/ lunes 3 de mayo de 2021

En México se quiere vivir más de la lástima que del trabajo

Ahora que acaba de pasar el 1 de mayo, debemos hacer algunas reflexiones del por qué nuestra cultura laboral es pobre y existen tantos conflictos respecto a ella, un ejemplo son las comunes escenas en las que un limosnero rechaza realizar una actividad productiva; donde se pone a una persona muy modesta al lado de un político; o en la que se muestra un perro rescatado en función de una promoción personal, pero pocas veces se publican historias de éxito y de auténtico trabajo, lo cual es un elemento más de nuestro subdesarrollo.

Si algún aspirante a representante popular se promocionara relatando su vida, y lo hiciera mencionando que vivía en una casa bonita, donde solo habitaban sus padres y hermanos; que fue a un buen colegio para luego matricularse en la Ibero, Tec de Monterrey o alguna universidad de prestigio; para luego trabajar en posiciones privilegiadas o ser un buen empresario y tener actualmente una linda familia, quizá no tendría tanto éxito mercadológico respecto a otro candidato que dijera que fue pobre y que vendía chicles de pequeño porque su padre lo abandonó, además de que estudió en una escuela rural y que ahora quiere mejorar las condiciones de los más necesitados.
No estoy haciendo una calificación de ambos personajes, pero ya hemos visto muchos ejemplos de gente muy pobre que quiere compensar sus carencias mediante el robo al erario; y claro que también hay gente con muy buena formación que resulta igual de corrupta, lo importante es señalar que ser pobre no te hace honesto o buen servidor público.
Tenemos el caso también de muchos limosneros que muestran una cara triste con el fin de conmover a los transeúntes o automovilistas, pero quienes no son capaces de trabajar como obreros o peones, es más se indignan cuando se les ofrece una labor. Lo peor lo vemos en la explotación infantil, en la cual vemos escenas muy tristes y que deberían indignar a todos, pero precisamente una forma de evitar eso es no dar dinero que luego les arrebatan esos delincuentes que no tienen perdón.
La historia oficial muestra un relato de sufrimiento, en el cual un pueblo ha soportado las invasiones de España o Estados Unidos, creando una victimización que se ve en muchos ámbitos de la vida diaria.
El Teletón tiene una buena causa, eso nadie lo duda, pero lo que me parece negativo es la exposición de los niños discapacitados, al estilo de los circos de hace siglos, esos pequeños merecen respeto a su dignidad y no deberían ser exhibidos de tal manera.
Otro ejemplo lo tenemos en la supuesta protección a los pueblos indígenas mediante acciones que son una mera simulación. El solo hecho de diferenciarlos ya es una discriminación y todos deberíamos llamarnos mexicanos y no estar aludiendo al origen étnico, más en un país tan racista y clasista, en donde muchos hablan de inclusión, pero en el fondo quieren ser, conciente o inconcientemente blancos, prueba de ello la gran cantidad de filtros.
Los apoyos sociales obedecen a un elemental principio de subsidiariedad y solidaridad, pero en México han servido para fines electorales, esto además de que desgraciadamente la movilidad social es prácticamente nula, es decir, quien nace pobre es muy probable que se quede así, no importando los apoyos o educación que preste el gobierno.
Decía Octavio Paz que nos conmueve más la fortaleza ante la derrota que el brillo de la victoria, afirmación que se ratifica diariamente en nuestro país.
En conclusión, yo creo que deberíamos dejar atrás el concepto de lástima como algo positivo o ejemplar, es obvio que todos pasamos malos momentos, pero debemos superarlos y no pensar que ser pobre y haber sufrido signifique ser héroes. Busquemos cambiar la mentalidad y ver las grandes historias de éxito sin envidias o complejos, asumiendo que son algo ejemplar y digno de imitar.
Hasta la próxima semana.
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