/ sábado 10 de octubre de 2020

¿Hay que salir de México para triunfar?

Ante la muerte de Mario Molina, muchos manifestaron sus condolencias por el deceso de un gran ciudadano, pero también habría que hacer una reflexión acerca de los muchos connacionales que, si no hubieran salido de suelo patrio, no hubieran sido las figuras que son.

En primer lugar hay que señalar que hay una falta de valoración respecto a los méritos de una persona, no solo en nuestro país, sino a nivel internacional, se ha cometido el error de pensar que es un logro tener muchos seguidores en la red o exponer un físico atractivo, ante esto ya no se tiene noción de la magnitud de un Premio Nobel o alguna presea importante.

Ahora bien, los mexicanos solo han podido pisar la Academia Sueca en tres ocasiones: Alfonso García, en 1982, al firmar el tratado de Tlatelolco, lo cual supuso un gran esfuerzo por la paz; Octavio Paz, en 1990, al ser reconocido por su magnánima obra literaria; y Mario Molina, en 1995, por ser el primero en advertir el debilitamiento de la capa de ozono.

A comparación de otros países, como Estados Unidos, que tiene 377 ganadores, nuestro país se ve muy reducido, así que analizaremos los factores que conducen a esto.

En el caso del recién finado, él inició sus estudios en la Unam, pero después tuvo que trasladarse a la Universidad de Friburgo, Alemania y posteriormente a Berkeley, EU, en donde adquirió mayor formación, para luego desarrollarse como catedrático en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, mejor conocido como el MIT, el cual muy probablemente sea el mejor centro educativo del mundo, en cuanto a ciencias exactas se refiere.

Según nuestro periódico hermano, El Sol del Centro, el número de mexicanos calificados que radican fuera de nuestras fronteras oscila de 1.6 a 2 millones, quienes están al frente de diversos proyectos científicos, culturales, empresariales, lo cual indica la gran calidad que tienen muchos, pero cuyo desarrollo no puede ser posible aquí. Para muestra tenemos el sueño de muchos respecto a irse a otro lado a buscar el éxito, desde el migrante del pueblo más marginado, hasta el profesional con posgrado educado en buenas universidades.

La situación de nuestro país nunca ha sido la mejor, pero hubo un tiempo que hubo oportunidades, sin embargo, eso ya tiene mucho y hoy, quizá como nunca, en la historia contemporánea, vivimos la peor situación de la historia. Ya me mencionado muchos de los problemas estructurales del país, añadiendo los idiosincráticos, situación que provoca una corrupción generalizada, una impunidad cínica y una clase política, viciada hasta el tuétano en su mayoría, elementos que no podrían existir si hubiera una sociedad activa, medianamente educada y responsable, es por eso que no se ve ningún remedio, al menos al corto y mediano plazo.

Pondré unos ejemplos simples, los promocionales de algunos partidos políticos emiten un discurso manifiestamente falso; las telenovelas y el discurso partidista incrementan el resentimiento social; y la discordia y división es colosal. En ese entorno no hay un proyecto de nación ni apoyos a los diferentes proyectos o a las cosas que realmente podrían ser importantes, si es que existiera un país unido y no solo un grupo de personas diametralmente diferentes, solo vinculadas jurídicamente por un estado.

Para acabar citaré a Paz: Más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad, es decir, nos conmueven y vemos con gran atención las historias de los niños que trabajan para comprarse una computadora y tomar clases, eso indudablemente es plausible; pero se ve con envidia los relatos de la gente que nace con buenas condiciones y continua con los éxitos, lo cual es debería verse como el final feliz de los relatos de superación, así que deberíamos valorar y admirar a quienes realmente aportan a la ciencia y al país, como el doctor Molina, que nació en México, pero cuya legado fue construido, en su mayoría, en otro país.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Ante la muerte de Mario Molina, muchos manifestaron sus condolencias por el deceso de un gran ciudadano, pero también habría que hacer una reflexión acerca de los muchos connacionales que, si no hubieran salido de suelo patrio, no hubieran sido las figuras que son.

En primer lugar hay que señalar que hay una falta de valoración respecto a los méritos de una persona, no solo en nuestro país, sino a nivel internacional, se ha cometido el error de pensar que es un logro tener muchos seguidores en la red o exponer un físico atractivo, ante esto ya no se tiene noción de la magnitud de un Premio Nobel o alguna presea importante.

Ahora bien, los mexicanos solo han podido pisar la Academia Sueca en tres ocasiones: Alfonso García, en 1982, al firmar el tratado de Tlatelolco, lo cual supuso un gran esfuerzo por la paz; Octavio Paz, en 1990, al ser reconocido por su magnánima obra literaria; y Mario Molina, en 1995, por ser el primero en advertir el debilitamiento de la capa de ozono.

A comparación de otros países, como Estados Unidos, que tiene 377 ganadores, nuestro país se ve muy reducido, así que analizaremos los factores que conducen a esto.

En el caso del recién finado, él inició sus estudios en la Unam, pero después tuvo que trasladarse a la Universidad de Friburgo, Alemania y posteriormente a Berkeley, EU, en donde adquirió mayor formación, para luego desarrollarse como catedrático en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, mejor conocido como el MIT, el cual muy probablemente sea el mejor centro educativo del mundo, en cuanto a ciencias exactas se refiere.

Según nuestro periódico hermano, El Sol del Centro, el número de mexicanos calificados que radican fuera de nuestras fronteras oscila de 1.6 a 2 millones, quienes están al frente de diversos proyectos científicos, culturales, empresariales, lo cual indica la gran calidad que tienen muchos, pero cuyo desarrollo no puede ser posible aquí. Para muestra tenemos el sueño de muchos respecto a irse a otro lado a buscar el éxito, desde el migrante del pueblo más marginado, hasta el profesional con posgrado educado en buenas universidades.

La situación de nuestro país nunca ha sido la mejor, pero hubo un tiempo que hubo oportunidades, sin embargo, eso ya tiene mucho y hoy, quizá como nunca, en la historia contemporánea, vivimos la peor situación de la historia. Ya me mencionado muchos de los problemas estructurales del país, añadiendo los idiosincráticos, situación que provoca una corrupción generalizada, una impunidad cínica y una clase política, viciada hasta el tuétano en su mayoría, elementos que no podrían existir si hubiera una sociedad activa, medianamente educada y responsable, es por eso que no se ve ningún remedio, al menos al corto y mediano plazo.

Pondré unos ejemplos simples, los promocionales de algunos partidos políticos emiten un discurso manifiestamente falso; las telenovelas y el discurso partidista incrementan el resentimiento social; y la discordia y división es colosal. En ese entorno no hay un proyecto de nación ni apoyos a los diferentes proyectos o a las cosas que realmente podrían ser importantes, si es que existiera un país unido y no solo un grupo de personas diametralmente diferentes, solo vinculadas jurídicamente por un estado.

Para acabar citaré a Paz: Más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad, es decir, nos conmueven y vemos con gran atención las historias de los niños que trabajan para comprarse una computadora y tomar clases, eso indudablemente es plausible; pero se ve con envidia los relatos de la gente que nace con buenas condiciones y continua con los éxitos, lo cual es debería verse como el final feliz de los relatos de superación, así que deberíamos valorar y admirar a quienes realmente aportan a la ciencia y al país, como el doctor Molina, que nació en México, pero cuya legado fue construido, en su mayoría, en otro país.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.