/ sábado 27 de marzo de 2021

El “Indio” Fernández y el atractivo de la masculinidad

Actualmente tenemos a actores que son físicamente bellos, condición que se ha vuelto un estereotipo que va cambiando conforme a las circunstancias, pero bien vale la pena reflexionar y ver que, históricamente y dentro de una realidad, la masculinidad puede resultar más atractiva.

La belleza es un valor y, como tal, responde a una construcción social que resulta muy variable. Es indudable que este axioma toma más relevancia en el género femenino, situación que se presta a muchas controversias, pero es algo indudable. En el caso de los varones hemos visto en esta época, así como en algunas otras, la exaltación de la belleza, situación que vemos con diversos actores que participan en el cine o la televisión y que resultan atractivos al público femenino, sin embargo, recordemos que precisamente esto se trata de actuar, lo cual significa que se muestra una ficción que no corresponde plenamente a lo que pasa en la sociedad.

El día de ayer se hubiera celebrado el cumpleaños de Emilio Fernández Romo, desdiente de un pueblo originario y que se convirtió en uno de los grandes del cine nacional, amén de sus participaciones internacionales.

El “Indio” participó en el movimiento revolucionario, específicamente en el levantamiento de Adolfo de la Huerta, situación que lo llevó a estar preso, para luego ser auxiliado por sus compañeros para hacer estallar un muro de la carcel y poder escapar, desde ahí se notaba que su vida iba a ser auténticamente una película.

Huyó a los Estados Unidos, en donde desempeñó trabajos modestos, pero la suerte le sonrió un día que fue visto, bailando tango, por Rodolfo Valentino, situación que inició una amistad que le permitió al mexicano incursionar en el cine norteamericano, es más, se dice que Fernández le enseñó el baile argentino al galan por antonomasia del cien mudo.

Fernández también entabló amistad con algunos de los gángsters de la época y demostraba su talento de manera notable. Su imagen tenía mucho impacto, al grado de servir de modelo para la estatuilla que se otorga a los ganadores de los premios Óscar.

Al igual que Dolores del Rio, Emilio regresó a México con una gran experiencia que lo llevó a estelarizar grandes cintas, junto con la actriz citada, Pedro Armendáriz y María Félix, forjaron una época dorada que supera a otras figuras, como Pedro Infante o Jorge Negrete y, desde luego, a esos pseudo buen cine contemporáneo, en donde las groserías y argumentos pobres inundan las salas de cine (cuando no había pandemia); además de encontrarnos con auténticas burlas para los verdaderos conocedores del séptimo arte, como la que señala que Yalizta Aparicio es buena actriz, pero ese es otro tema.

Fernández se mostraba en diversos roles: un patrón malencarado, un hombre del pueblo y desde luego como soldado de la Revolución, ya que contribuyó a ese gran esfuerzo por legitimar e idealizar el movimiento revolucionario, La Cucaracha es la mejor muestra de ello y su papel del coronel Antonio Zeta, creando una escena emblemática, en donde se enfrenta con Pedro Armendáriz por el amor de “La Doña”, derrochando una hombría que ya no es común.

En ese sentido, debemos recordar que el atractivo más importante que muestra un varón es la seguridad, la capacidad para afrontar situaciones y salir avantes de ellas, todo esto es parte de una masculinidad tradicional que yo considero positiva.

Hay que señalar que ser masculino es diferente a ser machista o misógino; es el conjunto de características sociales y biológicas que identifican a un género, el cual es parte de la construcción de la sociedad.

Con el debido respeto, pero sin estar mintiendo, actualmente vemos cada vez más a hombres débiles, fijados más en sus fotos de las redes que en la búsqueda de ser socialmente útil, situación que es compensada en la adhesión de causas no prioritarias, como la adopción de perros. Es obvio que este tipo de actividades constituyen un derecho de quien las realiza, pero no podemos negar que esto desemboca en problemas emocionales y un egoísmo que afecta al propio individuo y a una sociedad en donde la noción de la valentía y el honor se ha debilitado.

Por todo lo anterior, creo que es bueno apreciar los valores esgrimidos por Emilio Fernández, no porque crea que es una panacea a los problemas actuales, sino porque considero que ese estereotipo de varón contribuía a la conformación de una sociedad en donde había mayor respeto y paz, además del reconocimiento a una vida de aventuras y éxitos cinematográficos, cuya calidad es muy superior a lo que vemos hoy en día. Feliz cumpleaños Emilio “Indio” Fernández donde quiera que estés. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.

