/ sábado 6 de febrero de 2021

La ética debe ser un valor, no una simulación

Conforme al concepto de transparencia, tenemos contralorías, consejos de honor y justicia y un gran discurso acerca de hacer de nuestros actos algo considerado como bueno, sin embargo, la corrupción y la descomposición social existen a plenitud, por lo cual hay cuestionarnos si vamos por el camino correcto.

Empezaré mencionando una contradicción evidente: para que una empresa pueda proporcionar productos o servicios a algunas entidades públicas debe tener, entre muchos requisitos, un código de ética, sin embargo, vemos que los “diezmos” son superiores al 10% y la sobrevaluación de obra se torna colosal.

Este es uno de los muchos ejemplos de cómo se habla mucho de ser ético, pero esto es auténticamente una letra muerta, recordando la gran corrupción en muchas de las áreas privadas y de gobierno.

La ética, bajo un concepto muy amplio, es una ciencia que estudia la bondad o maldad de los actos humanos, definición que parece muy sencilla, pero que implica una dificultad enorme. Determinar qué es bueno o qué es malo depende de un consenso social, válido en un tiempo y espacio determinados, el cual ha tratado de ser explicado de muchos modos. Hay quien dice que lo bueno es aquello que está acorde a la naturaleza humana y lo malo lo que no está de acuerdo, en este caso debemos recordar que el concepto de naturaleza humana es un invento, ya que esta no existe debido a la absoluta amplitud de acción que tienen las personas, es decir, un sujeto puede ser lo más sublime o más aberrante.

En el entendido que se tienen que lograr acuerdos, debemos atender que algo se considera bueno cuando la mayoría de la sociedad lo considera así, además de que se persigan objetivos sobre los que la civilidad, el progreso y la paz puedan florecer o al menos conservarse.

La apertura de los medios y la facilidad para mostrar contenidos por parte de quien sea han creado reclamos hacia las acciones faltas de ética, sin embargo, lejos de que se solucionen los problemas o la gente sea más recta, vemos una descomposición social que se torna grave.

Pensemos en el México de hace 40 años, en donde había mucho respeto entre los ciudadanos, sin necesidad de comisiones de derechos humanos o redes sociales que evidenciaran violaciones a las prerrogativas.

Pensemos en este problema desde el concepto psicológico de la compensación, el cual consiste en realizar una conducta que purifique varias malas acciones, como aquellos que creen que, solo por alimentar un perro callejero o acudir a la iglesia, son buenas personas.

También hay que mencionar una frase de Sigmund Freud: entre mejor luzcas por fuera, más demonios tienes por dentro, afirmación que ha cobrado fuerza en un mundo dominado por Facebook o Instagram, en las que se pretende mostrar, a veces de un modo enfermizo, una vida y belleza perfecta, poniendo en primer lugar a la apariencia y no a aspectos más profundos.

Lo mismo pasa con algunos políticos o líderes sociales, los cuales tratan de mostrar una especie de imagen inmaculada, pero sin buscar el beneficio para sus representados, como es el caso de muchos santos católicos, quienes han sido grandes asesinos.

Todas las personas han hecho acciones malas, más bien hemos hecho, nadie está libre de toda culpa, eso hay que aceptarlo y asumir que lo importante es que haya un balance positivo y que no se dañe la integridad de las personas.

Como lo hemos señalado, ser ético se ha convertido en una simulación, cuando debería ser un axioma que guiara la vida de la mayoría de los ciudadanos, solo en la dimensión de los valores y convicciones podemos hablar de una sociedad que se guie por el buen camino, o al menos lo que se entienda por eso.

Algo muy importante es aceptar la problemática y no estar vendiendo soluciones mágicas que nos llevan a un rotundo fracaso, creo que eso es más honesto que andar profiriendo falacias al por mayor, aunque eso sea precisamente la fórmula para ganar una elección.

Esperemos que un día el honor, la decencia y la ética tengan mayor fuerza en esta sociedad sumida en la ignorancia, el odio y las mentiras.

