/ jueves 7 de julio de 2022

¿Se puede ser de izquierda viviendo con lujos?

Voltaire pertenecía a una clase acomodada; Fidel Castro tenía un gran gusto por los Rolex; y recientemente fue captado Pablo Gómez comiendo en un lujoso restaurante, como estos, tenemos muy diversos ejemplos que han sido duramente criticados, sin embargo, hay que hacer un cuidadoso análisis para no caer en expresiones rencorosas y poco fundadas.


Últimamente se han vuelto noticias los diversos episodios donde un servidor público se encuentra en un lugar caro o a bordo de un vehículo de lujo, personalmente creo que hay cosas mucho más importantes que atender, no obstante, esto tiene gran atención debido al imaginario social que posee la mayoría de la población.

Empecemos señalando que vivimos una gran contradicción y simulación. La primera la vemos cuando la publicidad maneja los conceptos de exclusividad o distinción en productos y servicios, mucha gente aspira a tener boletos vip y/o preferentes para ir al cine, conciertos o hasta para no hacer cola en el banco; pero por otro lado tenemos un gran reproche, envidia y hasta odio para quien tiene esos privilegios. La simulación la encontramos cuando se implementan medidas que no reducen la corrupción y el abuso substancialmente, pero que son muy populares en quien posee un resentimiento social, como el quitar seguro de gastos médicos, facturación de comidas y choferes a funcionarios, recordemos que eso es una minucia en comparación los “moches” y sobrevaluación de obra pública, elementos que son los que realmente los que desfalcan al erario.

Ahora bien, recordemos lo que significa ser de izquierda, lo cual dista mucho de afiliarse a un partido político que dice ser tener esa ideología. Empecemos señalando que hay diversas corrientes de esta tendencia política, pero en términos generales podemos señalar que existe una defensa de las libertades, una actitud tolerante y encaminada a la igualdad social, reduciendo la jerarquización de los individuos.

Ser de izquierda no es ser pobre, vestir fachosamente, consumir droga, estar tatuado o escuchar a Sabina, esas son actitudes que cualquiera puede realizar, en ejercicio de sus libertades y que no son reprochables, mientras no afecten derechos de terceros.

Ser de izquierda tampoco es idealizar la pobreza, eso lo hemos en cosas como la cinta Nosotros los pobres o la propaganda política, donde un candidato se muestra amistoso con personas pertenecientes a grupos vulnerables.

Decía Octavio Paz que: Más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad, situación que es aprovechada por quienes lucran con la lástima, situación muy cotidiana en nuestro México, es por eso que tener algo es visto de mala manera, aunque en el fondo es lo que quiere la mayoría, para lo cual tenemos el ejemplo de tantos obreros que llegaron a ser líderes sindicales y vivieron al estilo de lo que tanto criticaron.

Un hombre tiene derecho a trabajar, ganar dinero y comprarse lo que guste: una casa en buen fraccionamiento, autos deportivos y trajes finos, sin dejar de ser de izquierda, eso se demuestra por sus acciones y convicciones a favor de esa causa, lo cual es independientes de su patrimonio.

Es más, recordamos que muchos de los grandes personajes de la izquierda han sido de origen acomodado, pienso ahora en Jean Paul Sartre, quien fue cuestionado acerca de su estilo aristócrata de vida, el cual respondió: si uno denuncia las contradicciones del sistema criticado, aun viviendo en él, uno sigue perteneciendo al bloque contrario a la derecha.

Las denuncias mencionadas se pueden hacer mediante opiniones públicas o las acciones que busquen contrarrestar la injusticia social, como las que hacen muchos patrones con sus empleados, recalcando que el socialismo y la izquierda son cosas muy diferentes.

Si un político, con dinero de su salario establecido y aprobado oficialmente, quiere ir tomarse un par de finos whiskies, comer un jugoso corte acompañado de un buen vino y tomar un fino licor como digestivo, está en todo su derecho.