Actualmente tenemos a actores que son físicamente bellos, condición que se ha vuelto un estereotipo que va cambiando conforme a las circunstancias, pero bien vale la pena reflexionar y ver que, históricamente y dentro de una realidad, la masculinidad puede resultar más atractiva.

La belleza es un valor y, como tal, responde a una construcción social que resulta muy variable. Es indudable que este axioma toma más relevancia en el género femenino, situación que se presta a muchas controversias, pero es algo indudable. En el caso de los varones hemos visto en esta época, así como en algunas otras, la exaltación de la belleza, situación que vemos con diversos actores que participan en el cine o la televisión y que resultan atractivos al público femenino, sin embargo, recordemos que precisamente esto se trata de actuar, lo cual significa que se muestra una ficción que no corresponde plenamente a lo que pasa en la sociedad.

El día de ayer se hubiera celebrado el cumpleaños de Emilio Fernández Romo, desdiente de un pueblo originario y que se convirtió en uno de los grandes del cine nacional, amén de sus participaciones internacionales.

El “Indio” participó en el movimiento revolucionario, específicamente en el levantamiento de Adolfo de la Huerta, situación que lo llevó a estar preso, para luego ser auxiliado por sus compañeros para hacer estallar un muro de la carcel y poder escapar, desde ahí se notaba que su vida iba a ser auténticamente una película.

Huyó a los Estados Unidos, en donde desempeñó trabajos modestos, pero la suerte le sonrió un día que fue visto, bailando tango, por Rodolfo Valentino, situación que inició una amistad que le permitió al mexicano incursionar en el cine norteamericano, es más, se dice que Fernández le enseñó el baile argentino al galan por antonomasia del cien mudo.

Fernández también entabló amistad con algunos de los gángsters de la época y demostraba su talento de manera notable. Su imagen tenía mucho impacto, al grado de servir de modelo para la estatuilla que se otorga a los ganadores de los premios Óscar.

Al igual que Dolores del Rio, Emilio regresó a México con una gran experiencia que lo llevó a estelarizar grandes cintas, junto con la actriz citada, Pedro Armendáriz y María Félix, forjaron una época dorada que supera a otras figuras, como Pedro Infante o Jorge Negrete y, desde luego, a esos pseudo buen cine contemporáneo, en donde las groserías y argumentos pobres inundan las salas de cine (cuando no había pandemia); además de encontrarnos con auténticas burlas para los verdaderos conocedores del séptimo arte, como la que señala que Yalizta Aparicio es buena actriz, pero ese es otro tema.

Fernández se mostraba en diversos roles: un patrón malencarado, un hombre del pueblo y desde luego como soldado de la Revolución, ya que contribuyó a ese gran esfuerzo por legitimar e idealizar el movimiento revolucionario, La Cucaracha es la mejor muestra de ello y su papel del coronel Antonio Zeta, creando una escena emblemática, en donde se enfrenta con Pedro Armendáriz por el amor de “La Doña”, derrochando una hombría que ya no es común.

En ese sentido, debemos recordar que el atractivo más importante que muestra un varón es la seguridad, la capacidad para afrontar situaciones y salir avantes de ellas, todo esto es parte de una masculinidad tradicional que yo considero positiva.

Hay que señalar que ser masculino es diferente a ser machista o misógino; es el conjunto de características sociales y biológicas que identifican a un género, el cual es parte de la construcción de la sociedad.

Con el debido respeto, pero sin estar mintiendo, actualmente vemos cada vez más a hombres débiles, fijados más en sus fotos de las redes que en la búsqueda de ser socialmente útil, situación que es compensada en la adhesión de causas no prioritarias, como la adopción de perros. Es obvio que este tipo de actividades constituyen un derecho de quien las realiza, pero no podemos negar que esto desemboca en problemas emocionales y un egoísmo que afecta al propio individuo y a una sociedad en donde la noción de la valentía y el honor se ha debilitado.

Por todo lo anterior, creo que es bueno apreciar los valores esgrimidos por Emilio Fernández, no porque crea que es una panacea a los problemas actuales, sino porque considero que ese estereotipo de varón contribuía a la conformación de una sociedad en donde había mayor respeto y paz, además del reconocimiento a una vida de aventuras y éxitos cinematográficos, cuya calidad es muy superior a lo que vemos hoy en día. Feliz cumpleaños Emilio “Indio” Fernández donde quiera que estés. Hasta la próxima.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; síganme en facebook por mi nombre y en twitter: @vicente_aven.