/ sábado 14 de abril de 2018

Al votar, debemos saber qué facultades tiene cada puesto

La ambición política no tiene límites; demuestra los peores aspectos de la condición humana y motivan a decir las peores mentiras con tal de lograr un voto. Los mexicanos nunca se han caracterizado por la unidad o tener claro un proyecto de nación, el país que tenemos actualmente es producto de la corrupción de gobernantes y gobernados, así que ya llega al hastío el estar repitiendo el mismo discurso de que ahora sí vendrá el cambio para bien.

Es más, el cinismo y la mentira se acentúan cada vez más, inclusive hay intentos por crear una dinastía de facto, como sucede en Puebla y Veracruz, en donde el ex gobernador quiere imponer a su esposa y el mandatario estatal a su hijo respectivamente. Esto además de los tantos presidentes municipales que buscan “heredar” el cargo a sus parientes, nada más alejado de la democracia que eso.

Ahora bien, creo que dentro de estas elecciones llenas de tantos defectos, es bueno saber qué sí y qué no pueden hacer los diferentes aspirantes a puestos de elección popular.

Todos los cargos tienen sus funciones muy determinadas en las diferentes leyes, empezando por la Constitución Política, estas son sumamente numerosas y por ello no el espacio de la editorial me resulta insuficiente, sin embargo, mencionaré los aspectos más notables de cada cargo.

Respecto al Presidente de la República, el artículo 89 de la Carta Magna menciona las facultades y obligaciones del cargo, entre las que se encuentran la promulgación de leyes, nombramiento de secretarios, uso de las fuerzas armadas, dirigir la política exterior y muchas otras. Aun siendo el cargo más importante, el mandatario federal no puede subir los salarios o cambiar el régimen de gobierno. El aumento de un sueldo depende de factores económicos, no de caprichos legislativos; y, por ejemplo, el creer que México puede adoptar un régimen socialista es absurdo, esto debido a las leyes existentes y las estructuras económicas nacionales e internacionales bajo las que se rige nuestra patria.

Un gobernador tiene también muchas facultades, pero solo dentro de su territorio y que no sean de competencia de la Federación, las cuales tuvieron un impulso hace años, cuando se propugnaba por un auténtico federalismo, sin embargo, el resultado fue que los mandatarios estatales se comportaran como modernos señores feudales, endeudando a sus entidades y designando a sus incondicionales en los órganos electorales y de fiscalización al interior del territorio. Debido a eso, el tan criticado centralismo ha vuelto a ser aplicado en algunos rubros.

Un diputado o un senador puede decir que legislará por más empleo, seguridad pública, las mujeres y otros tantos temas prioritarios, sin embargo, si los grandes problemas se arreglaran haciendo buenas leyes, creo que hace mucho que no estaríamos sufriendo. El crear normas puede ser un buen inicio, pero no es suficiente cuando su aplicación se vicia en diversas instancias. Algo que también es absurdo es proponer cadena perpetua o cientos de años de prisión a un delincuente: los aumentos a las sanciones privativas de libertad nunca, en ningún lugar del mundo, han reducido los índices delincuenciales.

Infortunadamente a los candidatos se les ve como una especie de Santa Claus o Mesías, a quien se le pide mucho y ellos, en un afán meramente electorero, dicen que sí a todo para obtener el fracaso de siempre.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.

La ambición política no tiene límites; demuestra los peores aspectos de la condición humana y motivan a decir las peores mentiras con tal de lograr un voto. Los mexicanos nunca se han caracterizado por la unidad o tener claro un proyecto de nación, el país que tenemos actualmente es producto de la corrupción de gobernantes y gobernados, así que ya llega al hastío el estar repitiendo el mismo discurso de que ahora sí vendrá el cambio para bien.

Es más, el cinismo y la mentira se acentúan cada vez más, inclusive hay intentos por crear una dinastía de facto, como sucede en Puebla y Veracruz, en donde el ex gobernador quiere imponer a su esposa y el mandatario estatal a su hijo respectivamente. Esto además de los tantos presidentes municipales que buscan “heredar” el cargo a sus parientes, nada más alejado de la democracia que eso.

Ahora bien, creo que dentro de estas elecciones llenas de tantos defectos, es bueno saber qué sí y qué no pueden hacer los diferentes aspirantes a puestos de elección popular.

Todos los cargos tienen sus funciones muy determinadas en las diferentes leyes, empezando por la Constitución Política, estas son sumamente numerosas y por ello no el espacio de la editorial me resulta insuficiente, sin embargo, mencionaré los aspectos más notables de cada cargo.

Respecto al Presidente de la República, el artículo 89 de la Carta Magna menciona las facultades y obligaciones del cargo, entre las que se encuentran la promulgación de leyes, nombramiento de secretarios, uso de las fuerzas armadas, dirigir la política exterior y muchas otras. Aun siendo el cargo más importante, el mandatario federal no puede subir los salarios o cambiar el régimen de gobierno. El aumento de un sueldo depende de factores económicos, no de caprichos legislativos; y, por ejemplo, el creer que México puede adoptar un régimen socialista es absurdo, esto debido a las leyes existentes y las estructuras económicas nacionales e internacionales bajo las que se rige nuestra patria.

Un gobernador tiene también muchas facultades, pero solo dentro de su territorio y que no sean de competencia de la Federación, las cuales tuvieron un impulso hace años, cuando se propugnaba por un auténtico federalismo, sin embargo, el resultado fue que los mandatarios estatales se comportaran como modernos señores feudales, endeudando a sus entidades y designando a sus incondicionales en los órganos electorales y de fiscalización al interior del territorio. Debido a eso, el tan criticado centralismo ha vuelto a ser aplicado en algunos rubros.

Un diputado o un senador puede decir que legislará por más empleo, seguridad pública, las mujeres y otros tantos temas prioritarios, sin embargo, si los grandes problemas se arreglaran haciendo buenas leyes, creo que hace mucho que no estaríamos sufriendo. El crear normas puede ser un buen inicio, pero no es suficiente cuando su aplicación se vicia en diversas instancias. Algo que también es absurdo es proponer cadena perpetua o cientos de años de prisión a un delincuente: los aumentos a las sanciones privativas de libertad nunca, en ningún lugar del mundo, han reducido los índices delincuenciales.

Infortunadamente a los candidatos se les ve como una especie de Santa Claus o Mesías, a quien se le pide mucho y ellos, en un afán meramente electorero, dicen que sí a todo para obtener el fracaso de siempre.

Dudas o comentarios: 22 25 64 75 05; vicente_leopoldo@hotmail.com; @vicente_aven.