/ martes 15 de septiembre de 2020

Un Grito incómodo

Este día se pone a prueba la institucionalidad de quienes ostentan el poder en Puebla, durante un Grito de Independencia que se prevé más que incómodo.

Es verdad que el gobernador Luis Miguel Barbosa y la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, ya pasaron por este ritual el año pasado, pero en un escenario totalmente diferente.

En ese entonces sabíamos que la relación no era la mejor, pero tampoco tan dañada para impedir que el manto de la cortesía política disimulara las diferencias.

A un año de distancia su relación ya pasó por muchas fracturas, la principal de ella fue la disputa por el control de la seguridad pública en la capital y que marcó un parteaguas en la relación de ambos gobernantes.

Así como en los tiempos de los panistas Rafael Moreno Valle como gobernador y Eduardo Rivera Pérez como alcalde, quienes también rompieron por un tema de seguridad cuando el primero retiró a los policías estatales que estaban asignados al municipio.

La diferencia entre estos dos panistas se tradujo un Grito de Independencia para la historia, allá en el 2011, cuando Moreno Valle excluyó al anfitrión Eduardo Rivera del balcón del propio Palacio Municipal y después se fue a celebrar un segundo Grito en la zona de los Fuertes de Loreto.

La tensión de esta noche pudiera asemejarse a la de aquellos años azules, aunque no precisamente repetirse la historia.

En sus cálculos políticos, el gobernador sabe que es mejor compartir reflectores con Claudia que ser comparado con el fallecido Moreno Valle en caso de hacer un desplante similar.

Aunque habrá muchos ojos deseosos de ver ese momento, eso no ocurrirá.

Lo que sí habrá que observar con atención es el lugar que ocupan Claudia Rivera y el presidente de la Junta de Gobierno en el Congreso del Estado, Gabriel Biestro Medinilla, quienes desde hace unos meses se aventaron el primer round con miras a la candidatura de Morena a la presidencia municipal de Puebla para 2021.

Muy cercanos en el pasado, hoy antagónicos del mismo partido.

Sabemos todos que las simpatías del gobernador están con el legislador y por eso mismo sería innecesario un espaldarazo al estilo del viejo PRI.

No son pocas las especulaciones alrededor del grito de este día y he ahí la incomodidad, pero mandar una “señal” de tinte político o confrontación puede ser contraproducente en estos tiempos de pandemia y ante un zócalo vacío a causa del coronavirus.

La tentación puede ser fuerte, pero el riesgo de ser comparado con administraciones anteriores es más alto.

Es por eso que el pronóstico es un Grito incómodo, pero sin cambios al protocolo del año anterior.

Miguel Barbosa con su esposa, Rosario Orozco, y el nuevo Comandante de la 25 Zona Militar, Rodrigo Herrera Huízar, al frente al momento del grito. Atrás, Claudia Rivera, Gabriel Biestro y el presidente del Tribunal Superior de Justicia (TSJ), Héctor Sánchez.

Al final, todos juntos como hermanos para ver los fuegos artificiales y matar suspicacias.

Al regresar del balcón, cada quien con su cada cual.

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