/ miércoles 28 de febrero de 2024

Sucesión vista en el espejo cardenista

@IsaacPalestinaD

En diferentes mañaneras, el presidente Andrés Manuel López Obrador reflexionó sobre su sucesión en el espejo de Lázaro Cárdenas, ya que a diferencia de éste, afirmó que él no se equivocaría, haciendo referencia al perfil político del poblano Manuel Avíla Camacho.

Un poco de contexto. El general Lázaro Cárdenas cortó de tajo la concentración del poder político del “jefe máximo de la Revolución”, Plutarco Elias Calles, e inició una administración de corte social, que para muchos sectores de la época fue considerada socialista. Su administración destaca por la creación de instituciones como el PRI (Partido de la Revolución Institucional), la reforma para pasar de cuatrienios a sexenios, la expropiación petrolera y un amplio programa de creación de ejidos para repartir tierra a campesinos.

Sin embargo, la inercia centralista del poder político continuó, y aunque a nivel nacional hubo importantes avances, en los estados, regiones y localidades más apartadas siguió imperando la ley de los cacicazgos que hasta nuestras fechas siguen vigentes. Un ejemplo perfecto es Puebla, donde a la par que Cárdenas gobernó un personaje reaccionario, ultraconservador y profundamente autoritario: Maximino Ávila Camacho, mismo que se empoderó con las clases medias y altas con el fin de disputar la Presidencia de la República.

Estas inconformidades, presiones y boicots proliferaron, generando un ambiente de tensión que provocó que Lázaro Cárdenas optará por impulsar a un personaje moderado en lugar de uno de sus más cercanos colaboradores, el general Francisco J. Mujica.

Esta consideración la reiteró el presidente en sus mañaneras, y comprendiendo esa narrativa Claudia Sheinbaum se colocó como una de las favoritas entre la población, sin embargo, algo que ni Cárdenas, ni Obrador lograron transformar, es la realidad política de las localidades más apartadas. De hecho, todo parece indicar que en las posiciones políticas de Morena se ha privilegiado a perfiles que abonen a ganar elecciones, aunque no necesariamente a construir un ambiente de proliferación de bienestar en los municipios.

El modelo es interesante. La apuesta es que con el impulso federal, de manera paulatina se pueda continuar abonando cambios estructurales, que modifiquen el estado actual de las cosas, de manera descendente, o como dice el presidente, como si se estuviera barriendo las escaleras: de arriba para abajo. Solo el tiempo lo dirá.

@IsaacPalestinaD

En diferentes mañaneras, el presidente Andrés Manuel López Obrador reflexionó sobre su sucesión en el espejo de Lázaro Cárdenas, ya que a diferencia de éste, afirmó que él no se equivocaría, haciendo referencia al perfil político del poblano Manuel Avíla Camacho.

Un poco de contexto. El general Lázaro Cárdenas cortó de tajo la concentración del poder político del “jefe máximo de la Revolución”, Plutarco Elias Calles, e inició una administración de corte social, que para muchos sectores de la época fue considerada socialista. Su administración destaca por la creación de instituciones como el PRI (Partido de la Revolución Institucional), la reforma para pasar de cuatrienios a sexenios, la expropiación petrolera y un amplio programa de creación de ejidos para repartir tierra a campesinos.

Sin embargo, la inercia centralista del poder político continuó, y aunque a nivel nacional hubo importantes avances, en los estados, regiones y localidades más apartadas siguió imperando la ley de los cacicazgos que hasta nuestras fechas siguen vigentes. Un ejemplo perfecto es Puebla, donde a la par que Cárdenas gobernó un personaje reaccionario, ultraconservador y profundamente autoritario: Maximino Ávila Camacho, mismo que se empoderó con las clases medias y altas con el fin de disputar la Presidencia de la República.

Estas inconformidades, presiones y boicots proliferaron, generando un ambiente de tensión que provocó que Lázaro Cárdenas optará por impulsar a un personaje moderado en lugar de uno de sus más cercanos colaboradores, el general Francisco J. Mujica.

Esta consideración la reiteró el presidente en sus mañaneras, y comprendiendo esa narrativa Claudia Sheinbaum se colocó como una de las favoritas entre la población, sin embargo, algo que ni Cárdenas, ni Obrador lograron transformar, es la realidad política de las localidades más apartadas. De hecho, todo parece indicar que en las posiciones políticas de Morena se ha privilegiado a perfiles que abonen a ganar elecciones, aunque no necesariamente a construir un ambiente de proliferación de bienestar en los municipios.

El modelo es interesante. La apuesta es que con el impulso federal, de manera paulatina se pueda continuar abonando cambios estructurales, que modifiquen el estado actual de las cosas, de manera descendente, o como dice el presidente, como si se estuviera barriendo las escaleras: de arriba para abajo. Solo el tiempo lo dirá.