/ sábado 21 de abril de 2018

Las fantasías e injurias que habrá en el debate presidencial



Después de 6 años se dan cita los candidatos a la primera magistratura. Este ejercicio democrático permite apreciar las opiniones y alegatos que se hacen los distintos personajes, lo cual es algo muy positivo; sin embargo, la mentira y la difamación son el común denominador de unas campañas destinadas a una población desgraciadamente ignorante y manipulable en buena parte, por lo que hay que tener mucho cuidado con lo que dicen los aspirantes a jefe de estado.

Fue en 1994 cuando se realizó por primera vez este ejercicio, contando con la presencia de las 3 principales fuerzas políticas, las cuales estaban representadas por individuos que podían tener muchos defectos, pero conservaban algo de decencia e identidad por sus partidos. Ernesto Zedillo, un priista de los llamados tecnocrátas que siempre fue fiel al estilo del tricolor; Cuauhtémoc Cárdenas, un hombre que vivió del sistema, pero que se separó por una convicción legítima y le ha sido fiel a la izquierda desde entonces; Diego Fernández, un panista de cepa que representaba (no representa) los valores originales que dieron forma a un partido que se caracterizaba por sus convicciones firmes, antes de convertirse en una mala copia del PRI. Cualquiera de los 3 valía más que muchos de los que aspiran a un puesto hoy. Basta hacer una comparación, en el ámbito poblano, con Eduardo Rivera o Roxana Luna, quienes fueron víctimas de los ataques del morenovallismo, pero quienes han vendido su dignidad por aparecer bajo la coalición de un régimen que ha convertido a Puebla en un lugar inseguro. Si el ex alcalde y la ex aspirante a la gubernatura no se respetan a sí mismos y olvidan súbitamente lo que manifestaron en su defensa ¿Qué nos garantiza que cumplirán lo que ahora prometen?

Pues bien, la política nunca se ha sujetado a la ética, pero creo que al menos hace unas 2 décadas había más de la necesaria decencia entre sus protagonistas, además de que los niveles educativos y reflexivos han bajado estrepitosamente, convirtiendo a nuestro pobre país en un lugar donde se puede creer la mentira más grande. En primer lugar hay que tener cuidado con el tipo de ataques, creo que el hecho de que alguien use un reloj o un transporte determinado, no implica que no pueda ser un mal o buen gobernante. El problema de las finanzas nacionales no está en quitar diputados o bajar altos salarios de funcionarios, está en la corrupción, “moches” y sobrecosto de la obra pública.

Algo que nos ha dejado la publicidad actual es pensar que alguien guapo o de piel blanca es mejor persona, así que hay que dejar del lado el físico y pensar en la capacidad, independientemente si se trata de un hombre, mujer, joven, indígena o discapacitado, esos no son factores para ser mejor o peor gobernante, no obstante, el Photoshop se ha vuelto un recurso muy usado para parecer guapo o guapa, al grado de haber una diferencia enorme entre un candidato en vivo respecto a su foto en un espectacular.

En cuanto a propuestas no hay que pecar de ingenuidad y pensar que con solo leyes se pueden subir los salarios y bajar los impuestos; tampoco pensar que cualquier cosa es posible haciendo consultas abiertas. Proponer es muy fácil, mencionar el modo cómo hacerlo es difícil y llevar a la realidad esas afirmaciones es lo realmente complejo.

También no hay que caer en alusiones históricas ni religiosas: es absurdo pensar que se pueda instaurar en México un régimen socialista, ese sistema pertenece a un pasado muy alejado y que es imposible, por causas internas y externas, que exista en nuestro país. También quien quiera hacer alusión a dios o a Jesús, como ya ha sucedido, nos remite a lo peor de la Edad Media.

Esperemos que el debate sea de altura, aunque en nuestra débil democracia los chismes, fantasías e injurias son más efectivos que las propuestas serias y viables.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.



Después de 6 años se dan cita los candidatos a la primera magistratura. Este ejercicio democrático permite apreciar las opiniones y alegatos que se hacen los distintos personajes, lo cual es algo muy positivo; sin embargo, la mentira y la difamación son el común denominador de unas campañas destinadas a una población desgraciadamente ignorante y manipulable en buena parte, por lo que hay que tener mucho cuidado con lo que dicen los aspirantes a jefe de estado.

Fue en 1994 cuando se realizó por primera vez este ejercicio, contando con la presencia de las 3 principales fuerzas políticas, las cuales estaban representadas por individuos que podían tener muchos defectos, pero conservaban algo de decencia e identidad por sus partidos. Ernesto Zedillo, un priista de los llamados tecnocrátas que siempre fue fiel al estilo del tricolor; Cuauhtémoc Cárdenas, un hombre que vivió del sistema, pero que se separó por una convicción legítima y le ha sido fiel a la izquierda desde entonces; Diego Fernández, un panista de cepa que representaba (no representa) los valores originales que dieron forma a un partido que se caracterizaba por sus convicciones firmes, antes de convertirse en una mala copia del PRI. Cualquiera de los 3 valía más que muchos de los que aspiran a un puesto hoy. Basta hacer una comparación, en el ámbito poblano, con Eduardo Rivera o Roxana Luna, quienes fueron víctimas de los ataques del morenovallismo, pero quienes han vendido su dignidad por aparecer bajo la coalición de un régimen que ha convertido a Puebla en un lugar inseguro. Si el ex alcalde y la ex aspirante a la gubernatura no se respetan a sí mismos y olvidan súbitamente lo que manifestaron en su defensa ¿Qué nos garantiza que cumplirán lo que ahora prometen?

Pues bien, la política nunca se ha sujetado a la ética, pero creo que al menos hace unas 2 décadas había más de la necesaria decencia entre sus protagonistas, además de que los niveles educativos y reflexivos han bajado estrepitosamente, convirtiendo a nuestro pobre país en un lugar donde se puede creer la mentira más grande. En primer lugar hay que tener cuidado con el tipo de ataques, creo que el hecho de que alguien use un reloj o un transporte determinado, no implica que no pueda ser un mal o buen gobernante. El problema de las finanzas nacionales no está en quitar diputados o bajar altos salarios de funcionarios, está en la corrupción, “moches” y sobrecosto de la obra pública.

Algo que nos ha dejado la publicidad actual es pensar que alguien guapo o de piel blanca es mejor persona, así que hay que dejar del lado el físico y pensar en la capacidad, independientemente si se trata de un hombre, mujer, joven, indígena o discapacitado, esos no son factores para ser mejor o peor gobernante, no obstante, el Photoshop se ha vuelto un recurso muy usado para parecer guapo o guapa, al grado de haber una diferencia enorme entre un candidato en vivo respecto a su foto en un espectacular.

En cuanto a propuestas no hay que pecar de ingenuidad y pensar que con solo leyes se pueden subir los salarios y bajar los impuestos; tampoco pensar que cualquier cosa es posible haciendo consultas abiertas. Proponer es muy fácil, mencionar el modo cómo hacerlo es difícil y llevar a la realidad esas afirmaciones es lo realmente complejo.

También no hay que caer en alusiones históricas ni religiosas: es absurdo pensar que se pueda instaurar en México un régimen socialista, ese sistema pertenece a un pasado muy alejado y que es imposible, por causas internas y externas, que exista en nuestro país. También quien quiera hacer alusión a dios o a Jesús, como ya ha sucedido, nos remite a lo peor de la Edad Media.

Esperemos que el debate sea de altura, aunque en nuestra débil democracia los chismes, fantasías e injurias son más efectivos que las propuestas serias y viables.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.