Actualmente, el contexto económico internacional se torna complejo y, quienes toman las decisiones en nuestro país deben no solo contar con un profundo conocimiento, sino también actuar con mesura y cautela; este escenario quedó claro en la actual administración de Enrique Peña Nieto.
En la presente semana, el presidente Peña señaló “una condición necesaria, se trata de generar condiciones de certidumbre a través de una política fiscal prudente, inflación baja y un entorno propicio para los negocios, con el fin de alentar la inversión y cuidar el patrimonio de las familias”.
En la búsqueda de este objetivo “se tienen que enfrentar, por supuesto, variables que están fuera del control directo de un Gobierno. La política pública reacciona ante factores imprevistos es lo que determina la permanencia o la pérdida de la estabilidad, y un ejemplo claro de lo que estoy refiriendo fue nuestra respuesta ante la caída, hace cuatro años, de más de 70 por ciento de los precios del petróleo, que hasta ese momento era la principal fuente de ingresos del Estado”.
Refirió que “haber cuidado las finanzas públicas contribuyó a dar certidumbre y confianza, y con ello a generar las condiciones necesarias para fomentar las actividades productivas”.
Destacó que los niveles históricos de inversión. De hecho, en este sexenio vamos a romper, por primera vez, la barrera de los 200 mil millones de dólares de Inversión Extranjera Directa”. Destacó que “este crecimiento fue fuertemente impulsado por el sector privado”.
Ahora bien, el incremento de las tasas de interés en Estados Unidos era, una mala noticia para México. Lo cual al parecer fue entendido por el gobierno entrante y, por tanto, había mandado señales económicas positivas.
Pero a partir del mes de octubre, mediante el resultado de la denominada consulta (del aeropuerto), cancelaron la obra de infraestructura más importante de la historia del país. Proyecto financieramente sólido que venía generando un gran número de empleos.
Al cancelarlo establecían que ahora el poder político estaría por arriba del económico, ante ello los mercados reaccionaron. Se depreció el peso frente al dólar, cayeron los precios de los bonos mexicanos indicando que el riesgo de invertir, en México se había incrementado.
Cuando se estabilizaban los mercados, el senador Ricardo Monreal presentó una iniciativa para eliminar las comisiones bancarias. El desacuerdo y confusión entre el gabinete entrante, genero nuevamente la incertidumbre económica.
Resulta claro que de cara al futuro, se debe fortalecerse la activad económica y social que en los últimos 24 años ha generado el avance del país, al tiempo de consolidar a las instituciones, debiendo mantener e impulsar las acciones que han demostrado ser eficaces; pues de no hacerlo, se pondría en riesgo al país.
Con el fortalecimiento de la actividad económica del país, se ha eliminado la incertidumbre, hemos pasado de ser una economía que dependía de la actividad petrolera, a una que tiene un sector privado dinámico, pues a la fecha los ingresos por la actividad petrolera al sector público son en promedio del 16%.
Sin embargo, lo verdaderamente importante a resolver es desigualdad y pobreza, pues como hilo conductor, coloca en el centro de la reflexión la forma en que la concentración del ingreso y la distribución inequitativa de la riqueza se ven alteradas, las cuales generan los escenarios de confrontación y conflicto. Para resolverla se deben identificar sus causas estructurales, para instrumentar reformas legislativas, mediante políticas de mediano y largo plazo, acompañadas de un proyecto de reforma hacendario progresivo y eficiente.
En los actuales tiempos el desempeño debe ser ágil, flexible, rápido, contundente e imaginativo; es decir, cualquier estrategia que se ponga en marcha debe tener claro los valores, pues cuando no los consideramos o no los tememos presentes, perdemos nuestras referencias y el compromiso se pierde, dándole solo importancia a los resultados; es decir, solo actuamos y hacemos a un lado el compromiso social.
Con claridad un destacado analista planteo “El político que trasciende a su tiempo es el que cuida lo que dice, y lo que hace; sabe que de ambas conductas depende su futuro, y su nombre y prestigio como político confiable al que se le encarga operar, de cuando en cuando, asuntos de Estado de la mayor complejidad”.
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