/ domingo 27 de marzo de 2022

Ética, “cosmética” y aporofobia

A propósito de la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y los desaguisados que pudieron leerse provocados por el hecho de que hubiera personas inconformes con la venta de artículos promocionales y comida sin las condiciones de sanidad que un aeropuerto internacional exige, la reflexión de Adela Cortina en torno a la ética bien vale la pena.


¿Qué decir ante tales eventos? ¿Qué hacer? Bueno, revisando con mis alumnos un tema alusivo con la ética y las políticas públicas, el texto de la filósofa española Adela Cortina se hizo imprescindible e inmediata en tanto define a la Ética como la Filosofía Moral que reflexiona sobre la Moral de la vida cotidiana. Esto es, como todos los días vivimos eligiendo qué hacer, evidencia que somos inteligente y libres. Así pues, la primera regla es tener información fidedigna, datos comprobables, para poder emitir una opinión.


En ese sentido, los medios de comunicación son los ojos de la sociedad, aunque no siempre se ponen los mejores anteojos para informar y menos para opinar. Como cuando se pretende opinar y tomar una postura ante la Eutanasia (producir y asistir la muerte “dulce”) sin advertir su diferencia con la Ortotanasia (dejar que la muerte ocurra sin alterar el tiempo y sólo administrar los cuidados y disminuir sufrimiento), y la Distanasia (encarnizamiento terapéutico que prolonga la llegada del deceso con terapias desproporcionadas en relación con el “riesgo/beneficio”).


La profesora de la Universidad de Valencia señala que el mundo de la ética es el mundo de la justicia, así que en honor a la justicia quienes vendieron sus productos tuvieron el derecho de hacerlo. Sin embargo, hay reglas y normas de operación y esas también hay que observarlas. Así pues, no se trata de lo que diga la mayoría, en absoluto. “La regla de la mayoría es tan absurda como sus detractores le acusan de serlo" como plantea John Dewey, pero "Lo que importa es cómo una mayoría llega a serlo", así pues lo importante es más bien cómo se forman esas mayorías.


Tampoco es la creación de reglamentos y normas, una “cosmética” como señala Adela Cortina, que no hace posible una democracia justa porque se va deslavando y al final aparece la verdad. Lo bueno y malo, correcto e incorrecto, justo o injusto, sí se tiene que construir socialmente, pero no como para que decida la mayoría porque las mayorías se pueden formar a través de las emociones (como el nazismo), y juicios derivados de una ética emotivista que termina en manipulación. Así que no es expresar un “pobres vendedores ambulantes” que los critican por haber estado en el evento inaugural, pero tampoco el linchamiento de algunos que pretenden editar los espacios del aeropuerto sólo a los que puedan “pagar su aerotaxi”.


Siguiendo a la Doctora Cortina, hay un término que acuñó en sus análisis éticos: aporofobia, fobia a las personas pobres o desfavorecidas. Tal vez este sea el tema para discutir en la democracia emotivista que se ha iniciado con la presente administración. El desprecio a la pobreza es el impulso que tienen los ladrones para delinquir, sin una educación de sus emociones simplemente se desprenden de cualquier conciencia social. Así que el trabajo está en dignificar a la persona, tenga o no recursos materiales, simplemente por su trabajo, pero tampoco victimizar al que no tiene muchos recursos y querer linchar al que sí. Una sociedad pluralista dista mucho de ser una democracia emotivista, porque las emociones facilitan los desprecios a la mujer, al diferente por su preferencia sexual, su origen, su color de piel o su lengua. Por el contrario, la complejidad de la vida social tiene que abrir el camino a la educación en la tolerancia, privilegiando la reflexión para generar criterios éticos, hasta “que la gente se acostumbre a identificar los límites para no dañar a otros”, es decir, una ética de la ciudadanía, como plantea con claridad Adela Cortina ¿Podremos aspirar a esta educación?



