/ sábado 30 de mayo de 2020

La indiferencia del mexicano puede resultar mortal

El próximo lunes volverán a iniciar diversas actividades en todo el país, dando así inicio al fin del confinamiento, sin embargo, esto no significa en lo absoluto el fin de la pandemia, por lo que hay que tener extremo cuidado, no solo con el virus, sino con la actitud de la gente, la cual puede ser la mayor amenaza.

Pese a que la curva de contagio no se baja, no es posible retener todas las actividades económicas, eso es algo que ha sido explicado ya en múltiples ocasiones, más en un país como el nuestro en el que muchos viven en la informalidad y/o al día.

También hemos visto ya muchos ejemplos de cómo la ignorancia alcanza niveles dignos del más exagerado surrealismo, como las escenas que muestran médicos atacados y la gente que se mantiene incrédula ante el covid-19.

Respecto al título de esta editorial, quiero mencionar la frase completa, escrita por Octavio Paz: la indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida, situación que ha sido muy estudiada por diversos autores, tratando de explicar los grandes problemas estructurales, los cuales parten, en cierta medida, de la idiosincrasia nacional.

No quiero repetir los muchos discursos que anteceden al mío, mi intención es mostrar cómo, hoy más que nunca, esa actitud de indolencia le puede costar la vida a quien la tiene y a quien le rodea.

Las medidas de prevención como el uso de careta y cubrebocas, además de guardar la sana distancia y evitar asistir a lugar concurridos o infectados deben mantenerse y hasta reforzarse. Como señaló el subsecretario López-Gatell, lo ideal es que el confinamiento durara meses, pero eso es inviable porque hay que reactivar la economía y porque no todos guardar ese aislamiento.

El problema es que muchas personas jamás han tenido alguna medida de elemental sanidad, es más, millones de mexicanos no acostumbran lavarse las manos para comer, situación que en otro contexto solo afecta a quien actúa con falta de precaución. El problema es que el coronavirus es sumamente contagioso y puede afectar a quien menos tenga la culpa o al más débil, como es el caso de los adultos mayores o quien padezca alguna enfermedad crónica.

Existe una frase usada en el imaginario popular que dice “de algo me tengo que morir” o “cuando te toca aunque te quites; y cuando no aunque te pongas”, frases que intentan justificar algún hecho fatal y se orientan más a un consuelo y estabilidad emocional, siempre necesarios para cualquier persona, no obstante, estos dichos también sirven para legitimar los descuidos que pueden conducir a la fatalidad.

Hago un llamado a reforzar las medidas de seguridad, así como lo han hecho las autoridades y diversos medios de comunicación. De forma muy lamentable, este mensaje es un rasguño a al gigante que representan las actitudes citadas en este texto.

El coronavirus ha descubierto lo más negativo de las personas alrededor del mundo, especialmente en países llenos de ignorancia y rencor como el nuestro. Las consecuencias en vidas y económicas serán muy negativas, así que debemos cuidarnos y no caer en supersticiones, rumores o, como ya está sucediendo, en políticos que se están aprovechando de la tragedia y están prometiendo cosas imposibles de hacer, así como las prometieron algunos de los que hoy están en el poder, para que, después de ganar una elección, simplemente fracasen como lo han hecho todos sus antecesores. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

El próximo lunes volverán a iniciar diversas actividades en todo el país, dando así inicio al fin del confinamiento, sin embargo, esto no significa en lo absoluto el fin de la pandemia, por lo que hay que tener extremo cuidado, no solo con el virus, sino con la actitud de la gente, la cual puede ser la mayor amenaza.

Pese a que la curva de contagio no se baja, no es posible retener todas las actividades económicas, eso es algo que ha sido explicado ya en múltiples ocasiones, más en un país como el nuestro en el que muchos viven en la informalidad y/o al día.

También hemos visto ya muchos ejemplos de cómo la ignorancia alcanza niveles dignos del más exagerado surrealismo, como las escenas que muestran médicos atacados y la gente que se mantiene incrédula ante el covid-19.

Respecto al título de esta editorial, quiero mencionar la frase completa, escrita por Octavio Paz: la indiferencia del mexicano ante la muerte se nutre de su indiferencia ante la vida, situación que ha sido muy estudiada por diversos autores, tratando de explicar los grandes problemas estructurales, los cuales parten, en cierta medida, de la idiosincrasia nacional.

No quiero repetir los muchos discursos que anteceden al mío, mi intención es mostrar cómo, hoy más que nunca, esa actitud de indolencia le puede costar la vida a quien la tiene y a quien le rodea.

Las medidas de prevención como el uso de careta y cubrebocas, además de guardar la sana distancia y evitar asistir a lugar concurridos o infectados deben mantenerse y hasta reforzarse. Como señaló el subsecretario López-Gatell, lo ideal es que el confinamiento durara meses, pero eso es inviable porque hay que reactivar la economía y porque no todos guardar ese aislamiento.

El problema es que muchas personas jamás han tenido alguna medida de elemental sanidad, es más, millones de mexicanos no acostumbran lavarse las manos para comer, situación que en otro contexto solo afecta a quien actúa con falta de precaución. El problema es que el coronavirus es sumamente contagioso y puede afectar a quien menos tenga la culpa o al más débil, como es el caso de los adultos mayores o quien padezca alguna enfermedad crónica.

Existe una frase usada en el imaginario popular que dice “de algo me tengo que morir” o “cuando te toca aunque te quites; y cuando no aunque te pongas”, frases que intentan justificar algún hecho fatal y se orientan más a un consuelo y estabilidad emocional, siempre necesarios para cualquier persona, no obstante, estos dichos también sirven para legitimar los descuidos que pueden conducir a la fatalidad.

Hago un llamado a reforzar las medidas de seguridad, así como lo han hecho las autoridades y diversos medios de comunicación. De forma muy lamentable, este mensaje es un rasguño a al gigante que representan las actitudes citadas en este texto.

El coronavirus ha descubierto lo más negativo de las personas alrededor del mundo, especialmente en países llenos de ignorancia y rencor como el nuestro. Las consecuencias en vidas y económicas serán muy negativas, así que debemos cuidarnos y no caer en supersticiones, rumores o, como ya está sucediendo, en políticos que se están aprovechando de la tragedia y están prometiendo cosas imposibles de hacer, así como las prometieron algunos de los que hoy están en el poder, para que, después de ganar una elección, simplemente fracasen como lo han hecho todos sus antecesores. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.