien, el meollo del asunto es que la idea de las uniones entre naciones va perdiendo fuerza, para regresar a los nacionalismos, los cuales han sido históricamente la fuente de las más grandes matanzas. Esto no quiere decir que se desatará una guerra o algo así en el Viejo Continente, pero sí es un síntoma de que el mundo se aleja de la integración y de un esfuerzo común, así como se pensó después de la Segunda Guerra Mundial, al menos dentro de los diversos bloques integrados por intereses comunes, como es el caso de la Organización del Tratado del Atlántico Norte o la propia UE, la cual tuvo su origen en la Comunidad Económica Europea y, hasta en el plan Marshall, que prácticamente reconstruyó a un continente devastado por la lucha entre aliados, nazis y soviéticos.

Analizando los múltiples capítulos de la historia, nos percatamos que los británicos siempre tuvieron la vocación de dominar grandes territorios, recordemos que casi una cuarta parte de la superficie terrestre estaba bajo los dominios de su majestad, especialmente en los albores de la década de 1920, cuando el imperio alcanzó su máxima extensión.

Creo que la Primera y Segunda Guerra Mundial no iniciaron solamente por la lucha de la libertad, la democracia, Polonia o los judíos, sino porque Reino Unido no quería ceder o compartir su hegemonía a Alemania.

Algún día Winston Churchill señaló que si tenía que elegir entre Europa y los mares abiertos, siempre elegiría a los océanos, en una clara actitud nacionalista que puede ser criticada, aunque recordemos que también eso dio pie al ánimo que conformó ese gran imperio que dominó al mundo por siglos.

También los británicos no deben olvidar que gracias a la cooperación multilateral no fueron derrotados en el conflicto terminado en 1945, si los nacional socialistas hubieran concentrado sus esfuerzos en ellos, seguramente su isleño territorio hubiera sido reducido a cenizas. También no podemos dejar de mencionar que algunos países son una especie de carga para Europa, como España y Grecia, por lo que las potencias del continente han mostrado su inconformidad para con el hecho.

Los nacionalismos están resurgiendo en una clara muestra de que la historia es de ciclos, y ahora nos toca ver esas manifestaciones de orgullo, como la del presidente Trump, quien tiene como lema la frase “make America great again” (que América vuelva a ser grande), en clara alusión a trabajar individualmente por una supremacía que puede ser muy romántica e importante para muchos.

En fin, esperemos que esto no pase solo de una división administrativa en términos legales y económicos, y no sea el inicio de un ascenso de unos nacionalismos que son fuente e inspiración para lanzarse a las aventuras bélicas. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

A partir del primer minuto de febrero, Reino Unido dejará de pertenecer a la Unión Europea, hecho que hay que atender conforme a lo que la historia nos ha enseñado, especialmente respecto a los aspectos que llevaron a hechos llenos de violencia y que han afectado a demás países.

Primero que nada, creo que los mexicanos tenemos no mucho qué opinar acerca del acontecimiento, ya que la relación que existe con Europa y la Gran Bretaña, en específico, no variará como tal. Lo más probable es que se tenga que hacer un nuevo tratado comercial con los súbditos de la reina Isabel, ya que el suscrito con la UE ya no se podrá aplicar como tal, sin embargo, creo que esto será una cuestión administrativa simplemente.

Ahora bien, el meollo del asunto es que la idea de las uniones entre naciones va perdiendo fuerza, para regresar a los nacionalismos, los cuales han sido históricamente la fuente de las más grandes matanzas. Esto no quiere decir que se desatará una guerra o algo así en el Viejo Continente, pero sí es un síntoma de que el mundo se aleja de la integración y de un esfuerzo común, así como se pensó después de la Segunda Guerra Mundial, al menos dentro de los diversos bloques integrados por intereses comunes, como es el caso de la Organización del Tratado del Atlántico Norte o la propia UE, la cual tuvo su origen en la Comunidad Económica Europea y, hasta en el plan Marshall, que prácticamente reconstruyó a un continente devastado por la lucha entre aliados, nazis y soviéticos.

Analizando los múltiples capítulos de la historia, nos percatamos que los británicos siempre tuvieron la vocación de dominar grandes territorios, recordemos que casi una cuarta parte de la superficie terrestre estaba bajo los dominios de su majestad, especialmente en los albores de la década de 1920, cuando el imperio alcanzó su máxima extensión.

Creo que la Primera y Segunda Guerra Mundial no iniciaron solamente por la lucha de la libertad, la democracia, Polonia o los judíos, sino porque Reino Unido no quería ceder o compartir su hegemonía a Alemania.

Algún día Winston Churchill señaló que si tenía que elegir entre Europa y los mares abiertos, siempre elegiría a los océanos, en una clara actitud nacionalista que puede ser criticada, aunque recordemos que también eso dio pie al ánimo que conformó ese gran imperio que dominó al mundo por siglos.

También los británicos no deben olvidar que gracias a la cooperación multilateral no fueron derrotados en el conflicto terminado en 1945, si los nacional socialistas hubieran concentrado sus esfuerzos en ellos, seguramente su isleño territorio hubiera sido reducido a cenizas. También no podemos dejar de mencionar que algunos países son una especie de carga para Europa, como España y Grecia, por lo que las potencias del continente han mostrado su inconformidad para con el hecho.

Los nacionalismos están resurgiendo en una clara muestra de que la historia es de ciclos, y ahora nos toca ver esas manifestaciones de orgullo, como la del presidente Trump, quien tiene como lema la frase “make America great again” (que América vuelva a ser grande), en clara alusión a trabajar individualmente por una supremacía que puede ser muy romántica e importante para muchos.

En fin, esperemos que esto no pase solo de una división administrativa en términos legales y económicos, y no sea el inicio de un ascenso de unos nacionalismos que son fuente e inspiración para lanzarse a las aventuras bélicas. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.