Mando un saludo a la Comisión de Ética, Barra Mexicana Colegio de Abogados, capítulo Puebla, en donde me permitieron hablar de este tema recientemente. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Conforme al concepto de transparencia, tenemos contralorías, consejos de honor y justicia y un gran discurso acerca de hacer de nuestros actos algo considerado como bueno, sin embargo, la corrupción y la descomposición social existen a plenitud, por lo cual hay cuestionarnos si vamos por el camino correcto.

Empezaré mencionando una contradicción evidente: para que una empresa pueda proporcionar productos o servicios a algunas entidades públicas debe tener, entre muchos requisitos, un código de ética, sin embargo, vemos que los “diezmos” son superiores al 10% y la sobrevaluación de obra se torna colosal.

Este es uno de los muchos ejemplos de cómo se habla mucho de ser ético, pero esto es auténticamente una letra muerta, recordando la gran corrupción en muchas de las áreas privadas y de gobierno.

La ética, bajo un concepto muy amplio, es una ciencia que estudia la bondad o maldad de los actos humanos, definición que parece muy sencilla, pero que implica una dificultad enorme. Determinar qué es bueno o qué es malo depende de un consenso social, válido en un tiempo y espacio determinados, el cual ha tratado de ser explicado de muchos modos. Hay quien dice que lo bueno es aquello que está acorde a la naturaleza humana y lo malo lo que no está de acuerdo, en este caso debemos recordar que el concepto de naturaleza humana es un invento, ya que esta no existe debido a la absoluta amplitud de acción que tienen las personas, es decir, un sujeto puede ser lo más sublime o más aberrante.

En el entendido que se tienen que lograr acuerdos, debemos atender que algo se considera bueno cuando la mayoría de la sociedad lo considera así, además de que se persigan objetivos sobre los que la civilidad, el progreso y la paz puedan florecer o al menos conservarse.

La apertura de los medios y la facilidad para mostrar contenidos por parte de quien sea han creado reclamos hacia las acciones faltas de ética, sin embargo, lejos de que se solucionen los problemas o la gente sea más recta, vemos una descomposición social que se torna grave.

Pensemos en el México de hace 40 años, en donde había mucho respeto entre los ciudadanos, sin necesidad de comisiones de derechos humanos o redes sociales que evidenciaran violaciones a las prerrogativas.

Pensemos en este problema desde el concepto psicológico de la compensación, el cual consiste en realizar una conducta que purifique varias malas acciones, como aquellos que creen que, solo por alimentar un perro callejero o acudir a la iglesia, son buenas personas.

También hay que mencionar una frase de Sigmund Freud: entre mejor luzcas por fuera, más demonios tienes por dentro, afirmación que ha cobrado fuerza en un mundo dominado por Facebook o Instagram, en las que se pretende mostrar, a veces de un modo enfermizo, una vida y belleza perfecta, poniendo en primer lugar a la apariencia y no a aspectos más profundos.

Lo mismo pasa con algunos políticos o líderes sociales, los cuales tratan de mostrar una especie de imagen inmaculada, pero sin buscar el beneficio para sus representados, como es el caso de muchos santos católicos, quienes han sido grandes asesinos.

Todas las personas han hecho acciones malas, más bien hemos hecho, nadie está libre de toda culpa, eso hay que aceptarlo y asumir que lo importante es que haya un balance positivo y que no se dañe la integridad de las personas.

Como lo hemos señalado, ser ético se ha convertido en una simulación, cuando debería ser un axioma que guiara la vida de la mayoría de los ciudadanos, solo en la dimensión de los valores y convicciones podemos hablar de una sociedad que se guie por el buen camino, o al menos lo que se entienda por eso.

Algo muy importante es aceptar la problemática y no estar vendiendo soluciones mágicas que nos llevan a un rotundo fracaso, creo que eso es más honesto que andar profiriendo falacias al por mayor, aunque eso sea precisamente la fórmula para ganar una elección.

Esperemos que un día el honor, la decencia y la ética tengan mayor fuerza en esta sociedad sumida en la ignorancia, el odio y las mentiras.

Mando un saludo a la Comisión de Ética, Barra Mexicana Colegio de Abogados, capítulo Puebla, en donde me permitieron hablar de este tema recientemente. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.