/ sábado 26 de septiembre de 2020

Más vale un amor sincero que mil admiradores

Millones de veces se ha mencionado la gran valía que tiene una pareja solidaria y responsable, sin embargo, en el contexto actual de las redes sociales, esto parece cobrar más fuerza, situación que hay que analizar para no dejarse llevar por espejismos y egoísmos que pueden arruinar la vida e impedir gozar de del auténtico amor.

Empiezo diciendo que cada quien puede tener la vida amorosa que quiera y mostrarse del modo que más le parezca en internet, esto es parte de una libertad fundamental que todos gozamos, pero no por eso dejaré de hacer unos señalamientos que me parecen importantes.

En mi experiencia como terapeuta, he visto muchos problemas de pareja que desembocan en rompimientos, en donde se crean muchos resentimientos, o lo que es peor, hijos que sufren las discordias de los padres y quienes, desgraciadamente y por una “lealtad familiar”, probablemente corran con la misma suerte.

Son varios los axiomas que rodean el concepto del amor sincero, como el refrán de “más vale un pájaro en mano, que un ciento volando”.

Vivimos tiempos llenos de egoísmo, en donde los medios de comunicación masiva, la publicidad y los estereotipos llevan a la búsqueda de una perfección en la pareja o uno mismo, situación por la que muchos individuos buscan mostrarse de la forma más atractiva en sus muros de Facebook u otras aplicaciones.

Esto es válido como lo he señalado, ¿pero a qué lleva? Para las más personas más bellas, resulta gratificante tener muchos, quizá muchísimos seguidores, que manifiesten una aprobación a los contenidos, pero ¿realmente eso sirve de algo para una relación feliz?

Enrique Serna señala, en Genealogía de la soberbia intelectual, que hay algunas mujeres muy atractivas que no tienen interés alguno en tener una relación con alguno de los que conforman el cúmulo de admiradores que le dan un like a sus fotos, pero que la cantidad de aprobaciones que reciben les resulta sumamente importante, inclusive al grado de causarles una tensión si los “me gusta” no superan algunas centenas.

De igual manera, hay que ver que muchos de los que dan ese “like” lo hacen con un sinfín de cuentas que siguen, sin ninguna intención verdadera, es más, en el caso de que pudiera haber algún tipo de encuentro, probablemente ese sujeto, miembro del “perreo cibernético”, como dice el autor mencionado, solo busque algo efímero y carnal.

Vuelvo a señalar que estas prácticas pueden ser satisfactorias para alguien, pero bien vale la pena pensar que esto no lleva más que a una especie de adicción que es sostenible de manera temporal, ya que la belleza física se acaba.

Considero una persona debe ir viviendo diversas etapas, ya que resulta hasta en un problema existencial, ver a individuos fuera de su contexto, sin el perjuicio de que eso les resulte satisfactorio, pero la mayoría de los casos terminan en una soledad y frustración irremediables, por el juez más certero del universo: el tiempo.

Personalmente creo que una relación es una apuesta de vida, además de que el valor de una pareja sincera es absoluto, nada se puede comparar con eso, ni siquiera la riqueza o el poder, elementos que resultan ínfimos al ponerlos en la balanza de la concordia y la paz.

Recalco, hay quien se puede conformar con algo diferente a lo anteriormente enunciado, pero eso no es una relación afectiva, simplemente es una vinculación condicionada que vuelve a una persona una cosa y le limita a algo tan maravilloso, quizá el único sentido que tiene la vida (Fromm), como es el amor. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Millones de veces se ha mencionado la gran valía que tiene una pareja solidaria y responsable, sin embargo, en el contexto actual de las redes sociales, esto parece cobrar más fuerza, situación que hay que analizar para no dejarse llevar por espejismos y egoísmos que pueden arruinar la vida e impedir gozar de del auténtico amor.

Empiezo diciendo que cada quien puede tener la vida amorosa que quiera y mostrarse del modo que más le parezca en internet, esto es parte de una libertad fundamental que todos gozamos, pero no por eso dejaré de hacer unos señalamientos que me parecen importantes.

En mi experiencia como terapeuta, he visto muchos problemas de pareja que desembocan en rompimientos, en donde se crean muchos resentimientos, o lo que es peor, hijos que sufren las discordias de los padres y quienes, desgraciadamente y por una “lealtad familiar”, probablemente corran con la misma suerte.

Son varios los axiomas que rodean el concepto del amor sincero, como el refrán de “más vale un pájaro en mano, que un ciento volando”.

Vivimos tiempos llenos de egoísmo, en donde los medios de comunicación masiva, la publicidad y los estereotipos llevan a la búsqueda de una perfección en la pareja o uno mismo, situación por la que muchos individuos buscan mostrarse de la forma más atractiva en sus muros de Facebook u otras aplicaciones.

Esto es válido como lo he señalado, ¿pero a qué lleva? Para las más personas más bellas, resulta gratificante tener muchos, quizá muchísimos seguidores, que manifiesten una aprobación a los contenidos, pero ¿realmente eso sirve de algo para una relación feliz?

Enrique Serna señala, en Genealogía de la soberbia intelectual, que hay algunas mujeres muy atractivas que no tienen interés alguno en tener una relación con alguno de los que conforman el cúmulo de admiradores que le dan un like a sus fotos, pero que la cantidad de aprobaciones que reciben les resulta sumamente importante, inclusive al grado de causarles una tensión si los “me gusta” no superan algunas centenas.

De igual manera, hay que ver que muchos de los que dan ese “like” lo hacen con un sinfín de cuentas que siguen, sin ninguna intención verdadera, es más, en el caso de que pudiera haber algún tipo de encuentro, probablemente ese sujeto, miembro del “perreo cibernético”, como dice el autor mencionado, solo busque algo efímero y carnal.

Vuelvo a señalar que estas prácticas pueden ser satisfactorias para alguien, pero bien vale la pena pensar que esto no lleva más que a una especie de adicción que es sostenible de manera temporal, ya que la belleza física se acaba.

Considero una persona debe ir viviendo diversas etapas, ya que resulta hasta en un problema existencial, ver a individuos fuera de su contexto, sin el perjuicio de que eso les resulte satisfactorio, pero la mayoría de los casos terminan en una soledad y frustración irremediables, por el juez más certero del universo: el tiempo.

Personalmente creo que una relación es una apuesta de vida, además de que el valor de una pareja sincera es absoluto, nada se puede comparar con eso, ni siquiera la riqueza o el poder, elementos que resultan ínfimos al ponerlos en la balanza de la concordia y la paz.

Recalco, hay quien se puede conformar con algo diferente a lo anteriormente enunciado, pero eso no es una relación afectiva, simplemente es una vinculación condicionada que vuelve a una persona una cosa y le limita a algo tan maravilloso, quizá el único sentido que tiene la vida (Fromm), como es el amor. Hasta la próxima semana.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.