Esto aplica también para un académico o un intelectual a todo aquel que se esfuerce por vivir bien, lo cual no es opuesto a promover la ideología citada y luchar por un mundo con menos diferencias, lo cual no surge de quitarle a unos para darle a otros, sino de que todos tengamos la oportunidad de progresar. Hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Voltaire pertenecía a una clase acomodada; Fidel Castro tenía un gran gusto por los Rolex; y recientemente fue captado Pablo Gómez comiendo en un lujoso restaurante, como estos, tenemos muy diversos ejemplos que han sido duramente criticados, sin embargo, hay que hacer un cuidadoso análisis para no caer en expresiones rencorosas y poco fundadas.


Últimamente se han vuelto noticias los diversos episodios donde un servidor público se encuentra en un lugar caro o a bordo de un vehículo de lujo, personalmente creo que hay cosas mucho más importantes que atender, no obstante, esto tiene gran atención debido al imaginario social que posee la mayoría de la población.

Empecemos señalando que vivimos una gran contradicción y simulación. La primera la vemos cuando la publicidad maneja los conceptos de exclusividad o distinción en productos y servicios, mucha gente aspira a tener boletos vip y/o preferentes para ir al cine, conciertos o hasta para no hacer cola en el banco; pero por otro lado tenemos un gran reproche, envidia y hasta odio para quien tiene esos privilegios. La simulación la encontramos cuando se implementan medidas que no reducen la corrupción y el abuso substancialmente, pero que son muy populares en quien posee un resentimiento social, como el quitar seguro de gastos médicos, facturación de comidas y choferes a funcionarios, recordemos que eso es una minucia en comparación los “moches” y sobrevaluación de obra pública, elementos que son los que realmente los que desfalcan al erario.

Ahora bien, recordemos lo que significa ser de izquierda, lo cual dista mucho de afiliarse a un partido político que dice ser tener esa ideología. Empecemos señalando que hay diversas corrientes de esta tendencia política, pero en términos generales podemos señalar que existe una defensa de las libertades, una actitud tolerante y encaminada a la igualdad social, reduciendo la jerarquización de los individuos.

Ser de izquierda no es ser pobre, vestir fachosamente, consumir droga, estar tatuado o escuchar a Sabina, esas son actitudes que cualquiera puede realizar, en ejercicio de sus libertades y que no son reprochables, mientras no afecten derechos de terceros.

Ser de izquierda tampoco es idealizar la pobreza, eso lo hemos en cosas como la cinta Nosotros los pobres o la propaganda política, donde un candidato se muestra amistoso con personas pertenecientes a grupos vulnerables.

Decía Octavio Paz que: Más que el brillo de la victoria, nos conmueve la entereza ante la adversidad, situación que es aprovechada por quienes lucran con la lástima, situación muy cotidiana en nuestro México, es por eso que tener algo es visto de mala manera, aunque en el fondo es lo que quiere la mayoría, para lo cual tenemos el ejemplo de tantos obreros que llegaron a ser líderes sindicales y vivieron al estilo de lo que tanto criticaron.

Un hombre tiene derecho a trabajar, ganar dinero y comprarse lo que guste: una casa en buen fraccionamiento, autos deportivos y trajes finos, sin dejar de ser de izquierda, eso se demuestra por sus acciones y convicciones a favor de esa causa, lo cual es independientes de su patrimonio.

Es más, recordamos que muchos de los grandes personajes de la izquierda han sido de origen acomodado, pienso ahora en Jean Paul Sartre, quien fue cuestionado acerca de su estilo aristócrata de vida, el cual respondió: si uno denuncia las contradicciones del sistema criticado, aun viviendo en él, uno sigue perteneciendo al bloque contrario a la derecha.

Las denuncias mencionadas se pueden hacer mediante opiniones públicas o las acciones que busquen contrarrestar la injusticia social, como las que hacen muchos patrones con sus empleados, recalcando que el socialismo y la izquierda son cosas muy diferentes.

Si un político, con dinero de su salario establecido y aprobado oficialmente, quiere ir tomarse un par de finos whiskies, comer un jugoso corte acompañado de un buen vino y tomar un fino licor como digestivo, está en todo su derecho.

Esto aplica también para un académico o un intelectual a todo aquel que se esfuerce por vivir bien, lo cual no es opuesto a promover la ideología citada y luchar por un mundo con menos diferencias, lo cual no surge de quitarle a unos para darle a otros, sino de que todos tengamos la oportunidad de progresar. Hasta la próxima.


Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.