/ sábado 24 de noviembre de 2018

¿Se puede lograr una buena movilidad en bicicleta?

Transportarse en dos ruedas, de forma 100% limpia para el ambiente, ha sido un tema impulsado por el gobierno, la iniciativa privada y algunos colectivos; sin embargo, nos percatamos que aún falta mucho por hacer y que algunos de los esfuerzos son una mera simulación para decir que se cuida la ecología y se fomenta la salud.

Recientemente falleció un funcionario municipal de Movilidad, quien iba sobre dos ruedas y tuvo la mala fortuna de cruzarse con un chofer que estaba infringiendo las normas viales. Esto desató una reacción importante por parte de diversos medios y de algunos grupos de la sociedad, inclusive hubo una manifestación para exigir justicia respecto al hecho.

Los beneficios de transportarse en bici son más que sabidos: mejoran la salud por el ejercicio realizado; hay cero contaminación y se congestionan menos las vías públicas, además de que se puede estacionar donde sea. Esto ha quedado demostrado en diversas ciudades europeas, en donde es común ver a personas de todo tipo, inclusive vestidas formalmente, impulsadas por su propia energía y dirigiéndose a su destino o trabajo.

También hay que señalar que, en Europa, la falta de espacio y los costos que implica tener un automotor han hecho que pedalear sea una forma muy atractiva de ir de un lugar a otro.

Ahora bien, el problema respecto a este y otros temas es que se copian mal las cosas, es decir, se propone construir vías apropiadas y promover el uso de la bici, pero sin hacer una planeación correcta y, muchas veces, solo para que se diga que hay un esfuerzo institucional.

Puebla es un claro ejemplo de ello: en el Centro Histórico hay tramos que inician, pero que no tienen continuidad, es decir, están cortadas las vías y así no funciona esto. Tenemos también el sobre costo, como el realizado por el régimen de Moreno Valle, el cual ha llevado a gastar hasta 30 veces más el costo de las ciclopistas, las cuales distan de ser funcionales, como prueba tenemos el cruce con un puente que obligaría a los bikers a arrastrarse si es quieren pasar.

También hay que decir que hay tramos que no son usados y que han desalentado el consumo en los establecimientos que se encuentran enfrente, además de que algunos de los carriles destinados a los amigos del pedal son ocupados por vendedores ambulantes, es decir, las ciclovías sirven para muchas cosas, pero no totalmente para el uso original. El colmo es que donde deberían ser necesarias no existen, haciendo un peligro el circular.

Ahora bien, no solo es culpa de quienes diseñan las calles, también tenemos una cultura muy pobre en cuanto al uso de la bicicleta, además de una falta de educación vial, tanto por los bikers, como de los automovilistas. Es común ver ciclistas circulando en sentido contrario o pasarse el alto de los semáforos, recordemos que este trasporte también es un vehículo y debe respetar el reglamento de tránsito. De igual manera observamos a conductores que no guardan la distancia debida respecto a los amigos de la pedaleada, al igual que estos se van metiendo entre los carriles, así como también lo hacen las motos. En conclusión, esto se vuelve un caos en donde cualquiera puede verse afectado.

Pienso que si se pudiera aplicar un diseño urbano como el de Ámsterdam, Holanda o Burdeos Francia, las cosas no serían muy diferentes respecto a este momento, ya que la actitud de los ciudadanos es lo que hace la diferencia. Haciendo una comparación incómoda, pero real, la Constitución de EU tiene solo 7 artículos con 27 enmiendas y el respeto a la legalidad es notable; en México tenemos una Carta Magna de 136 artículos y centenares de reformas, además de una diversidad de leyes que crean un océano de disposiciones jurídicas, pero el marco normativo es constantemente violado. En conclusión, faltan muchos elementos para que la bici pueda ser usada óptimamente y dudo mucho que una sola acción de gobierno pueda dar solución a este problema. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.


Transportarse en dos ruedas, de forma 100% limpia para el ambiente, ha sido un tema impulsado por el gobierno, la iniciativa privada y algunos colectivos; sin embargo, nos percatamos que aún falta mucho por hacer y que algunos de los esfuerzos son una mera simulación para decir que se cuida la ecología y se fomenta la salud.

Recientemente falleció un funcionario municipal de Movilidad, quien iba sobre dos ruedas y tuvo la mala fortuna de cruzarse con un chofer que estaba infringiendo las normas viales. Esto desató una reacción importante por parte de diversos medios y de algunos grupos de la sociedad, inclusive hubo una manifestación para exigir justicia respecto al hecho.

Los beneficios de transportarse en bici son más que sabidos: mejoran la salud por el ejercicio realizado; hay cero contaminación y se congestionan menos las vías públicas, además de que se puede estacionar donde sea. Esto ha quedado demostrado en diversas ciudades europeas, en donde es común ver a personas de todo tipo, inclusive vestidas formalmente, impulsadas por su propia energía y dirigiéndose a su destino o trabajo.

También hay que señalar que, en Europa, la falta de espacio y los costos que implica tener un automotor han hecho que pedalear sea una forma muy atractiva de ir de un lugar a otro.

Ahora bien, el problema respecto a este y otros temas es que se copian mal las cosas, es decir, se propone construir vías apropiadas y promover el uso de la bici, pero sin hacer una planeación correcta y, muchas veces, solo para que se diga que hay un esfuerzo institucional.

Puebla es un claro ejemplo de ello: en el Centro Histórico hay tramos que inician, pero que no tienen continuidad, es decir, están cortadas las vías y así no funciona esto. Tenemos también el sobre costo, como el realizado por el régimen de Moreno Valle, el cual ha llevado a gastar hasta 30 veces más el costo de las ciclopistas, las cuales distan de ser funcionales, como prueba tenemos el cruce con un puente que obligaría a los bikers a arrastrarse si es quieren pasar.

También hay que decir que hay tramos que no son usados y que han desalentado el consumo en los establecimientos que se encuentran enfrente, además de que algunos de los carriles destinados a los amigos del pedal son ocupados por vendedores ambulantes, es decir, las ciclovías sirven para muchas cosas, pero no totalmente para el uso original. El colmo es que donde deberían ser necesarias no existen, haciendo un peligro el circular.

Ahora bien, no solo es culpa de quienes diseñan las calles, también tenemos una cultura muy pobre en cuanto al uso de la bicicleta, además de una falta de educación vial, tanto por los bikers, como de los automovilistas. Es común ver ciclistas circulando en sentido contrario o pasarse el alto de los semáforos, recordemos que este trasporte también es un vehículo y debe respetar el reglamento de tránsito. De igual manera observamos a conductores que no guardan la distancia debida respecto a los amigos de la pedaleada, al igual que estos se van metiendo entre los carriles, así como también lo hacen las motos. En conclusión, esto se vuelve un caos en donde cualquiera puede verse afectado.

Pienso que si se pudiera aplicar un diseño urbano como el de Ámsterdam, Holanda o Burdeos Francia, las cosas no serían muy diferentes respecto a este momento, ya que la actitud de los ciudadanos es lo que hace la diferencia. Haciendo una comparación incómoda, pero real, la Constitución de EU tiene solo 7 artículos con 27 enmiendas y el respeto a la legalidad es notable; en México tenemos una Carta Magna de 136 artículos y centenares de reformas, además de una diversidad de leyes que crean un océano de disposiciones jurídicas, pero el marco normativo es constantemente violado. En conclusión, faltan muchos elementos para que la bici pueda ser usada óptimamente y dudo mucho que una sola acción de gobierno pueda dar solución a este problema. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.