*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías (2022-2024) Mail: margarita_arguelles@hotmail.com


A propósito de la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles y los desaguisados que pudieron leerse provocados por el hecho de que hubiera personas inconformes con la venta de artículos promocionales y comida sin las condiciones de sanidad que un aeropuerto internacional exige, la reflexión de Adela Cortina en torno a la ética bien vale la pena.


¿Qué decir ante tales eventos? ¿Qué hacer? Bueno, revisando con mis alumnos un tema alusivo con la ética y las políticas públicas, el texto de la filósofa española Adela Cortina se hizo imprescindible e inmediata en tanto define a la Ética como la Filosofía Moral que reflexiona sobre la Moral de la vida cotidiana. Esto es, como todos los días vivimos eligiendo qué hacer, evidencia que somos inteligente y libres. Así pues, la primera regla es tener información fidedigna, datos comprobables, para poder emitir una opinión.


En ese sentido, los medios de comunicación son los ojos de la sociedad, aunque no siempre se ponen los mejores anteojos para informar y menos para opinar. Como cuando se pretende opinar y tomar una postura ante la Eutanasia (producir y asistir la muerte “dulce”) sin advertir su diferencia con la Ortotanasia (dejar que la muerte ocurra sin alterar el tiempo y sólo administrar los cuidados y disminuir sufrimiento), y la Distanasia (encarnizamiento terapéutico que prolonga la llegada del deceso con terapias desproporcionadas en relación con el “riesgo/beneficio”).


La profesora de la Universidad de Valencia señala que el mundo de la ética es el mundo de la justicia, así que en honor a la justicia quienes vendieron sus productos tuvieron el derecho de hacerlo. Sin embargo, hay reglas y normas de operación y esas también hay que observarlas. Así pues, no se trata de lo que diga la mayoría, en absoluto. “La regla de la mayoría es tan absurda como sus detractores le acusan de serlo" como plantea John Dewey, pero "Lo que importa es cómo una mayoría llega a serlo", así pues lo importante es más bien cómo se forman esas mayorías.


Tampoco es la creación de reglamentos y normas, una “cosmética” como señala Adela Cortina, que no hace posible una democracia justa porque se va deslavando y al final aparece la verdad. Lo bueno y malo, correcto e incorrecto, justo o injusto, sí se tiene que construir socialmente, pero no como para que decida la mayoría porque las mayorías se pueden formar a través de las emociones (como el nazismo), y juicios derivados de una ética emotivista que termina en manipulación. Así que no es expresar un “pobres vendedores ambulantes” que los critican por haber estado en el evento inaugural, pero tampoco el linchamiento de algunos que pretenden editar los espacios del aeropuerto sólo a los que puedan “pagar su aerotaxi”.


Siguiendo a la Doctora Cortina, hay un término que acuñó en sus análisis éticos: aporofobia, fobia a las personas pobres o desfavorecidas. Tal vez este sea el tema para discutir en la democracia emotivista que se ha iniciado con la presente administración. El desprecio a la pobreza es el impulso que tienen los ladrones para delinquir, sin una educación de sus emociones simplemente se desprenden de cualquier conciencia social. Así que el trabajo está en dignificar a la persona, tenga o no recursos materiales, simplemente por su trabajo, pero tampoco victimizar al que no tiene muchos recursos y querer linchar al que sí. Una sociedad pluralista dista mucho de ser una democracia emotivista, porque las emociones facilitan los desprecios a la mujer, al diferente por su preferencia sexual, su origen, su color de piel o su lengua. Por el contrario, la complejidad de la vida social tiene que abrir el camino a la educación en la tolerancia, privilegiando la reflexión para generar criterios éticos, hasta “que la gente se acostumbre a identificar los límites para no dañar a otros”, es decir, una ética de la ciudadanía, como plantea con claridad Adela Cortina ¿Podremos aspirar a esta educación?



*Politóloga, profesora-investigadora. Miembro Fundadora de la AMECIP y secretaria de Membresías (2022-2024) Mail: margarita_arguelles@hotmail.com